Ahh 2

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Un sonrojo azulado se apodero del rostro del menor, haciéndolo ver tan lindo e indefenso. Adoraba tanto su pareja, le encantaba verlo de esa forma. Con las mejillas sonrojadas y un rostro que mostraba algo de confusión y vergüenza. Que bien que aprovecho el momento, como llegaban tarde las calles se encontraban más despejadas y podía demostrar pequeños gestos de amor. Si tan solo pudiera cuando estas estaban llenas. Le gustaba fantasear con la idea, ir agarrados de la mano, dándose algunos besos de vez en cuando. El destino no importaría, pues compartía un hermoso momento con la persona que más amaba en el multiverso. Sería demasiado lindo como para que fuera verdad, sin miedo de ser juzgados, solo una pareja más demostrando lo mucho que se quieren. Daría todo con tal de poder hacerlo realidad, hasta estaba dispuesto a renunciar a los gatos por su amado. Aquellos animales eran su pequeña obsesión, y de cierta forma, tenían varias similitudes con su novio. Ambos eran tan dignos como cualquiera, una apariencia adorable a más no poder y un carácter interiorizado de divas. ¿Como no amarlo? Si su pequeño hermano era perfecto, y no solo por aquel parecido que encontraba. Kaffee tenía su propia forma de ser y actuar, desagradable para algunos, pero lo que le enamoro a él.
¿Como negarse ante tal propuesta? Que su hermano le pida mimos o besos le mataba de amor. Estaban en plena calle y mostrar su afecto era difícil, todavía podían pillarlos y terminar mal. Pero una oportunidad así, no se repetiría en otra ocasión. Asintió con gusto, antes de abrazar y llenar de besos a su amada pareja. No siempre tenían la oportunidad de disfrutar de una sesión de besos, por lo que aprovechar era muy importante. Su paso se detuvo, quería darse su tiempo en hacer cada beso especial para el menor, sobretodo los que iban dirigidos a la boca de este. Dejando un poco de aquel chocolate en los suyos propios, una sensación tan dulce como ninguna. En un momento, dejó las carteras de ambos en el suelo, todavía no le haba dado la suya a Kaffee, pues prefería esperar a que terminará su tostada. Demasiadas eran las ganas de demostrar su amor, podía parecer que ni tiempo de respirar le daba. La emoción que sentía no la controlaba muy bien, ¿que se le podía hacer? Amaba con todo su corazón a su novio.
-¿Quieres más? Porque yo sí. -todavía ni le dio tiempo de responder cuando acerco su rostro al del contrario, lamiendo el poco chocolate que ahí había. La mayoría se fue quitando con los múltiples besos dados, dejando pocas marcas en las mejillas del menor.

Que gran satisfacción se llevó, ni un pequeño respiro se le permitió de esa sesión de mimos en la cual solo podía recibir gustoso cada muestra de afecto, como felino gruñón, entregando pequeños besos una que otra vez cuando se le daba la gran oportunidad, uniendo sus bocas en pequeño besitos. Y choquesitos suaves, tan tiernos, como pequeños malvaviscos, si, a eso sabían los besos de su amado, a malvaviscos con café, en un invierno fuerte y azotador, su amado era la calma dentro de la tormenta que aveces era su cabeza, amaba que le quiera tan cuál era sin desear cambiarle, de alguna forma, le hacía querer aprender a quererse a si mismo también.
Era un bello sentir, ese de ser amado y correspondido. ¿Podría saber algo mejor? Mejor que si actual relación y esos bellos momentos que tenían, que le hacían querer llorar, se sentía tan fantasioso que aveces tenía despertar de ese hermoso sueño, chocando con la horrible realidad, su relación jamás podrá ser buen vista y mucho menos aceptada. Por el momento es feliz con tan solo poder vivir momentos lindos a escondidas. En sus pequeños lugares secretos y horas especiales, dónde solo importaban ellos dos y el amor que se tenían. No podía esperar a llegar a la escuela y escabullirse junto a su hermano hacia su lugar de tranquilidad, bajo el mismo árbol en el cual se declararon, podría ser una tontería pero se declararon ambos el mismo día, al mismo tiempo, habían quedado en hacerlo en un lugar privado y él propuso detrás de la escuela en ese precioso jardín. Fue un día bastante curioso aquel en el que por poco cree arruinar su hermandad con Mocca, por fin se habían empezado a llevar bien y una cosa llevo a la otra haciendo que se enamoraran mutuamente, recordaba ese día con mucho cariño e una gran ilusión, fue un día realmente especial. Ah, se sentía tan cariñoso en ese momento. Tan deseoso de esos pequeños besos, que no le importaba que su rostro quedará con restos de esa pasta de chocolate, si su amado era causador de ese desastre, lo apreciaría tanto como el resto de sus muestras de afecto. Le amaba demasiado, cada parte de él le parecía lo más hermoso, desde cuándo se comportaba algo cínico y buscaba pleitos porque si, lo hayaba adorable, hasta cuándo era tímido o se apenaba cuando su falda se subida y mostraba demás, no mentiría, gozaba esos momentos en los que podía ver más haya de lo que la ropa ocultaba, quizá con algo de morbo y deseo pero en su mayoría admiración, su hermano mayor era demasiado hermoso, hasta su forma de vestir era admirable, resaltaba todas las hermosas curvas que poseia, dándole un aspecto algo andrógino pero atractivo, aveces le daban celos que otros estuvieran mirando así novio, y con el descaro de chiflarle y decir obscenidades sobre él, los golpearía, si su amado se lo permitiría, ya tuvieron problemas con eso una vez, quizás más de una, unos idiotas se atrevieron a acusarle en la escuela de que les había golpeado demasiado fuerte y, se defendió diciendo la verdad; que estaban acosando a su querido hermano mayor y que él, como pobre y débil menor, solo decidió protegerlo de esos abusivos, se libro de muchos castigos por su adorable apariencia, disfrutaba eso, usar lo que tenía para proteger a su amado, aunque esté no le permitía hacer mucho daño a otros. Ni un suspiro se escapo de su boca, cuando ya se hayaba sonriendo bobamente por su amado.
-Obvio que quiero más, siempre me haces querer más. -haciendo provecho de la cercanía le beso, en los "labios", algo más duradero. Igual de suave y cariñoso que los anteriores, incluso diría que algo más apasionado por su parte, solo era un roce superficial, jamás se podría atrever a más estando tan cerca de su casa, el temor de ser descubiertos era constante, en la escuela como en casa, solo confiaba en una persona para hablar sobre su hermoso amorío.

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