Capitulo 9.

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Atrapada. Así me sentía. Todo lo que creí que sería mi futuro acabaría ahora ¿Y qué haría ahora? No podía terminar con la boda, pero quería. Lo deseaba de una manera casi alevosa. James era un bastardo y, ojalá lo hubiera sabido antes.

-¿No te gusta?-Dijo mi madre con los ojos cristalizados. Esa imagen rompió mi corazón.

-Me encanta. En serio me encanta.

-Sería hermoso que lo uses en tu boda.

Entre la espada y la pared.

-Acepto-Bromeé.

Ella sonrió.

-¿Estás segura?-Puso su mano en mi hombro-Katherine, yo no tuve elección el día de mi boda y no quiero que sea lo mismo contigo.

Por lo menos elegiste con quien casarte; Pensé.

-Sí, mamá, estoy segura.-Asentí antes de abrazarla y subir a mi cuarto con el vestido en mis manos.

Una vez más, Kaherine no tenía vos, no tenía elección, no decía que no. ¿Cuándo conseguría el valor? ¿Cuándo sería el momento de decir lo que pensaba? Me odiaba tanto, odiaba que mi vida fuera más de los demás que mía. Que todos mis sentimientos se redujeran tan solo a una felicidad fictisia que a todos les gustaba. ¿Por qué no tan sólo podía ser como mi prima Clara? A ella la odiaban, era cierto, pero no le importaba. Ojalá hubiera sido como ella, ojalá hubiera sido cualquier persona menos yo.
Una vez en mi cuarto, comencé el largo trabajo de ponerme el vestido, y comencé a llorar. Era precioso y se ajustaba perfectamente a mi cuerpo. Era ajustado arriba y suelto abajo, como todos mis vestidos favoritos.
Necesitaba un escape y sabría perfectamente donde conseguirlo.
Esperé unos momentos hasta que mis ojos se deshincharan y arreglé mi imagen todo lo que pude. Como siempre, en vano, nunca estaba del todo conforme; y si lo estaba algo lo arruinaría. Esta vez, lo arruinó correr, correr todo lo que pude lejos de casa, continuar a pesar de que mis pulmones se quemaran por dentro. Correr, correr y correr hasta llegar, ahí estaba, el lugar donde sabía que lo encontraría. Acomodé como pude mi cabello con las manos y mi ropa desalineada. Entonces, entré.

-¿Ian?-Pregunté al espacio del teatro esperando ilusionada por su reapuesta. Nadie.
Di dos pasos hacia adelante.

-¿Ian?- Pregunté aún con más fuerza, pero nadie contestó.

Caminé hacia el escenario donde me subí para luego sentarme y dejar que mis pies colgaran desde allí, moviéndolos en el aire. Estaba sola, pero sabía que él llegaría en algún momento, estaba totalmente segura.

-Disculpe.- Oí a una voz masculina con un acento peculiar en ella mientras el dueño de esta voz tocaba mi hombro haciéndome voltear.- Ian no está, pero si espera unos veinte minutos, el podría aparecer.

-Oh, hola Nicholas.- El besó mi mano en forma de saludo- Puedo esperarlo. ¿Tú qué haces aquí?

Sonriente, se sentó a mi lado.

-Pues venía a hacer algo de utilería para la obra de apertura. No soy bueno para las cosas a mano forzada.

-¿Quieres algo de ayuda?

Él sonrió, yo sonreí y en cuanto me di cuenta estabamos sentados en el escenario pintando una luna envolviéndome con Nicholas en conversaciones extrañas y bromas tontas.

-¿Entonces tienes un tic en el ojo?- Pregunté como pude, ya que estaba riéndome mucho.

-Sí, se me cierra solo y debo hacer fuerza para mantenerlo abierto. Una vez se me cerró justo cuando una dama me miraba... ¿Sabes lo difícil que es correr con saco de un grandote?

Ambos nos ahogabamos de la risa. Nicholas era un muchacho bromista y gracioso. Sentí ese retorcijón en el estómago que da cuando alguien se rie mucho, tambien tenía las mejillas rojas y sonrosadas. Creí que en cualquier momento rodaría por el suelo.

-¿Me contarás por qué lloraste?

Y la risa se acabó como si su pregunta fuese un interruptor. Mis cejas se alzaron y mi boca se entre-abrió. ¿Cómo podía una persona notar aquello? ¿Había sido tan obvia? Sentí mucho miedo, más bien pánico.

-¿Q...Qué?- Golpe imaginario en la cabeza, no podía hablar ¡Qué tonta!

-Lo siento si te incomodé, es sólo que no puedo con la curiosidad. Fue un error, lo siento.

-Oh no, está bien. Tengo muchos problemas con mi boda.-Él alzó las cejas y se acercó para escucharme con atención.- Mi prometido es un idiota.

Me sentí como el ser más débil de todos al dar una sonrisa triste, y luego, olvidé lo que era una sonrisa sincera. Y ya no quise volver a sonreír.

-¿Por qué vas a casarte con él si es un idiota?

-Porque es demadiado orgullosa como para admitir que soy asombroso-Dijo Ian desde la entrada del teatro.

Reí levemente, nunca antes me había alegrado tanto verlo. Subió al escenario y me besó fugazmente en los labios en forma de saludo. Y deseé que hubiera durado más, porque nunca me bastaba con solo besarlo una vez.
Se sentó a mi lado y observó la luna que estaba entre Nicholas y yo.

-Buen trabajo.-Dijo seriamente y luego volteó a mí.-¿Qué haces aquí?

-Quería verte.-Mi voz era un pequeño y muy fino hilo.

Levantó las cejas y abrió mucho los ojos, parecía estar perplejo por el hecho de que lo había buscado. Y eso me encantó.

Nicholas bufó y se paró.

-Muchacho-Dio una mala, pero graciosa, imitación de un señor refinado. Miro a Ian y luego a mi.-Muchacha, me iré a hacer mi vestuario, ser actor no es solo ser buenmozo.

Reímos fuerte los dos mientras Nicholas desaparecía en la puerta.

-Al fin.-Bufó y me besó como si fuera una necesidad.

Creí que moriría de cuán estremecida estaba, los besos de Ian eran adictivos, perfectos y armoniosos. Él era adictivo.
Acarició mis brazos, lo que aceleró mi corazón a incontables latidos por segundo, su sabor a menta y cigarrillos parecía lo mejor que mi boca podría sentir. Llevé mis manos a su cabello y puse mis dedos entre este, rasqué su cabeza. Jadeé sin querer.
Mentí, su sonrisa era lo mejor que mi boca podría saborear.
Me tomó por la cintura y me apegó a él, nos hundimos en caricias y abrazos apacionados. Su boca era tan suave. Comenzó a besarme la mandíbula, siguió con mi lóbulo. Volví a jadear al sentir su respiración en mi oído, y me sorprendí al notar mi reacción al sentir que se acercaba a mi pañuelo. Nunca antes me había pasado algo así.

Do you wanna make a memory? [Cancelada Temporalmente]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora