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Narra Natalia:

Mi primer día en la universidad de Bellas Artes. Que emoción ay. Que ganas. Había trabajado muy duro para llegar hasta aquí, una de las universidades más prestigiosa de Bellas Artes de España. Una situada en Valencia. Tenía otra opción que era ir a una de las mejores Universidades en Londres. Pero por temas familiares y tal, en este momento me quedaría lo más cerca posible de mi familia. En un futuro, si cambiaba de opinión, tendría la opción de irme a estudiar allí con una beca. Pero de momento, así estaba bien.

Entré por las puertas principales, obviamente. Era muy pronto, a penas había gente en los pasillos. Nos dirigimos al patio cubierto de la Universidad. La verdad es que era muy nueva esta situación. Busque con la mirada a mi novio. Como siempre él no estaba, estaría intentado conseguir el número de alguna o fumando. Quien sabe. Siempre actuaba igual. Todo por no le daba placer. Pero bueno.

Me aleje algo del grupo que se había formado, no me gustaba estar entre tanta gente y menos si eran desconocidos. Me fijé en el estilo de ropa de la gente. Todos tenían estilos de ropa muy diferente entre ellos, muy llamativos y fácil de diferenciar. A ver, la verdad es que siendo de Bellas Artes, sería raro que no fueran de esa forma. Sin quererlo, mi vista viajo por toda la sala parando en una chica rubia al otro lado de la sala, era bajita y estaba en llamada por el móvil, previa frustrada. Me gusto la ropa que llevaba puesta, un peto largo vaquero y un top de mangas largas blanco. Sencillo pero bonito. Al parecer no quería llamar la atención. Me la quede mirando unos minutos hasta que mi novio rodeó mis hombros. Le di la mano y le vi sonreír. Un señor, parecía que tenía bastante más edad que nosotros, pues tenia barba y alguna cana, no era muy notorio sino te fijabas. Supuse que era o un profesor que había venido dos días antes para preparar las cosas o nuestro guía. Me decantaba más por la segunda. Le iba a decir algo a Pol pero un señora que había llegado minutos antes, encendió su megáfono haciendo que con un fuerte pitido dirigiéramos nuestras miradas hacia él.

- Perdón. Perdón -regulo el megáfono-. A ver alumnado, acercaros, sin miento, que no muerdo -dijo por el megáfono para que lograran escuchar hasta los de la esquina-. Hoy seré vuestro guía -lo que yo decía-, como sabéis hoy haremos un pequeño tour, repartiremos horarios y taquillas.

Tras eso y un par de preguntas, nos dirigimos hacia el pasillo. Nos mostró la planta baja, la primera planta y la tercera. En la planta baja, lo que más llamaba la atención, obviamente, eran las enormes taquillas que habían, estas sí que eran de película Americana y no la que tuve en el insti. A parte de eso, también estaban las sitios comunes y más transitados, es decir, la cafetería, una habitación con mesas y máquinas expendedoras para poder comer entre clase y clase. Había una habitación con sofás, dos futbolines, una televisión, un billar, etc. Todo era precioso. En el segundo piso, estaban los talleres donde trabajaríamos con la piedra o pintando o lo que necesitáramos. En la tercera planta, estaban las aulas donde daríamos clase y estudiaríamos.

A las dos horas y pico, termino el tour. Lo termino en el patio. Dios mío. Era hermoso. Era como un parque de Madrid, tamaño mini, y bien cuidado. Habían muchos árboles, y también había una zona con flores. Una zona descubierta donde había algunos caballetes, al parecer algunos tenían más inspiración al pintar en al aire libre. Por otra parte también había una larga mesa. ¿Para qué? De momento no sabía su utilidad.

Tras eso, nos dirigimos a sala donde estaban las máquinas expendedoras y allí a cada uno de nosotros nos entregó una carpeta de papel. Dentro de esta habían varios papeles, entre ellos el reglamento. Entre todo esto, también había una llave con un número grabado. Nos dijo que fuéramos a probar a abrirlas por si no iban bien.

El grupo de gente fue en busca de sus taquillas. Me pusieron en una de abajo. Dios lo que me iba a doler la espalda a final de curso. Y para colmo, el chico que tenía la taquilla de encima era muy bajito. Le mire, él de por si ya me estaba mirando.

- ¿Me cambias la taquilla? Es que yo a penas llego a la cerradura. -me dijo muy educado, parecía un tipo majo.

- Creo que me has leído la mente. -ambos reinos y nos cambiamos la llave de la taquilla. La mira abría perfecto.

Frente a mi, había una chica de pelo marrón. Que por lo que estaba viendo, estaba teniendo algunos problemas con la taquilla. Me acerqué para ayudarla.

- ¿Y si pruebas sacando la llave con cuidado y dándole la vuelta? -me apoye en la taquilla continua a la suya- A mi me ha pasado.

Hizo lo que le dije, y exactamente, se abrió la taquilla.

- Joder, muchas gracias. Ya me estaba dando pereza ir a pedir que me cambiaran la llave -reí un poco ante su comentario-. Por cierto me llamo Marta, ¿Y tú?

- Natalia, Natalia Lacunza. Un gusto. -extendí la mano esperando que me devolviera el gesto.

- Anda eso es de viejos, ven aquí. -y como si nos conociéramos de toda la vida me abrazo. Esto de tener contacto físico no me gustaba mucho, pero por un poco no pasaba nada de nada.

- Marta, ¿Al final has podido? -apareció una rubia, con el pelo muy largo, detrás de ella.

- Si, al final si, y gracias a ella -me señaló-. Sino ya me veía yendo a pedir otra llave... Y puff pereza. -vi como ambas se reían. Yo sobraba ahí. Era momento de alejarse.- Por cierto, María ella es Natalia, Natalia ella es María, mi mejor amiga. -me sonrieron ambas. Yo como acto reflejo extendí mi mano. María, miro mi mano, creo que flipaban conmigo.

- Que no somos tan viejas eh. -y otra más que me abraza. ¿Pero qué tiene la gente con tanto contacto físico sin conocernos?

Tras un rato, las tres, nos dirigimos a la sala de las máquinas de nuevo. Ya no quedaba mucha gente, la mayoría se había ido. Pero a Marta le había dado hambre así que aprovechamos para comer algo todas. Nos pasamos nuestros números de teléfono para estar en contacto. Decían que les caía bien. Eso era raro y nuevo. Pero yo no me quejó.

A los veinte minutos de salir y de despedirnos, Pol apareció por la puerta y yo me acerqué a él. Rodee su cuello, a la vez que el rodeaba mi cadera y posaba sus manos en mi trasero.

- He conocido a dos chicas -dije emocionada-. Al parecer les caigo bien y me han dicho que me dirán para quedar un día de estos. -estaba feliz, no sabía el porque.

- Ok, pero no te he preguntado. -ouch. Tras decir eso me beso. A lo que yo no correspondí sin ganas y algo dolorida.

Yo se que él no se daba cuenta, pero lo que decía me dolía bastante. Aún que fuera sin querer dolía. Tendría que pensar en lo que dice, aun que fuera un poquito. Así yo no acabaría lastimada por sus palabras. Pero bueno, ya se vivir con ello, ahora hace falta que deje de dolerme.

(PD: aviso que no sé si es verdad lo de las unis. Yo puse lo que aparecida en google, y lo que le da a mi imaginación por imaginar.)

Fallas En La Vida (Albalia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora