Ahh 3

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La conversación con sus amigo fluyo bastante bien, ambos hablaban de temas triviales y las típicas cosas de adolescentes. Pero de lo que más, los chismes. Al contrario le encantaba aquello, siempre se enteraba de los más recientes y jugosos. Con razón su sueño era ser periodista y no otra cosa. Bueno, le gustaría ser pintor, pero las nulas cualidades que tenía para el arte era lo que se lo impedía en su mayoría. Debería intentar tomar algunas clases de dibujo, puede que le ayuden bastante a mejorar. O puede que descarte ese sueño por completo. Siguiendo con el tema, de que estaban hablando. ¿Quien era el mejor partido de la clase? Si, cosas muy normales para unos adolescentes hormonales. Bueno, así era Iris, solo esperaba que no le volviera sacar aquel tema.

-Kingu esta bien. Tiene un toque misterioso que atrae ¿no te parece? Quizá puedas salir con él ¿y Yugen? Podría podría protegerte de tus acosadores, tiene un aire a guardián. ¿Pero sabes quien es el mejor de todos? -intentaría liar otra vez a Mocca con esa pregunta. Quería que el pequeño tuviera de una vez una pareja, que ya le tocaba. Además que tenía unos buenos pretendientes para él. No tenía que preocuparse por eso, jamás le engancharia a alguien al que no le de el visto bueno.

-Venga, ¿quien? -otra vez de lo mismo, siempre intentando buscarle pareja. Si tan solo le pudiera decir que tenía una, con eso pararía, pero claro no era tan fácil. Sólo Issei sabía de su relación incestuosa, con tantos años de amistad. Tarde o temprano debía decírselo, además de que sabía que no le juzgaría, pues el menor estaba loco por alguien de último grado, siendo él de apenas de segundo. Cada uno con sus extraños amoríos.

-¡Tú! Deja ya que te busque pareja ¡por fa! Solo mirate, podrías tener a quien quisieras. ¿Es que no quieres sentir esas mariposas en el estómago? ¿Pasar lindos momentos con tu amado? ¿Dar tu primer beso? -estaba cansado de que el contrario siempre rechazar a los pretendientes que conseguía para él ¡quería que se enamorar de una vez! Al principio solo era una vaga idea, pero luego fue cobrando más fuerza. Necesitaba que alguno de sus amigos se enamorará, no quería esperar años hasta verlos felices con su media naranja. Merecían tener los típicos romances adolescentes, tan dulces como amargos. Pero nada, Sora no mostraba interés romántico, Issei estaba demasiado obsesionado con aquel esqueleto; pese a que podía tener una linda relación con alguien de su clase. Ya le hecho el ojo a uno de los compañeros del menor, podía ser un buen candidato para ganarse su corazón, pero a este tan solo le importaba su mayor. Agh, que cansado, y empezamos a hablar de Mocca uff. Ni caso le hacia al amor, ya le gustaría a el tener esa capacidad de enamorarse. Pero sus emociones estaban limitadas a las más básicas, tristeza, alegría y enfado. A duras penas lograba entender las demás, por eso su siguiente emoción a estudiar era el miedo. Pero lo dejo a medias cuando Blush consiguió pareja, toda su atención se centro en aquel esqueleto y a tal extraño sentimiento.

-Eso suena a algo que tú quieres sentir. -reclamó con gracia al mayor. El pobre no tenía la capacidad de enamorarse y lo podía llegar a entender, pero el problema es que su corazón ya le pertenecía a alguien. Y ni siquiera podía decírselo, con lo cotilla que era, tarde o temprano acabaría sonsacándoselo. Tenía miedo de como pudiera ser su reacción, así que no daría ni una pista, la más mínima llegaría a poner en peligro su amistad.

-Y por eso podrías ayudarme. ¡Solo una cita! ¡Por fa! -que volviera a rechazar su oferta sería una desgracia. Ya la tenía planeada y todo, hacerle eso a alguien seria un feo muy grande. Aunque bueno, su plan de cita, era más un encuentro casual en la hora del almuerzo. Sora estaba dispuesta a ayudarlo con aquello, pero más por ver al candidato que le había metido a la fuerza. La menor tenía un gusto más crítico que el suyo propio, para ella, nadie era digno de su amigo. Mocca era un trozo de pan, por lo que su futura pareja debía ser igual, o al menos, estar alcancé de él. Lo que significaba, que nadie podría ni siquiera acercarsele.

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