Fly

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Nos conocimos frente a la playa. Hacia frio y era verano. Las olas soltaban brisas que convertían eco nuestras palabras. Quién eres, cómo eres, vamos al fondo del mar. El sonrió y yo sonreí. Dime Bucky me dijo y le dije Buck. Dime Steve le dije y él me llamo Stevie, Stevie como si repitiera una canción. Su voz era una canción. Pateamos la arena y sacudimos los brazos como dos gaviotas. Elevando y elevando. El aroma de sal, y luego silencio. Bucky sonreía como un niño travieso y yo  seguiría todos sus planes, incluso si fueran los peores de todos los tiempos. Dime Bucky y le decia Buck. Y luego jugaba con mis manos. Teníamos doce y luego diciesies y cuando aún volavamos como las gaviotas eran cuatro décadas. La música era la misma, la de su voz, la del mar. Y había niños y había risas. Los mismos de cuando le decía Buck y él me decía Stevie. Entonces cuando el mar no trajo más peces, trajo truenos y el susurro de su mayor secreto. Te quiero te quiero. Y yo estaba cayendo, mis alas tropezaron con las nubes. El miedo no era a la caída sino al golpe. El golpe sobre errores, pero aún así me deje caer. Te quiero, tengo miedo, pero también te quiero. Vamos a huir como prometimos de niños, cuando teníamos doce, cuando teníamos dieciséis. Aunque nos odien, aunque nos desprecien. Pero sus ojos se cerraron, no me miraron, no puedo, no puedo, respondió, tengo un nido, las gaviotas no abandonan sus polluelos. Y no hubo más planes. Y yo me volví tormenta en un mismo agujero. Dejé el mar y el puerto, los peces, y el silencio. Pero el te quiero, te quiero aún seguía en mi lengua como si no lo hubiera repetido suficientes veces. Y dos años y luego diez y luego quince. Te quiero y las gaviotas seguían volando y ya no era tormenta y el mar seguía joven aún sin mi reflejo. Buck, cuando le decía Buck. Él busco las aves aún cuando se habian ido muy lejos, y no prometió nada, y me dijo que si quería me fuera volando  o le llamara Bucky. Y yo le dije Buck, en un año bisiesto, en el cumpleaños de seis y cero. Ya no había mar, ya no había frío de verano. Pero estaba nuestro secreto y nuestro silencio. Alas que se encontraron y se acercaron, escondiéndose, escondiéndose de lo que restaba de este vuelo.

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