Capítulo 10.

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-Quítamelo.-susurré casi en forma de ruego.

No sabía porqué, pero realmente creí necesitar que Ian me lo quitara. Quería sentir sus besos allí, quería sentirlo a él en su totalidad.

-¿Qué dices?- Él estaba atónito, su frente se arrugó en cuanto sus cejas volvieron a subirse, se separó de mi, pero no tanto, ya que aún podía sentir su tan perfecto aliento a menta y cigarrillos.- ¿Por qué haces tanto escándalo con tu pañuelo?

Bajé la mirada, sólo mis padres sabían mi verdad.

-¿Prometes no asustarte?

-Nena, he oído tu chillona voz y sentido tus golpes-Sonrió pícaramente- Luego de ello ya nada puede asustarme.

-¡Estoy hablando en serio!- Me quejé rodando los ojos- Y no eres gracioso.

-Alguien no tiene sentido del humor.

Por su tono de voz me percaté de que él sólo quería rallarme la moral, como siempre. Idiota. Y mi intención era contarle. Él causaba cosas en mi que nadie había logrado hacer en todo este tiempo, me divertía con Ian, y por alguna remota razón, confiaba en él. Sentí miedo por poder arrepentirme en el futuro, pero ya estaba decidido que mi aventura con él se basaría en arriesgarse, así que no era momento de echarse para atrás.

-Cuando era pequeña, más o menos a los 10 años, un año antes de que la guerra acabara mi padre se volvió loco. Él nos ocultó todo ese tiempo a mi madre y a mí ya que ambas somos judías. Papá dijo que prefería que mi vida acabe por alguien que me amase y no por un montón de asesinos enfermos. Mamá recibió un golpe por defenderme y yo no recuerdo mucho, sólo mi mano llena de sangre y papá intentando arreglarlo.

Sequé mis lágrimas y desaté mi pañuelo dejando ver una cicatriz algo notoria en mi cuello, Ian aún seguía anonadado por lo que había acabado de contar. Intenté poner mi mejor sonrisa, pero ni siquiera yo me creería algo tan mal actuado.

-Deja de sonreír y fingir que estas bien.-Me dijo serio.-Siempre haces eso.

-¿Qué dices?

-Oh por dios-Rodó los ojos- ¿Acaso crees que soy idiota? Tienes unos ojos jodidamente hermosos. ¿Crees que no me he detenido a verlos? Incluso cuando te conocí tenías una mirada triste.

-¡Eso no es cierto!- Espeté.

-Deja de ser una falsa, Katherine.- Me tomó el rostro y lo acercó al suyo- Todos hemos pasado cosas horribles por la estúpida guerra y aún así quieres engañarme con una sonrisa, haciendo que todo está bien y que lo haz superado. Pero veo más de lo que piensas, nena, y sé cuando alguien intenta engañarme.

-¡Yo sí lo he superado, estoy bien!

Ian realmente se veía enojado.

-Escucha, no sé como mierda ha sucedido esto, pero me importas.- Se veía bastante serio y honesto- Nos hemos visto unas pocas veces y aún así quiero sacarte una sonrisa porque, joder, tienes una sonrisa tan hermosa. Y me gusta cuando es de verdad. No entiendo por qué sucede esto pero no puedo hacer nada al respecto, así que escucha.- Me apuntó al rostro con su dedo índice- Soy el típico idiota que haría cualquier monería tonta para sacarte una sonrisa sincera, así que aprovéchalo, porque no me gusta enojarme.

Toda su seguridad me había erizado cada cabello de mi piel, su forma de ser me cautivaba de una manera preciosa, y lo que había dicho había logrado llegar a mi corazón. Realmente sentía cariño por Ian.

Me abrazó fuerte envolviendo mi cuerpo en sus brazos, posé mi cabeza en su hombro saboreando el perfecto olor a perfume de hombre mezclado con cigarrillos. Por primera vez en mi vida me sentí segura.

Tomó mi mentón y me besó lentamente, nuestros labios se despegaron para que él viera mis ojos detenidamente una vez más. Me secó el rostro con sus mangas y luego me besó de nuevo.

-Por el amor de Dios, Kath... Eres espantosamente fea cuando lloras.

Su apodo para mí hizo eco en mi cabeza antes de pensar en lo que él había dicho.

-Tú eres feo todo el tiempo ¿Y yo te digo algo por eso?

Noté como su carcajada podía ser música para mis oídos. De esa que te hace sentir cosas raras en el pecho y quieres oírla una y otra vez.

Interrumpí sus risas para besarlo de golpe. Pude ver como sus ojos se iban cerrando de a poco a medida que nos besábamos y cuando él lo hizo dejé que los míos se cerraran también. Sentí su mano en mi cintura tirando de mi cuerpo para pegarlo al suyo, levanté mis caderas para poder sentarme sobre él.

Mientras sostenía mi cintura con una mano acariciaba mi pierna con la otra. Yo quería tener a Ian, yo lo deseaba, necesitaba de él, quería sentir su piel sobre la mía, su aroma, sus jadeos... Quería todo de él.

Metió su mano dentro de mi vestido y acarició mi pierna desde su principio hasta la rodilla una y otra vez. Mi respiración se profundizaba. ¿Estaba tan mal si decidía arrancarle su ropa ahora? ¿Sería eso de una señorita? Oh por dios, sus caricias... Qué rayos me interesaba ser una señorita ahora. Abrí mis ojos sólo para revisar que no hubieran "moros en la costa" y me atreví a desabrochar dos botones de su camisa. Me ruboricé.

-¿Sabes cuánto te deseo Kath?

-Amo cuándo me dices Kath.

Su media sonrisa fue como una bomba dentro de mi ser. Quería a Ian, quería ser suya. Entonces pensé en James y me sentí culpable por no sentirme mal en este momento. Sí, él era un idiota, pero eso no quitaba que él fuera mi prometido y "la mejor oportunidad de mi vida". Era muy fácil decir "debo deshacerme de él" y tan difícil llevarlo a la práctica. Intenté borrar esa clase de pensamientos por un momento para sentir nuestras pieles unirse.
Dio leves besos en mi oreja, cerré los ojos para concentrarme en aquella sensación. El cosquilleo recorrió todo mi cuerpo y sus besos mi oreja, mandíbula, y cuello. Sentí como jugueteaba con su lengua, jadeé ante ello y mis piernas temblaron, mi piel se erizó.

Lo quería todo, su pelo, su piel,su cuerpo. Quería que Ian fuera mío. Y yo, ser suya.











































Do you wanna make a memory? [Cancelada Temporalmente]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora