Ajio 7

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¿I-imitarlo? ¿Estaba hablando en serio o solo jugaba con él? No sabía que hacer, le daba vergüenza tener que enseñar eso, y peor que, tener que.. Bueno, imitar al mayor. No negaría que le gustaría saber como se siente, el mayor parecía disfrutarlo cundo lo vio. Pero ¿hacerlo delante de Ty? Estaba encima del mayor, con un evidente bulto en aquella lencería de mujer. Podía sentir algo de masa formase debajo de él, era el ecto-cuerpo del contrario. El tacto suave, el gran calor que sentía y los recuerdos obscenos del local le estaban empujando a hacerlo.
—P-puedo intentarlo.. —se remango un brazo, dejando a la vista sus pequeños huesos llenos de cicatrices y arañazos más recientes. No era algo de lo que se sentía avergonzado, aunque tampoco los mostraba con orgullo. Simplemente le daban igual, era algo que se hacía en sus ataques de pánico. Se conformaban con que sanaran bien, y si llegaban a irse con el tiempo, era feliz. Levantó poco a poco la corta falda, dejando expuesto aquella lencería vergonzosa. Metió su mano dentro, sacando a su amigo demandante de atención. Un poco pequeño, pero todavía bien para su edad. Se estremeció un poco al comenzar a moverlo, era tan extraño como placentero. Varios jadeos y suspiros comenzaban a salir de su boca, su cuerpo temblaba al mínimo movimiento. Esa sensación no se comparaba a la de besos y caricias subidas de tono, era más atrayente, no tenía palabras para expresarlo. Su cuerpo se estaba dejando llevar, cada vez haciendo más regulares los movimientos de muñeca. Era torpe, no lo podían culpar por eso, aunque intentaba hacer su mejor esfuerzo para que el mayor supiera y le explicara.

Ver de esa forma al amigo más inocente que tenía le causaba cierto conflicto. El poder del Au era fuerte, como logró corromper un alma tan pura como la del menor. De la forma que lo  hacia era intrigante, comenzando de poco a poco, pero con un fuerte enganche, hasta llegar a ese nivel de lujuria. Él tocandose en el baño y los menores de aquella forma. Puede que lo haya malinterpretado, las mantas cubrían una gran parte y su visión no era muy buena. ¡Seguro que solo fue una terrible confusión! Se armo de valor para a salir del pequeño lugar. En cuanto se encontró afuera se arrepintió de no fiarse de su instinto.
—¿Chicos? P-perdón por i-interumpirlos. —no miro más la escena y se dio la vuelta, podía escuchar los jadeos y suspiros de Ashy. Como salían tímidamente de su boca, algo tan cierto y candente. Sólo hacía falta que se imaginará al menor de forma obscena, más rápido lo piensa y más rápido lo hace. Una situación bastante incómoda, deseaba darse la vuelta y unirse con los menores, pero algo se lo impedía. Tal vez vergüenza, quien sabe, quizás los menores necesitaban intimidad. La manta no deja mucho que ver, pero por la forma en la que estaban, seguro ya habían caído en la lujuria del lugar. Aunque algo le extrañaba, no podía escuchar los gemidos del menor, solo pequeños suspiros y jadeos. Debería ser porque no querían que él se diera cuenta. Al fin de al cabo antes estaba en el baño, y lo rápido que escaló la situación daba que pensar.

La maldad interna de los menores le llegó a sorprender bastante. Ver como estaban dispuestos a matarse por unos objetos, sin más valor que el emocional, y ahora se abrazaban con esas expresiones de arrepentimiento, viéndose tan culpables e indefensos por los actos cometidos. Sentía cierta lástima por el mayor, a diferencia de sus hijos, este mostraba emociones y sentimientos reales. Otra cosa que lo enamoró en un pasado, sus sentimientos y la manera de expresarlos era algo que casi nunca tenía la oportunidad de ver. Tan nuevo y atrayente, que no resistió la tentación, cayendo en las garras del amor. Pero como todo lo bueno de esta vida termina, él dejo a su ser más amado, sin darle explicación, ni siquiera una despedida llena de falsas promesas. Sólo se fue, sin más. Su vida a partir de ese momento cayó en picado, con lo que a las emociones respecta. Conoció un grupo de esqueletos, con los que conecto rápidamente. Su falta de moral, la maldad dentro de ellos y gran deseo de odio y destrucción, sensaciones que conocía bien. Lamentablemente, sus relaciones nunca llegaron a ser verdaderas del todo, siempre los separaba una fina y resistente capa de egocentrismo. Ninguno quería abrirse y nadie lo intentaba tampoco, tan cercanos de alguna forma, pero separados por los pensamientos y forma de ser. ¿Ryu? Frío, egocéntrico y calculador. ¿Cherry? Adorable a más no poder, un mentiroso patológico y gran capacidad de manipulación. Llegó a caer varias veces en su trampa. ¿Kletz? Gran odio por cada ser viviente, fuerte y muy peligroso. Tuvo suerte de no morir en los reinicios cuando él se encontraba cerca, aprovechaba hasta la más mínima oportunidad para salir a matar sin piedad. ¿Comet? Oh, que decir de él, una apariencia tranquila, que no tiene nada que ver con su verdadero ser. ¿Caos? El caníbal del grupo, intentando comerse a sus compañeros si veía una oportunidad. Él mismo vivió varias experiencias de esas, ser de caramelo no ayudó mucho a que lo dejara en paz. ¿Nox? El más decente de todos, capaz de abondonarlos si la situación se lo permite, todo un maestro con las armas blancas. Y curiosamente el más famoso del grupo, con dos pretendientes que le ayudaron en su mejora de habilidades, a base de rechazos sordos por parte de estos dos. Quizás ya no esté en el grupo, se acordaba que tenía dos hermanos, por eso no vivía en la misma casa que ellos. Quien sabe. ¿Y como terminar sin mencionar a los líderes? Un par de hermanos capaces de todo. Su maldad no tenía límites, llegando a ser todo lo que él hubiera deseado algún día atrás. No hubiera durado mucho ahí, de no ser porque uno de ellos se apiado de él, forjando en terrible carácter con el que los abandono. Desde luego "Apple" no se lo perdonaría, como vuelva a verlo su fin se acercaría. Pero al menos, llegó a tener una "familia" en ese período de tiempo, varios del grupo lo eran por parte de padres. Un claro ejemplo, Kletz, un combo de Error y Paper Jam. También medio hermano de Brush, con lo diferente que podían ser esos dos.
—S-si, son muy lindos.. —los viejos recuerdos llegaron a él, quedándose divagando en su mente. Sin ser consciente del lugar en el que estaba, un simple abrazo vacío de los menores fue suficiente para recordarle su antigua vida.

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