Salgo de la habitación pasada las 5 de la tarde, no creo que Alex haya llegado por qué no he escuchado a su auto estacionarse, quizás pase a su casa o ya no quiera venir, aunque tampoco es que me importe demasiado si está aquí o no. Entro a la cocina a punto de morir de hambre, la consecuencia de comer solo una manzana.
Me preparo un sándwich de ensalada que es lo más fácil que tengo para preparar, podría preparar algo más, pero como dije, estoy muriendo de hambre. Me sirvo un poco de jugo de uva y como. Analizo la propuesta de Tyler y me parece lo más conveniente, una tregua podría ayudarnos a tener una mejor convivencia entre ambos.
—Hola Helen —doy un respingo al escuchar la voz de Alex llamarme.
—Me asustaste —digo en un susurro. Tengo que tratar de evitar distraerme tanto, por eso no lo escuché llegar.
—Lo siento —se disculpa, lo miro unos segundos y por un momento me recuerda al Alex que solía ser mí amigo en el pasado, el que solía defenderme, el que me animaba cada vez que estaba deprimida, tiene la misma mirada de arrepentimiento que ponía cada vez que se comía mis galletas favoritas
—No te preocupes, ha sido mí culpa por tener la cabeza en otra parte —le tranquilizo y doy una intensa mirada a la mitad de sándwich que me queda en el plato, tratando de encontrar las palabras para proponer una tregua.
─Helen... lamento lo de esta mañana ─levanto la mirada y ahora me siento mal por actuar como lo hice, su mirada de arrepentimiento, me recuerda a cuando aún... éramos amigos. Sé que es tonto recordar el pasado todo el tiempo, sin embargo, no puedo evitarlo ─no era mi intención asustarte de esa forma, yo solo quería que las cosas entre nosotros vuelvan a ser como lo eran antes ─su confesión me sorprende demasiado, no sé qué decir. Lo observo detenidamente y creo que es sincero, puedo notarlo en su rostro. Además de que cuando miente se toca la oreja, y ahora no lo está haciendo.
─Yo también te debo una disculpa por actuar de forma tan infantil, es solo que me encontraba demasiado molesta para pensar con claridad ─bajo la mirada y respiro profundo, decir lo que tengo que decir creo que será un poco difícil ─te propongo hacer las paces, y hacer lo posible porque nuestra convivencia sea más llevadera.
Una enorme sonrisa se forma en sus labios, lo que provoca que yo también sonría, la intranquilidad y la incomodidad desaparecen del ambiente, por un momento siento que los años no han pasado, que seguimos siendo aquellos niños que solían jugar y reírse de todo, aquellos niños que solían contarse sus pequeños e inocentes secretos. Era reconfortante poder estar de esa forma con Alex.
─Me parece muy buena idea, también me gustaría que fuéramos amigos de nuevo, te prometo que no haré nada que te moleste o te incomode, solo quiero recuperar a mi amiga ─lo miro a los ojos, y después de tanto tiempo me doy cuenta de que es lo mismo que he querido durante años, he querido recuperara mi mejor amigo ─ ¿hecho? ─ levanta el dedo meñique, al igual que hacíamos cuando nos prometíamos algo, y sin dudarlo, entrelazo mi dedo meñique con el suyo.
─Hecho ─ digo evitando romper a llorar por el revoltijo de emociones que soy en este preciso instante.
Me quedo es silencio, disfrutando de ese momento de tranquilidad, hasta que el rompe el silencio.
─¿Ya has cenado algo Helen? ─pregunta casi en un susurro, como si temiera que algo pasara solo por alzar la voz.
─Solo he comido la mitad de un sándwich.
─Perfecto ─hace una pausa sin dejar de sonreír ─he traído pizza.
─Dime por favor que es de Hawaiana.
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La distancia nos separa
Novela Juvenil¿Se puede amar a alguien a quien no puedes ver? ¿Alguien que se encuentra a miles de kilómetros de ti? ¿Alguien a quien no puedes tocar? Helen es una chica de 17 años que jamás en su vida se a enamorado, sin embargo, ella cree en el amor de verdad y...