─Hemos llegado señorita ─ me avisa el chofer quien ya ha estacionado en frente de mi casa.─Muchas gracias ─ le pago y salgo del auto.
En el momento en el que pongo un pie dentro de casa me siento mucho mejor, un gran alivio recorre mi interior, aunque no puedo negar que lo que paso esta mañana me hizo recordar muchas cosas que me gustarían olvidar.
Me aseguro de cerrar bien la puerta porque no quiero más sustos, arrojo mi mochila al sofá y entro a la cocina, no tengo hambre a pesar de que debería de estar comiendo a esta hora, así que solo tomo una manzana y subo a mi habitación.
Me tumbo en la cama, de donde no tengo intención de levantarme por un largo rato...
No tengo idea de donde estoy, lo único que veo a mi alrededor es oscuridad, tengo miedo, estoy sola. No hay nadie conmigo.
De repente escucho risas y susurros, sin embargo, no logro distinguir lo que dicen o de donde provienen las voces.
─Eres tan patética Helen, que incluso me das pena ─ a pesar de que escucho que alguien habla, no la puedo ver, solo hay oscuridad ─ es triste ver que nadie va a querer estar contigo porque eres una bulímica enferma, ¿Por qué no nos haces un favor y desapareces de este mundo? Seguro que a nadie le haría falta tu presencia.
Después de escuchar esas palabras mi cuerpo se siente paralizado, quiero decirle a la persona que eso no es así, que hay quienes si me aprecian a pesar de mis defectos, pero las palabras se han quedado estancadas. En cambio siento una lagrima bajar por mi mejilla, seguida de otras.
─Eres débil ¿lo sabias? Lo único en lo que eres buena es en llorar a mares cuando tienes problemas ─ siempre lloro y espero a que alguien me defienda, pero ¿qué más puedo hacer? Sé que soy débil y que como persona puedo tener miles de defectos, sin embargo, duele cuando alguien más te lo dice.
─Tienes razón, tengo muchos defectos ─digo entre sollozos ─pero a pesar de eso hay quien me quiere por lo que soy y no por lo que puedo llegar a ser.
─Tal vez ahora te quieren, pero…¿No te has puesto a pensar que no siempre será así? se aburrirán de lo patética que eres y te dejaran por alguien mejor─ ¡eso no es verdad! Mis padres, mis amigas y Tyler no son así ─ nadie querrá estar con un monstruo... porque eso es lo que eres, UN MONSTRUO.
Exaltada, abro los ojos. Un sudor frio recorre mi frente. Llevo ambas manos a mi rostro y noto las lágrimas que he estado derramando.
Un sueño...
Todo ha sido solo un sueño.
Mi teléfono comienza a sonar, lo que me hace preguntarme si llevara rato así. Tomo el móvil y me doy cuenta de que tengo varias llamadas perdidas. Tres de Adriana, dos de Esther, otras dos de Peter, y una de Alex, creo que es la primera vez que recibo tantas llamadas en apenas ¿cuatro horas? ¿Llevo cuatro horas dormida? Y yo que creí que solo habían pasado algunos minutos.
También tengo varios mensajes de mis amigos preguntando en donde estoy y como me encuentro. Mando un mensaje al grupo de WhatsApp que tengo con mis amigas para decirles que estoy bien. Reviso si tengo algún otro y una leve sonrisa aparece en mi rostro al ver que tengo un mensaje de Tyler.
<Chico guapo> no me juzguen por registrarlo así, es guapo, pero no pienso decírselo a él.
Chico guapo: Hola hermosa sirenita.
Chico guapo: sé que me has extrañado, no intentes negarlo
Chico guapo: si mueres por mí.
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La distancia nos separa
Подростковая литература¿Se puede amar a alguien a quien no puedes ver? ¿Alguien que se encuentra a miles de kilómetros de ti? ¿Alguien a quien no puedes tocar? Helen es una chica de 17 años que jamás en su vida se a enamorado, sin embargo, ella cree en el amor de verdad y...