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Ambos chicos se dirigían al lugar que les proveía esas pequeñas dosis de sangre que necesitaban al día, así no tendrían que aprovecharse de otros para satisfacer sus necesidades. Ellos estaban acostumbrados, hacían durar su alimento.

El lugar era conocido como una clínica. La mayoría de las personas iban allí a donar o ha realizarse exámenes de sangre. Todo era una farsa, en cierto aspecto, pero era por un bien.

Entraron por la pequeña puerta de vidrio, agradeciendo que estuviera vacío.

— Buenos días, ¿En qué puedo ayudarles? — Saludó extrañamente Kim Seungmin, el cabecilla de este lugar, por así decirlo.

— Seungmin, sabes a lo que vinimos. ¿Por qué nos tratas como si...? — Minho fue interrumpido por un carraspeó del menor. Aprovechando el ruido provocado, Kim les entregó discretamente una nota por encima de la barra de recepción.

— ¡Claro! Tomen asiento y esperen su turno. — Volvió a hablar, esta vez con una sonrisa falsa.

Los mayores, dudosos, se sentaron en aquellas gastadas sillas azules. Observaron todo a su alrededor, creyendo que tal vez alguien los seguía con la mirada. Decidieron abrir el papel y leer lo que contenía.

"Un hombre con traje y sombrero ha estado cerca del lugar hace un par de días. Sospecho que es policía. Llega al abrir y se va al cerrar. Ha hablado con pacientes; esto no se ve bien.

Chan, cuando escuches tu nombre, dirígete a la sala a tu derecha. Deja tu mochila con Minho, en el baño hay un par de bolsas. Lo siento."

— ¡Bang Chan! — Vociferó Seo Changbin, uno de los supuestos enfermeros del lugar.

El llamado se levantó y tendió su mochila a el castaño con cierta inquietud. Si descubrían el negocio, la sangre, estaban realmente jodidos.

El albino ingresó a la habitación con Seo detrás de él, quien cerró la puerta con extremo cuidado. Era un pequeño cuarto, una mesa y dos asientos; allí se extraía sangre. Han Jisung y Lee Felix también se encontraban ahí, sus caras no eran lo mejor.

— Chan, esto es terrible. Llevamos años con este negocio. Es nuestro único sustento de comida, no quiero volver a los viejos tiempos. — Murmuró Felix con temor. Sí, todos ellos, lamentablemente, eran Agma.

— Tranquilo, no pasará nada, seguro Seungmin tendrá un... ¡Ahg! — Chilló el pálido, observando como una jeringa era inyectada en su brazo izquierdo. — ¿Qué estás haciendo, Han?

— Hipotéticamente te estamos atendiendo. Un pinchazo sanaría enseguida, lamento si lo hice muy fuerte, pero el viejo de afuera necesita evidencia. — Se disculpó, colocando inmediatamente una vendita circular sobre el pequeño punto rojizo.

(...)

Los jóvenes salieron del local, y como era de esperarse, allí estaba aquel aclamado señor, con su sombrero, traje y zapatos negros. Chan aprovechó y alzó la manga de su polera para que su amigo la viera, pero más que nada, para que el misterioso hombre no sospechara nada.

— Buenos días. — Habló mientras se acercaba. No se veía su cabello, mucho menos sus ojos. Su nariz era algo respingada. — ¿Vienen seguido al lugar? — Preguntó como si nada.

— Sí. — Contestó cortante Minho. — ¿Por qué?

— Sólo quería saber. — Y giró sobre sus talones, dándoles la espalda. Extraño, demasiado extraño.

Ambos se miraron, confundidos por la situación. Comenzaron a caminar con tranquilidad, pero con un montón de sensaciones dentro.

— Minho, esto es un serio problema. Si algo le pasa a la clínica, si algo les pasa a ellos, no tendríamos para sobrevivir pacíficamente, podrían descubrir que son Agma, experimentar con ellos y eso...no me lo perdonaría. — Murmuró preocupado.

AB Negativo » Lee Know Donde viven las historias. Descúbrelo ahora