Capitulo 1

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El amor es el sentimiento más puro y hermoso que puede existir, o eso es lo que me han dado a entender todos los libros que he leído en mí corta vida, lo que también me hace recordar que jamás he tenido un novio.

Me encuentro en clase de literatura, mi materia favorita sin duda alguna, sin embargo, a pesar de encontrarme dentro del salón de clases, es como si no lo estuviera en realidad, pues mí mente no deja de recrear las escenas del último libro que leí, imaginando que los protagonistas de aquella historia de amor somos yo y algún chico sin rostro, me encuentro tan absorta en mis pensamientos que no me doy cuenta de que la señorita Emily me ha estado llamando, hasta que mi mejor amiga Adriana me saca de mis pensamientos con unas palmaditas en la espalda, lo que también me provoca un pequeño susto, trato de asimilar la situación cuando por fin logro escuchar la voz de la maestra llamándome.

─ Señorita Adams ─veo a la profesora mirándome con una ceja arqueada.

─ ¿Si? ─ respondo aun algo confundida.
─ ¿Podría leer la primera parte de la lectura si fuera tan amable? ─ pregunta un tanto fastidiada por mí falta de interés.

─ Claro ─ respondo y comienzo a leer ─ "El hilo rojo"─ de entrada el título parece interesante, tengo la sensación de que ya te escuchado eso antes ─ "existe un hilo rojo de seda del destino. Se dice que este cordón mágico puede enredarse o estirarse pero jamás romperse. Cuando nace un niño, este hilo rojo invisible conecta su alma con aquella persona que ha sido su verdadero amor en vidas pasadas, presentes y futuras, mientras que con el transcurso del tiempo el hilo se acorta y se tensa, acercando así a las personas que están destinadas a amarse por siempre"─ La profesora me dio la señal para que dejara de leer, dando el turno a otro compañero. Entonces recordé que mí abuela, me contaba esa historia cuando yo era una niña, es una leyenda de origen asiática, que cuenta que algún día sin importar la edad, si eres rico o pobre encuentras a la persona que está conectada a ti a través del hilo rojo invisible, tal y como paso con los protagonistas de esa leyenda.

Dejo de poner atención al resto de la clase, nuevamente me sumergida dentro de mis pensamientos, lo que en mí eso es algo común, esta vez mi mente debate y me pregunto si lo que acabo de leer es cierto o solo es una historia de ficción o algo así, me gustaría creer que eso es verdad, que en alguna parte del mundo existe esa persona que me amará y ameré hasta el fin de mis días, pero incluso para mí eso es algo ilógico, ¿Cómo un simple hilo puede determinar tu destino? creo en el amor de verdad, pero eso es demasiado surrealista para cualquiera, incluyéndome.

Me encuentro debatiendo entre creerlo o no, hasta que suena el timbre sacándome del trance en el que me había sumergido.

Tomo mis cosas y me dirijo al aula de matemáticas en donde tengo la última clase el día de hoy, Adriana se despide de mí antes de irse al aula de inglés ya que solo coincidimos en algunas materias, tomo asiento en uno de los pupitres que se encuentran enfrente y saco mis cosas preparándome para la clase.

Mientras tanto el resto de la clase se incorporan y posteriormente, entra el profesor sin siquiera saludarnos por que se le ha hecho tarde y comienza a explicar el tema del de hoy, además de eso, hicimos uno que otro ejercicio. El tiempo se me pasó muy rápido porque sin darme cuenta, el timbre vuelve a sonar anunciando el final de las clases, justo después de que el profesor nos dejara la actividad que entregaríamos la próxima sesión.

Salgo del aula y me dirijo a mi casillero para dejar mis libros, ya que por hoy no los necesitare más. Al llegar hasta mi taquilla Adriana y Esther, mis dos mejores amigas desde la primaria, ya me estaban esperando justo a un lado de mí casillero, dejo lo que no necesito y las tres salimos del instituto para dirigirnos al coche de Adriana, ya que ni Esther ni yo teníamos auto por ser menores de edad, ambas tenemos 17 años y a nuestros padres no les parece la edad adecuada para tener auto propio, es un gran alivio que estamos por obtener la mayoría de edad.

La distancia nos separaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora