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Después de que Mina salió de la oficina, el señor Kim había estado muy extraño

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Después de que Mina salió de la oficina, el señor Kim había estado muy extraño. No le dirigió la mirada, ni la palabra. Incluso cuando comenzó a cantar, pareció ignorarla.

¿Que había pasado? Hace unos minutos estaba bien, hasta sonreía y le miraba con atención cuando entonaba la melodía de aquella misteriosa canción.

Hizo un puchero y se hizo detrás de él, posando sus manos en los hombros del señor Kim. Él de inmediato se tensó y por fin la miró. Sus ojos estaban tan oscuros como siempre, sin aquel brillo que habían desde ayer cuando ocurrió ese lindo encuentro entre los dos.

—¿Cuándo llegaste? — preguntó, soltando un suspiro cansado y casi, asfixiado.

Sana se sorprendió. ¿En serio no la había escuchado? Aquello preocupó su corazón, pues eso significaba que algo le afligia, que algo estaba volviendo a hacerle pensar cosas malas, negativas y feas.

—Señor Kim, ¿se encuentra bien? — preguntó ella con voz suave, sin apartarse ni un poco del cuerpo del hombre.

Escuchó un nuevo suspiro y luego, sintió la mano del señor Kim en una de las suyas posada en en el hombro del anterior mencionado. Sonrió leve por aquel detalle y se agachó un poco para dejar un beso sobre la mejilla de Taehyung.

—Usted sabe que puede decirme cualquier cosa— mencionó con tono tranquilo, apoyando su mentón sobre la cabeza del hombre, sintiendo como esté daba un leve apretón a su mano.

—Sana— murmuró con voz ténue.

—¿Sí?

—¿Por qué... Por qué confía tanto en mí? — preguntó, manteniéndose en aquella posición.

Sana claramente se sorprendió por la pregunta, pero pronto respondió, estando muy segura de lo que decía.

—Solo con verlo a los ojos sé que su alma no es mala, no del todo— contestó— Y puedo jurar que usted nunca me haría daño— añadió, soltando una leve risita.

Hubieron algunos segundos de silencio.

—Las personas no son lo que aparentan— susurró— Yo, ahora, podría hacerte daño, Sana, podría tomarte y taparte la boca para que nadie se entere. Podría golpearte, insultarte y tú terminarías herida, dañada y quizá, traumatizada—

Sana sonrió levemente.

— Podrías, pero no quieres— comentó— Señor Kim, sinceramente, usted mismo piense en eso... ¿Eso le agrada? — cuestionó, haciendo una leve mueca— No soy del todo tonta, como antes me decía, sé ahora que hay personas malas, en verdad malas. Gente que es capaz de cometer miles de barbaridades sin sentir ni un poco de remordimiento— dijo, mientras que se separaba de él, para rodearle y sentarse de lado en sus piernas, mirándolo a los ojos con fijeza— Pero, usted y yo sabemos que usted no hace parte de esa gente— aseguró— Señor Kim, hay personas que aparentan una cosa y terminan siendo otra, lo aprendí cuando aquella señora me engañó con facilidad. Sin embargo, confío en usted, sé que no me haría ningún daño— sonrió— Porque si no fuera así, no estaría acariciandome las meji-

White And Black | 𝑇𝑎𝑒𝑆𝑎𝑛𝑎 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora