Problemático

231 19 3
                                    

Darío...

–No... n-no lo haré –suelta, casi no puede hablar porque lo tengo con fuerza del cuello.

–No lo harás –afirmo y con un solo movimiento le rompo el cuello. Me voy antes de que comiencen los problemas porque la policía llegará en cualquier momento.

Meto las manos en los bolsillos de mis jeans y camino tranquilamente por la calle, las patrullas pasan a mi lado rápidamente con dirección al "accidente"

–Si supieran que el responsable soy yo –pienso mientras niego con la cabeza. Más adelante encuentro un baldío, veo algo entre los pastizales y decido acercarme, se trata de un celular junto con una cartera. Más adelante encuentro una casa abandonada ya que no tiene techo y está cubierta de maleza, dos sujetos vestidos de negro tienen a una mujer envuelta con alambre de púas ¿Qué carajo están haciendo esos pendejos? Ese es mi estilo.

–Jaja imitar a ese asesino de las púas fue una gran idea –habla uno sonriendo.

–Si, los polis estaran muy asustados.

–Por fa-favor suéltenme... –suplica la mujer ya que aún sigue con vida. Las púas debieron enrollarse con fuerza en el cuello y las articulaciones, sé eso porque soy un profecional en lo que hago. Matar. Pero me molesta mucho que estos idiotas se pasen por mí.

–Claro que fue una excelente idea imitarme –alzo la voz–. Excelente para que los mate –digo apareciendo detrás de ellos.

–¿Quién es este tipo? –se preguntan dando unos pasos atrás.

–Debe ser un poli.

–Ah no, no, no. Soy su maestro y vengo a enseñarles cómo matar –digo mientras niego suavemente.

–Estúpido. –Uno de ellos saca un arma y me apunta.

–¡Vamos, dispara! –le ordeno firmemente.

Entonces dispara y la bala queda en mi hombro derecho, sonrío y camino hacia ellos, el arma se dispara otra vez y otra vez hasta que cuatro balas quedan en mi pecho.

–¡Este maldito no se muere! –dicen desesperados al ver que sigo de pie, ni siquiera sangro.

–Una de mis favoritas es esta. –Comienzo y las alambres de púas se envuelven por ambos sujetos pero a uno no lo lastimo, lo tomo de la cabeza obligándolo a ver a su compañero–. Primero lo envuelvo y ajusto fuerte las púas desde sus pies y sus huesos se van rompiendo poco a poco, es normal que griten de dolor hasta que llego a su cuello y lo desgarro, obvio que se muere al instante porque también rompo las vértebras provocando que su cuello se colapse.

–No, no m-me hagas nada... -suplica.

–¡Cállate! –le digo dándole una fuerte patada al costado, estoy seguro que le rompí las costillas al ver que se retuerce de dolor.

–Espera, la lección no terminó. Este es un truco nuevo –le digo en el oído. Enrrollo las púas en sus brazos y piernas–. Escucha, comenzaré rompiendote las extremidades. –le explico, levanto una mano con los cinco dedos y cuento. 4... se rompe una de sus piernas, él reprime un grito de dolor y hace una mueca desagradable, 3... se rompe su brazo, esta vez si grita, 2... se rompe la otra pierna, 1... el brazo que falta se quiebra y un hueso del antebrazo sale a la vista, 0... termino el conteo y su cuello termina roto también.

–Se lo merecían por pendejos –digo sonriendo de costado. En eso miro a la mujer, casi se me olvida que está allí.

–¿Estás bien? –pregunto acercándome a ella, me arrodillo y de repente toma mi cara con las manos y me da un beso–. Gracias por salvarme. –Intenta besarme de nuevo pero me alejo.

–No te confundas, maté a esos sujetos porque me imitaban, no era mi intención salvarte –le aclaro pero ella es insistente.

–Quiero compensarlo, por favor –dice tomando mi brazo, rodea mi cuello con los suyos y me besa de nuevo. Creo que si Mar se entera de esto, la cosa se pondrá muy fea.

Ya me lo imagino: –¡Darío me traicionaste! –grita Mar enojada apuntándome con su dedo índice.

–Fue un momento de debilidad –digo en mi defensa.

–Te mataré desgraciado. –Puedo ver la rabia en sus ojos.

–Ya estoy muerto –ironizo.

–Entonces te castraré.

Dejo a un lado mis pensamientos y me separo otra vez de esa mujer

–Escucha, soy hombre de una sola mujer –le digo mirándola a los ojos.

–Mmm... yo puedo hacer muchas cosas por ti –murmura seductoramente mientras comienza a desprenderse los botones de su camisa y todo hasta quedar en ropa interior. Se acerca y susurra en mi oído–. Se que me deseas. –Sí cómo no, a la única que quiero es a Mar y no me arriesgaré a ser castrado.

La tomo de su cintura y la atraigo hacia mí, beso su cuello por un momento haciéndola cerrar los ojos, subo y susurro en su oído.

–Como ya dije, este cuerpo tiene dueña –me separo dejándola sola entonces abre los ojos de repente y ella se encuentra en medio de la calle en ropa interior y las demás personas la miran como si estuviera loca.

–Jaja, eso le pasa por ofrecida –digo sonriendo y alejándome–. Creo que ya es hora de regresar –me digo y gracias a un poco de dinero que el empresario me regaló generosamente podré comprarle cosas a mi pequeña Brenda. No me importa que Mar la llame Luciana, para mí es Brenda.

Terror AquaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora