Estoy muy emocionada. Por la ventanilla del auto veo los árboles pasar y a lo lejos visualizo una enorme estructura.

Con mis mejores amigas, Roxy, Bella y Lucy decidimos hacer nuestro último año de secundaria en un internado. Y se preguntarán, ¿Por qué querrían cambiarse justo en su último año? Bueno, les explico: nosotras siempre quisimos tener una experiencia como la de las películas y libros, experimentar escaparte de tu habitación en la noche para juntarte con tus amigos, tener a tus amigas todo el día contigo, estar lejos de nuestras familias estrictas y hacer lo que queramos. Y nos cambiamos al internado más caro del país, porque queremos y porque podemos, así de simple.

—Bianca, ya llegamos —Lucy, me saca de mis pensamientos.

Bajo del auto y miro toda la estructura. Este colegio es inmenso, tiene el edificio principal, doce casas donde duermen los estudiantes y dos edificios destinados para dar clases, también tiene un edificio de natación y otros deportes y once canchas. Todo tiene un estilo victoriano y cuando digo todo me refiero literalmente a todo, desde las plantas, el lago, los paseos, hasta los edificios.

—¡No puedo creer que en serio estemos haciendo esto! —exclama Roxy.

Yo me río. Es lo único que puedo hacer, estoy cautivada.

—Hola chicas. Me presento —se acerca un hombre que aparenta tener 30 años—, soy Carl Johnson, soy el profesor asignado en la casa que les tocó para cuidar de todos ustedes.

—Hola, un gusto. ¿Qué casa nos tocó? —pregunto.

—The Grove —nos sonríe.

Y nosotras reímos al unísono.

—¿Qué es gracioso? —sonríe, pero no entiende nuestras risas.

—¿Qué casa querría llamarse así? Pobres chicos —responde Roxy, cuando ya nos calmamos.

—Pues la mejor casa del colegio, puede que el nombre no sea el más ingenioso y menos estando rodeados de un bosque. Pero la mejor puntuación siempre se la lleva The Grove.

Esto les sonará familiar, les cuento: este internado ha sido el telón de fondo de muchos largometrajes, dramas o sesiones de fotos durante los últimos años. Entre esos largometrajes se encuentra Harry Potter. Acá hay 12 casas. Las puntuaciones se toman así; las calificaciones de todos los chicos de la casa, quién recauda más para un orfanato que apoya el colegio y quién decora mejor su casa para las fechas festivas. Me gusta mucho, la verdad es que mis expectativas están altas en cuanto a mi año en este internado.

—Si él lo dice, debemos creerle —sonríe, Bella.

Nos avisan que nuestro equipaje se encuentra en nuestros cuartos.

—¿Por qué no veo a nadie? —pregunto lo que rondaba por mi cabeza desde que apareció el profesor.

—Todos están arreglándose para el acto de bienvenida, el director odia que lleguen tarde y todos lo saben. Así que las dejo para que se arreglen, créanme, no querrán que el director se percate de que llegaron tarde y en el primer día.

Se retira y nosotras entramos rápidamente a arreglarnos. El acto es a las 17:00 y el reloj de mi iPhone marca 16:05. Mierda, quiero alisarme el cabello, estoy justa de tiempo. No nos dan tiempo de recorrer la casa, lástima. Así que subimos las escaleras sabiendo que ya tendremos tiempo para hacerlo.

Lo bueno es que en sexto año cada alumno tiene un cuarto propio. Me adentro en el que será mi dormitorio todo el año. Es lindo, tiene una cama de dos plazas estilo victoriano, a un lado de ésta se encuentra una mesita de noche y al otro lado un escritorio. Hay un televisor de 40' y frente a él un sofá. Hay un gran armario. Me gusta que por la ventana entre mucha iluminación. El piso es alfombrado y las paredes son de madera, espero que sean lo suficientemente gruesas para no sentir los ruidos que hagan mis compañeras. El baño que está anexado a la habitación lo comparto con Bella que es mi vecina a la derecha.

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