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Salir de la "cueva" fue un proceso lento, lleno de quejas de la chica y el disgusto del castaño, mientras ambos demostraban la terquedad que solían exhibir. La caminata hacia la escuela se desarrollaba en un incómodo silencio, agravado por el clima frío que calaba en los huesos. La falda de Hannah apenas cubría sus muslos, las calcetas se habían subido más de lo habitual y sus piernas temblaban con cada ráfaga de viento. La gorra que le había puesto Minho no parecía ofrecer mucha utilidad.

Finalmente, rompiendo el hielo, la peliazul decidió hacer una pregunta que había estado rondando en su mente.

— ¿Qué hacen ustedes? — Su voz era baja, sus ojos fijos en el suelo, temerosa de incomodar al mayor con su repentina curiosidad.

Minho la miró con sorpresa, arqueando una ceja mientras procesaba la pregunta.

— ¿Nosotros? — repitió, tratando de descifrar a qué se refería. — ¿Los hombres? Bueno, nos masturbamos y—

— ¡No, los hombres no! — La interrupción de Hannah fue abrupta y casi desesperada. — Idiota. Me refiero a ustedes, los Agma. — Aclaró, cruzando los brazos con frustración.

Minho se detuvo en seco, una expresión de sorpresa y diversión cruzando su rostro. Luego se rio suavemente, sin poder contener su sonrisa ante la confusión de Hannah.

— No podemos volar ni convertirnos en murciélagos, por si eso pensabas, señorita Crepúsculo. — Minho bromeó, tratando de aliviar la tensión con humor.

— Sus ojos y colmillos se parecen bastante. — Hannah recordó el rostro de Minho y el de su amiga, comparando las características.

— No sé qué películas has estado viendo, pero eso no es real, Hannah. Para mantenernos vivos, necesitamos consumir sangre humana diariamente. Créeme, no es nada agradable, y mucho menos hablar de esto en la calle. — Minho reprendió con un tono serio, notando la mirada curiosa de una mujer algo pasada de edad que los observaba con curiosidad.

— Sí, lo siento. — Hannah volvió a bajar la cabeza, sintiéndose avergonzada. — Quería saber más de ustedes para intentar comprenderlos. Lo siento. — Suspiró.

Minho la miró, notando su incomodidad y sintiendo un leve remordimiento por haber sido tan brusco.

— Está bien. — Minho suavizó su tono. — Solo ten en cuenta que hay mucho más en nosotros de lo que se ve. Y a veces, entender lo que realmente somos lleva tiempo; ni yo lo sé completamente. Y deja de disculparte, Yeong, apura el paso. — el castaño intentó desviar la atención de la conversación anterior con un tono más firme.

— Vamos bien, abuelo. — Hannah respondió, un toque de sarcasmo en su voz para aliviar la tensión.

Y con eso, el intento de comprender más sobre los Agma y sobre Lee Minho quedó en el aire, sepultado por el frío y la distancia que aún tenían por recorrer. La caminata continuó, con un velo de incomodidad, pero también con la esperanza de que, en el camino, podrían encontrar respuestas a sus inquietudes y reconciliar sus emociones.

(...)

— Te ves demacrado, Seungmin. — La preocupación en la voz de su amigo era evidente mientras examinaba el estado del joven, quien parecía cada vez más agotado.

— He intentado sacar algo de mis compañeros de celda mientras duermen, pero apenas puedo tocarlos sin dejar marca. — Seungmin se pasó la mano por el rostro, claramente frustrado.

— Puedes morderlos y usar la excusa de la violación, siempre funciona. — La sugerencia vino con un toque de ironía, pero también de desesperación.

AB Negativo » Lee Know Donde viven las historias. Descúbrelo ahora