Cap 7

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Matthew trató de alejar a Francis, el alfa no se quería apartar de encima y la potente fragancia a celo del alfa le estaba tentando a botar su plan por la borda.

Él le quería, era muy cierto. Desde que se enteró que Francis era su pareja destinada no pudo evitar sentir una inmensa necesidad de entregarse al alfa; deseaba que Francis lo marcara y lo hiciera suyo.

Pero ahora era diferente, estaban en una situación diferente a la que hubieran deseado y no iba a permitir que el alfa rompiera su ilusión de una relación feliz.

—Alfa... Muévase por favor— Pidió en un suplicante susurro, suspirando pesado al sentir la erección del mayor chocar contra su vientre. Se quitó sacándole gemidos al mayor por el constante roce de sus pieles.

Con su mano temblorosa tomó el miembro del mayor y empezó a acariciarlo haciéndolo sacar fuertes gruñidos que calaron hasta el fondo de su omega. Se tapó donde iría la marca con su mano desocupada para evitar un descontrol del alfa.

Matthew , sin nada de experiencia masturbó a Francis hasta que el mayor pudo gemir ronco y vaciarse en su mano mientras temblores le atacaban el cuerpo. Francis se dejó caer sobre él, agotado y muy satisfecho; el mayor le dejó un beso en los labios descolocándolo.

El mayor le miró y Matthew después de esos días pudo apreciar la belleza de sus ojos violetas que parecían amatistas.

Los destellos morados y el tono claro de sus ojos le hizo pestañar varias veces mientras pensaba por qué Francis le había besado de una forma tan...

Cariñosa.

—Debemos hablar Mateo— el nombre tenía esa idea, mas no pensó que fuera Francis el que la propusiera.

—Y-yo... No sé que hace aquí Francis. Pero le pido que se retire— Con pesar y con su omega chillando desesperado, Matthew se levantó dejando al mayor impresionado.

Francis asintió, comprendiendo la situación del menor.

Él le había hecho daño, le había ignorado y lo había dejado pasar vergüenza; desde antes de enterarse del lazo que compartieron, ya lo había ignorado y nunca le ofrecieron ayuda.

Él comprendía que Matthew estuviese enfadado y decepcionado, pero él estaba desnudo y tampoco volvería así a su casa, contando el hecho de que afuera llovía como si no hubiera un mañana.

Matthew comprendo que me odies, pero por favor escúchame— En la oscuridad Francis aún podía ver el rostro relleno del menor por las luces afuera.

Su rostro se iluminaba con belleza; su piel pálida y su rizo que sólo lo hacían repetirse que había encontrado a la persona perfecta y no se había dado cuenta.

—Te escucho— luego de un tiempo Matthew le habló no muy convencido, pudo ver la indecisión en su rostro y le agradeció al chico por tener compasión.

—Primero...¿Podrías prestarme algo para taparme?—

🕛🕐🕑🕒

Luego de que Matthew encendiera las luces y le prestó una bata al alfa, se dedicó a preparar café.

No negaría que estaba nervioso que hasta temblaba, pero eso no se lo demostraría al mayor.

Francis esperaba con las manos dentro de los bolsillos de la prenda y se dio cuenta que era seda.

Era muy bonita, era blanca con detalles en piedreria.

Omega GordoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora