Capitulo 8: Almas Unidas

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El sol del atardecer reflejaba hermosos colores anaranjados, el pequeño lago en medio del bosque era un lugar de gran tranquilidad, en la terraza de un pequeño restaurante se encontraba Máxime Avery, como siempre bien vestido y peinado, tenía un vaso con Whisky entre la manos, miraba aquel hermoso paisaje y pensaba en todo lo que había conseguido y lo que había descubierto hasta ese día, escucho unos ligeros pasos que lo sacaron de sus pensamientos.

—Roselyne — se puso de pie y la abrazo — ¿Estás bien?

—Claro que si, ¿Tu estás bien?

—Ahora que estoy aquí, mejor que nunca — destacado por su caballerosidad, le acomodo la silla a Roselyne — Por cierto te vez hermosa.

—Gracias Max — Roselyne tenía puesto un vestido blanco con pequeños dibujos y un cinturón café con su habitual recogido de su cabello castaño un poco ondulado — ¿Qué sucede? ¿Para qué querías verme?

Máxime tomo asiento y pensó durante un par de segundos — Quiero que aceptes testificar contra Edward

Roselyne soltó una risa — Es una broma

Máxime apretó los labios — No, no lo es, de verdad necesito tu ayuda

— Sabes que no puedo hacer eso, Edward me mataría, aún estando en prisión encontraría la forma de hacerlo

— Yo voy a protegerte, jamás te dejare sola — insistió Máxime —  Necesito que lo hagas, que le digas a un jurado lo que pasó hace cinco años.

—¿De qué cargos vas a acusarlo?

—Dos homicidios en segundo grado y uno en tercer grado

—Espera espera — Roselyne estaba confundida — ¿por qué tres homicidios?

—Están convencidos de que es el asesino de Joseph Clarke, Anthony Archer y Anne Thompson.

—Pero no tienen evidencia que lo respalde, solo tienen mi palabra

Por muy difícil que parecía, Roselyne tenía razón –Si, por eso necesitan que lo hagas, yo te necesito. Se supone que no debería decírtelo pero, creo que mereces saberlo. Las personas que van a acusarlo perdieron algo, Edward les arrebato algo que jamás van a recuperar, Roselyne tu siempre hablaste de lo que era justo, dime, tu crees que  eso sería justo.

— Max lo entiendo y se de quienes me hablas pero, no podría hacerle esto a Edward — Roselyne se estaba poniendo nerviosa — No creo ni espero que lo entiendas.

Máxime la interrumpió – Tienes razón no lo entiendo, como puedes proteger a un asesino a quien te arrebato toda tu vida, tu familia Roselyne, tienes razón no lo entiendo.

—Max, Edward no es quien tú crees, el me cuido todos estos años, el me ama

— Enserio — Máxime no podía creer la que Roselyne estaba diciendo — Dime si me equivoco, primero te golpea hasta que está satisfecho y al día siguiente se disculpa, te dice lo mucho que te ama y te lleva flores

Roselyne desvío la mirada

—Lo sabía, Roselyne eso no es amor, el está dispuesto a sacrificarte solo para salvarse, dime vale la pena pasar el resto de tu vida en prisión solo por ayudar a Edward, enserio crees que vale la pena.

Ambos se quedaron en silencio por un momento hasta que Máxime volvió a hablar — Sabes yo pienso que se necesita un alma demasiado fracturada para matar a otra.

—¿Qué quieres decir con eso?

—Debe existir una razón por la cual Edward asesino a Joseph, Anthony, Anne y creo que tu conoces esa razón.

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