Se sabe que el amor es la muerte del deber y el deber es la muerte del amor.
- Un acto imprudente dará un giro a su destino y, no sólo cambiará el suyo, si no, también el de ella.
- Enamorarse no estaba en sus planes y, mucho menos de ella, una mu...
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Kakashi mantenía oculta su identidad usando una capa con capucha y una máscara que cubría la mitad de su rostro. Lo primero que pensó fue en encontrar a Obito y hacerle saber los sentimientos de Rin pero aunque su amigo estuviera al tanto de sus sentimientos, él no podría simplemente marcharse o tendría graves problemas con el Guardián del Oeste, así que se decidió mejor en ir a buscar a alguien que sabría el veredicto de la reina.
–Lord Jiraiya no se encuentra en el castillo, y cuando no está en el castillo... - Kakashi entendió a que lugar se refería el guardia al que había preguntado la ubicación del legendario guerrero.
–Gracias, Genma, que nadie sepa que estoy aquí. - el castaño asintió hacia su amigo sin preguntar nada y regresó a su puesto.
El Hatake se dirigió hacia la propiedad de Jiraiya. Deteniéndose frente al lugar, viendo como hombres entraban y salían.
–Oh, Milord, ¿cómo lo podemos atender? - una mujer se acercó a él y posó su mano en el pecho del peligris. –¿Qué es lo que desea? ¿Un tipo en especial? - Kakashi paseo su mirada por el lugar sin contestar a las preguntas de la mujer, viendo como hombres eran seducidos por mujeres y llevados a habitaciones. –Tal vez... ¿rubias? No... no parecen su tipo... Mm... ¿castañas?
–Busco a Lord Jiraiya. Vengo a tratar asuntos con él.
–Oh... no viene por el servicio... - la mujer se alejó y lo observó más a detalle. –¿Quien lo solicita?
–Un mensajero de la casa Hatake.
–Bien... por favor, pasé por aquí. - la fémina lo llevó a otro apartado, separado por una cortina del salón principal. –Si gusta esperarlo aquí, veré si puede atenderlo. - se despidió con una sonrisa y Kakashi la observó marcharse.
El Hatake se bajó la máscara y la capucha, y observó el lugar donde se encontraba, era una de esas habitaciones de placer, la luz era más tenue y las ventanas estaban cubiertas dándole un toque más seductor al ambiente. Al estar en esa habitación no podrías saber si era de día o de noche, por lo que podían mantener al cliente por mucho tiempo derrochando dinero sin que éste se percatara de ello.
Kakashi estuvo esperando por unos minutos que se le hicieron eternos, haciéndolo sentarse en la cama que había estado evitando al desconocer que tanto habían hecho ahí, hasta que alguien entró a la habitación, llamando su atención. Una mujer de cabellos rojizos deslizó la cortina y echó un último vistazo afuera. Cuando se volteó y se encontró con el hombre sentado en la cama, se vio sorprendida por su presencia, confiando en que esa habitación estaba vacía. Lo observó unos segundos en los que ambos se mantuvieron en silencio, hasta que decidió abandonar el lugar, pero unas voces del exterior la llevaron a acercarse a Kakashi y aventarlo a la cama, haciendo que se recostara y ella se subiera sobre él y simulara besarlo cuando la cortina fue deslizada por un tercero.
