No, otra vez no. Voy tarde a Matemáticas.

Los pasillos están vacíos y mis pasos son lo único que se escucha. Siento carcajadas a lo lejos. Doblo a la izquierda y encuentro a los dueños de las risas. Ashton y Daphne. Daphne es la profesora de Historia.

No disminuyo mi paso, por el contrario, lo acelero. Siento un nudo en mi estómago al verlos. Ash está apoyado en el casillero y ella se encuentra muy cerca de él para mi preferencia.

—Hola —saludo cuando paso por su lado. Por más que me muera de celos por dentro, no lo demostraré.

—Hola —dicen al tiempo que se separan. ¿Por qué me siento mal?

Paso veloz a su lado sin volver a mirarlos.

No me importa. Yo lo rechacé. No me importa lo que haga, intento convencerme.

¡No me jodás! —grito en español cuando choco con alguien y termino en el suelo.

—¡Lo siento! Iba con el móvil y no me percate de que veníamos en el mismo camino —lamenta el chico y me percato de que es Alex, el chico del correo.

—No es tu culpa, soy muy distraída. No es la primera vez que pasa —lo detallo, lleva el uniforme y noto que tiene unos ojos mieles preciosos.

—Disculpa aceptada —sonríe.

—Pero no te pedí disculpas —elevo una ceja.

—Tienes que pedirme disculpas por no darme tu número telefónico cuando nos conocimos —sonríe coqueto.

Me río.

—Buen intento —miro la hora en mi iPhone—. Voy tarde, nos vemos.

Se queda mirándome pasmado mientras me alejo.

•••

—Lucy, tranquilízate —pido.

—¡Es que no sé que pasaba por mi cabeza cuando pensé que esto me quedaría bien!

Estallamos en carcajadas.

Lucy quería hacerce un cambio de look, entonces cortó su cabello a la altura de los hombros y lo tiñó de rosa. Con nuestra ayuda obviamente.

—Te queda hermoso, todos babearán por ti —la halaga, Bella.

—Exacto, todos querrán entrar a tu habitación —continúa, Roxy.

—Siento que parezco una niña amante de los unicornios —hace un puchero.

—No importa lo que parezcas ¿Ok? Lo que importa es como te sientes tú, ¿Te sientes cómoda con tu cabello? —trato de animarla.

—Me gusta, quería un cambio y ahora lo tengo.

—¿Ves? Eres preciosa como eres, no tiene que importarte lo que digan los demás —la abrazo.

Thomas abre la puerta de mi habitación, que estaba entreabierta.

—Te queda de pelos ese look —halaga a Lucy.

—Gracias —dice mientras ríe.

—Vengo a interrumpir su reunión para llevarme a Bella.

Automáticamente miramos a la nombrada. Se pone roja y eso hace que Roxy suelte un sutil "Owww".

—Eh... Nos vemos chicas —se despide—. No me esperen para cenar.

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