Cap 8

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Matthew abrió los ojos ese día sintiendo un calor abrazador y suave. Se sentó como pudo en su cama y vio todo a su alrededor.

Se levantó y fue a su baño para asearse y vestirse.

Cuando estuvo listo bajó hasta la cocina donde su madre terminaba de servir el desayuno y su padre le decía algo a ella con una taza de café en la mano. Se sentó siendo rápidamente besado por su padre en la mejilla y por su madre en la frente.

—¿Amaneciste bien? —su padre se sentó a su lado y le acarició el cabello con cariño hasta dejárselo peinado de un lado opuesto a como estaba antes.

—Si... Ya no siento tanto calor, la verdad que es la primera vez que paso un celo tan tranquilamente, estoy impresionado— su madre se sentó junto a ellos y tomó sus cubiertos. Matthew empezó a comer cuando ella también lo hizo siendo seguido por su padre.

—Quizás eso sea porque tienes una perfecta armonía con tu omega. Después de todo siempre han sido muy tranquilos los dos— Matthew asintió y siguió comiendo con la mirada perdida.

—Hoy Francis quería que conociera a sus padres, pero estoy nervioso. No sé si les caiga bien—

Su padre sonrió y negó.

—Tu madre pensaba lo mismo cuando iba a conocer a tus abuelos; ustedes son tan iguales— la omega se sonrojó y bajó la mirada hasta su plato.

Sí, era muy parecido a su madre. Su madre era una mujer bajita de cabello rubio, ojos violetas y de piel pálida y pelo rizado con un mechon sobresaliente; muy gordita de rostro y de labios llenos, también de cuerpo muy curvilíneo, la mujer tenía caderas grandes y trasero grande...

Matthew definitivamente había salido a ella.

Lo único es que Matthew había sacado la altura de su padre mientras que su hermano se había quedado unos centímetros abajo.

Francis me cayó bien, es un buen alfa... De seguro tiene buenos padres— Matthew viró los ojos recordando que sus padres desconocían todo el bullying que le hacían en el instituto, por eso estaban tan emocionados con Francis.

Si supieran la verdad, los dos harían lo que fuese para acabar con la escuela y con Francis.

Matthew tampoco era tan malvado, sumando que la primera persona que sería objeto de ese odio sería Francis y no quería que colgaran a su pareja del cuello...

Si, a pesar de ir lento, Matthew nunca negaría que el alfa era su pareja destinada.

—Mamá, no te emociones mucho todavía. No sabemos como salgan las cosas. Hay que ir lento—

🕛🕐🕑🕒

Francis lo había ido a recoger en su auto.

Abrió los ojos enamorado cuando tal belleza apareció frente sus ojos. El auto era hermoso.

Francis le abrió la puerta como todo caballero, Matthew sólo entró emocionado.

El interior... Olía mucho a Francis, olía delicioso. Tuvo que hacer un esfuerzo por no suspirar gustoso por los olores.

—Huele mucho a ti— fue el comentario que Matthew soltó cuando iban a mitad de camino. Francis sólo había sonreído algo sonrojado.

—¿Eso te molesta?— preguntó nervioso y pudo ver de reojo al menor negar con efusividad.

—N-No, me encanta...Me gusta tu aroma— el alfa sonrió fascinado por la respuesta, cuando se detuvo en una luz roja se desabrochó el cinturón de seguridad para seguido quitarse la chaqueta y extendérsela al sonrojado omega.

Matthew la tomó algo confundido.

—Es para que lleves mi olor, no quiero que ningún alfa se te acerque— el tono posesivo en su voz hizo que el lobo de Matthew (y hasta él, no lo negaría) saltara emocionado y excitado —también porque tu celo acaba de terminar y hueles demasiado bien—

🕛🕐🕑🕒

Cuando llegaron se estacionaron y se bajaron bajo la atenta y sorprendida mirada de los demás estudiantes.

Francis había llegado a su lado y había descubierto un poco su cuello para meter su rostro ahí.

Empezó a lamer la zona donde su aroma se concentraba, Matthew cerró los ojos relajado por la forma en que Francis lo estaba marcando con su olor bajo la estupefacta presencia de todos los estudiantes que se asomaban sólo para ver el espectáculo que estaban dando.

Cuando Francis se separó de su cuello, le dejó un beso en la comisura de sus labios y lo tomó de la mano para caminar adentro.

Matthew iba nervioso porque todos los miraban, más que todo a él.

Porque era increíblemente sorpresivo que el fabuloso Francis Bonnefoy andase de la manos con Matthew Williams, un omega que nunca resaltó en nada más que por ser la burla del instituto.

Matthew sintió que alguien le halaba con fuerza, para la suerte de su corazón enamorado, no fue Francis quien le zarandeó de una forma violenta.

En su lugar, la bonita omega, Elizaveta; amiga de Joanna, fue quien le lastimó el brazo al momento de apartarlo del alfa.

La chica se veía roja de la molestia y su aroma, agrio y repelente, dejaba más en claro su disgusto.

—¿Es enserio... Dejaste a Joa por éste estúpido chico?— Matthew apartó su brazo y se lo sobó por el dolor, había quedado rosado, un morado le adornaría al día siguiente.

Francis había apretado sus manos en puños, al punto de que sus uñas se enterraron en sus palmas y sus nudillos se volvieron blancos.

Matthew tragó grueso pensando que Francis no diría nada y lo dejaría pasar, pero el mayor lo tomó del codo pegándolo a su cuerpo y haciendo que escondiese su rostro en su cuello.

Obvio, Matthew no se movió y se quedó inhalando su aroma para calmar los pequeños temblores que azotaban a su cuerpo.

—Hablé muy claro con tu amiguita... Y no me interesa qué coño pienses, pero si vuelves a ponerle una mano encima a mi omega voy a romperte el cuello y a todo aquel que intente pasarse de gracioso con mi novio— resaltó el "mi novio" logrando que más de uno se sorprendiese ante la posesividad del alfa.

Porque ni con sus novias era así, ni siquiera las besaba o abrazaba en público.

Matthew sintió una mano en su espalda baja y levantó la vista encontrándose con los ojos del alfa que le miraban con cariño; Francis se inclinó debido a la diferencia de alturas y le dio un beso en los labios sin importarle quien le viese.

Y Matthew lo correspondió.

Porque ese calentito y reconfortante sentimiento que se instaló en su pecho lo llamó felicidad.

Continuara...

Omega GordoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora