Run

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Al comienzo todo era confuso, sabia quien eras, pero apenas sabía quién era yo.
Entonces fuimos Tokyo, a París, paramos por el norte y bajamos al sur. Hacia frio, hacía calor, la música sonó en la radio, en nuestros oídos cuando compartimos audífonos. Caímos y subimos, era como cantar y como permanecer en silencio. Me dijiste que me querías cuando creíste que estaba dormido, y te dije que te amaba cuando creí que no me escuchabas. El ritmo siguió, las olas llegaron a nuestros pies en el mar de pacífico y tu corazón latía en mi oído cuando nos dormimos bajo aquel roble. El sol quemo nuestra piel, el viento congelo nuestros huesos. Nuestra respiración nos dijo que sentíamos lo mismo sin letras en español, inglés o japonés. Comimos pan, rosquillas y galletas con agua. Nos besamos y sabia a sal, estabas llorando, y luego rogando perdón. Después era yo pidiendo perdón. Una noche dijiste que no eras de aquí, mientras la luna alumbraba tu rostro. Me dijiste que solo yo era de aquí pero no entendí. Entendía que estábamos escapando, e incluso cuando no sabía dónde estaba, donde iba, sabia a donde nunca regresaría.

La música aun es distinta. 

Steve, te pregunte ¿Este es el pasado o es el futuro?

No respondiste.

Así que seguimos corriendo y la música seguía cambiando, y nuestras ropas, y los letreros en cada parada en la autopista.

Hubiera llegado antes, dijiste una vez, tuve que escapar. Me dijiste. Y ahora escapas conmigo.

¿De quién escapamos? pregunte una vez

Me respondiste que era de alguien que algún día nos atraparía, si hacíamos algo que no debía cambiar.

La música cambia, pero nosotros no debíamos cambiar nada.
Entonces empecé a cuestionar, Steve, a pensar… no escapábamos de la guerra, ni de Hydra, ni siquiera de la gente, escapábamos de algo aún más grande, mucho más grande. En Tokio, en Brasil, en Canadá o en Francia.

Hacia frio y hacía calor. Te bese bajo las sabanas viejas en esa granja, y me susurraste que no tuviera miedo. Si nos atrapan nos encontraríamos otra vez. 

Bucky, te encontraré otra vez, me prometiste.

Y entonces comprendí algo que en mi cabeza a estado dando vueltas. Sobre que tú no eres de aquí, pero yo sí.

Steve.

Ahora entiendo de que escapamos, ahora lo sé…

El tiempo.

Escapamos del tiempo, y no me mires así que ahora sé que se trata de algo aún más poderoso que los dos juntos.
Steve, entiendo aquello que no tenemos, y está bien, estoy contigo, seguiré escapando contigo.
Porque ya no existe más guerras, prisiones, dolor o desesperanza...y tampoco existe nuestros nombres.

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