Risas a su espalda, dedos acusadores, insultos, tampones arrojados. Ésta es la realidad de Carrie, una joven de dieciséis años marginada por sus compañeros. Su madre, una religiosa extremista, no es de mucha ayuda a la hora de intentar revertir el proceso, viendo todo aquello que se relaciona con el sexo como una referencia directa a Satanás hasta el extremo de llamar a los senos femeninos como “bultoscochinos” (no sé cómo será en inglés, pero deberían de haber visto mi cara de incredulidad cuando leí el término).
En este panorama se encuentra Carrie cuando un día, en la ducha común, en un anormal atraso, le llega su primera menstruación. Asustada e ignorante del tema, sufre un ataque de pánico que, junto a la reacción de sus compañeras, creo que posiciona esta experiencia como la peor de su vida.
Hasta ahí, todo “normal” (o, quizás, la palabra sería “real”, porque estas situaciones de bullying y exclusión no deberían de ser normales en absoluto). Tal vez Carrie podría haberse graduado un tiempo después haciendo acopio de fuerzas para ignorar las miradas burlonas, encontrar a alguien que quisiera apoyarla… pero no, el destino (o, mejor dicho, Stephen King) tenía otros planes para ella.
Desde el inicio de la historia sabemos eso: recortes de noticias, testimonios de “sobrevivientes”… todo indica que todo acabó mal. Carrie, en el entretiempo, descubre que posee poderes telequinéticos (su madre estaba muy feliz, por cierto…) y esa es la clave por la cual ella no encontrará a su apoyo en un futuro cercano: porque no lo habrá.
Lo que más me llamó la atención fue que los personajes, tiempo más tarde, hablan acerca de sí mismos y de qué los llevó a realizar ciertas acciones en el pasado. Todos tienen relación con todos, al fin y al cabo todos “más o menos” se conocían gracias al ámbito o al pueblo.
Carrie es un personaje muy bien armado cuyo progreso es visible: comenzamos con una joven acurrucada en una ducha y terminamos con alguien completamente diferente, casi en un éxtasis al ver que puede tener el mundo a sus pies. También les sucederá que nuestra amiga despertará en el lector la clásica sensación de querer apoyarla, caer en medio de la historia y decirle a sus compañeros “Por amor de Dios, déjenla en paz”. Incluso en algunos momentos querrán que algo suceda, que Carrie salga adelante, fuerte contra el mundo. Y entonces… el final.
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@TheAngelicalMadness
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Libros Reseñados
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