Capitulo 8.

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Beatriz volteó a verme, junté todo el valor posible. Ella no tenía que hablar. Sonrió amablemente sin interrumpirme.

-Tienes un sobrino llamado Ian.-Puse mi mano en mi cintura, ella continuaba sonriendo.-¿Cierto?

Asintió.

-Supongo que él te ha contado sobre nuestros encuentros. Y espero que no digas nada sobre ello, es muy importante para mí que cierres la boca.

-Lo siento, señorita-Puso las manos sobre la mesa con las cejas alzadas y los ojos abiertos- Pero Ian nunca me había comentado nada sobre esto, aún que ahora entiendo muchas cosas.

-¿Qué?

Estaba perpleja, Beatriz no sabía nada y yo había abierto mi puta boca. Creo que si hubiera visto un fantasma mi reacción habría sido muchísimo más tranquila.

-Como me ha oído, yo nunca antes había oído sobre esto. Y no estoy de acuerdo con esto-Cada vez se oída más seria. No debí de haberle dicho, quería golpearme fuerte contra una pared, la vez que comenzaba a disfrutar esto lo arruinaría por ser una bocona de mierda-Pero si esto es lo que Ian quiere, no me arriesgaré a que el señor James lo golpee hasta medio matar, así que guardaré el secreto, tranquila.

Sonreí aliviada. Era una buena mujer, y tenía razón con lo de James. Él me deseaba tanto como Ian y si se enterara podría hacerle mucho daño. No quería problemas, pero tampoco alejarme. Necesitaba ese poquito de diversión en mi vida y sabía que Ian me lo daría.

-Gracias, Beatriz, de verdad. Y perdona si te traté muy mal.

Asintió amablemente, habíamos hecho las pases.

Tomé una manzana que había sobre una fuerte en la mesa y me retiré hacia mi cuarto. No había merendado aún y mi estómago rugía como un monstruo. Las manzanas no eran un alimento muy grande, pero llenaban mi estómago lo suficiente. Una vez que subí las escaleras dejé la manzana a medio comer en mi escritorio y pensé en buscar algo de ropa. Necesitaba un baño.
Tenía una casa grande, y por cuestión de privacidad tenía un baño sólo para mí. De hecho, tenía muchísimas cosas innecesarias que nunca pedí, pero debía estar agradecida de todas maneras.

Entré y dejé que el agua mojara mi cuerpo, amaba sentir el jabón y la espuma de mis cremas en mi. y sobre todo, amaba como mi cabello quedaba tan sedoso y luego todo se despilfarrara con un poquitito de viento dejando ondas en mi cabello y varios cabellos rebeldones sobre mi cabeza.
Tomé la toalla más cercana y la puse sobre mi cabeza, luego agarré otra y tapé todo mi cuerpo.

-¡Siempre hago lo mismo!- Me dije al recordar que no había buscado ropa.

Abrí mi clóset ignorando que la toalla que tapaba mi cuerpo se había caído, tomé un vestido color salmón que tenía la espalda descubierta, ajustado arriba y suelto abajo, diez centímetros sobre la rodilla. Abrí uno de los cajones y saqué un pañuelo color bordó y fue lo primero que me puse. Luego busqué unas bragas, y ahí lo ví, la nota de Ian. Me estremecí al recordarlo y escondí esa carta bien en el fondo, donde debía estar. Tomé las bragas y cerré mi cajón.

-Me gusta lo que veo.- Oí decir a una voz masculina desde la puerta. James.

-¡Sal inmediatamente de aquí!-Grité eufórica.

-Vamos, deja a tu prometido disfrutar de lo que le viene.

Me tomó de la cintura y me besó brucamente los labios. Me alejé.

-Vete, James.

-¿Qué tal si no quiero hacerlo?

Acarició mis brazos y antes de llegar a mis codos los tomó firmemente, me sentó en la cama y volvió a besarme.

-¿Por qué debemos esperar hasta la boda?

Me besó con fuerza hasta recostarme, acarició mi cintura. Esto no podía pasar, James quería follarme.

-¡Basta, James, basta!-Grité.

-No te hagas la difícil, sabrías que vendría, por eso estas desnuda.

Sentí mi rostro enrojeserce de la rabia. ¿Cómo podía decir algo así de mí? ¿Cómo podía pensar aquello? Golpeé su rostro con mi mano fuertemente. Él se alejó y fue hacia la puerta.

-Estúpida histérica.-Dijo antes de irse.

Comencé a llorar con fuerza, lloré tanto que mis ojos se enrojecieron y sentí mi corazón romperse. Él era bueno conmigo pero tan pervertido. Me sentí estúpida y traicionada, como si todo lo que había vivido esos últimos años hubieran sido todo lo que viví, y eso nunca exisitió. Era una mentira. Como yo. Como mi personalidad frente a las personas, mi amor por James y todo lo que había sido mi vida. yo no era una niña buena, no era simpática, amable y mucho menos perfecta. Era una hipócrita con linda sonrisa. Sonrisa que odiaba, porque nunca antes había sido innata. Me vestí y dejé que el cabello se secara con la leve brisa que entraba por la ventana. Mala idea, porque eso sólo lo dejaba todo desordenado y feo, tuve que optar por recogerlo con un moño en una coleta.

Por alguna razón, quería ver a Ian. Quería pasar todo un día junto a él. Porque siempre que nos llevábamos bien, me sentía feliz y real.

Tomé la manzana que había dejado en el escritorio, la tiré y luego bajé a tomar té de manzanilla para relajarme.

-¿Katherine? ¿Estás en casa?-Oí a la voz de mamá gritar desde el comedor.- ¡Ven, tienes que ver esto!

Seguí el chillon sonido de su voz y vi que tenía en sus manos un vestido blanco, tenía túl abajo y era muy grande con brillos, un corsé del mismo color con detalles florales en los bordes. Era muy fácil de decifrar: El vestido de la abuela.

-Mamá...

-Yo no pude usarlo, pero quiero que lo hagas tu.

Y quede perpleja. Usaría el perfecto vestido de mi abuela en una boda que no quería llevar a cabo. Tenía que hablar y detener todo esto en cuanto pudiera.

Do you wanna make a memory? [Cancelada Temporalmente]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora