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-L

El relieve de la cicatriz es suave.
Sobresale en mi muñeca como un pequeño recordatorio de lo que puedo llegar a hacer.
Es rosado y fino. Las marcas de los 20 puntos de sutura que me pusieron acompañaban con pequeños puntos al rededor de la grande.

Ojalá no hubieran entrado.
Me hubiera dado tiempo a terminarlo. Después de todo ¿Cuál es el sentido?

Tomé una decisión y tendrían que respetarla.
Dejé de querer ayuda porque no quería seguir aquí. Y lo peor de todo es la hipocresía de la gente que trató de "ayudarme" cuando todo pasó.

Estaba muriendo pero nadie me ayudó porque no veían sangre.

Di avisos. Quizá no claros pero notables. Traté de pedir ayuda pero las palabras se ahogaban en mi garganta. Quería contarles a los demás cómo me estaba sintiendo, quería que me dijeran cómo hacer para terminar con ese dolor, erradicarlo y suprimirlo. Porque sentía que me consumiría a mi antes.

El dolor que más daño me ha hecho. No saber que te pasa y de repente sentirte como si todo a tu alrededor fuera lo peor que podría haber en el mundo. El ver cómo todos están felices y querer sentirte así pero siempre hubiera un muro que te lo impidiera. Como una pared de cristal que solo te dejara observar a los demás pero nunca salir de él. Y al querer romperlo, este se hiciera más grueso.

El agotamiento mental que empecé a sentir cuando tuve que lidiar con todos los problemas a los que me enfrentaba, era insoportable.
Parecía que nadie quisiera ayudarme. ¿Acaso no actúe lo suficientemente bien para que se dieran cuenta? ¿Acaso me conocían como para saber cuando algo me iba mal?

¿Cómo debo pedir ayuda si una parte de mi dice que no? Se supone que vivimos rodeados de personas que se preocupan por nosotros, familiares, relativos, compañeros, amigos... esas personas tienen que ser las que más se preocupen por ti, las que conocen tus facetas y tu yo más personal.
Nadie se dio cuenta, nadie notó nada diferente, nadie preguntó, nadie se interesó.

Entonces perdió sentido.
Todo costaba, todo dolía un poco mas, las fuerzas eran cada vez menos, la curiosidad se marchó y trajo malos pensamientos, todo dejó de tener un poco menos de sentido.
Imagínate como es sentirse así, no solo un día, todos los jodidos días de tu puta vida durante demasiado tiempo.

¿Qué es lo que tenemos los humanos que nos hace esperar a lo peor para darnos cuenta del error?
Es que aún viéndolo venir, "te vas a pegar una ostia" "va a salir mal", "sal de ahí vas a hacerte daño", "esto tiene mala pinta"... a pesar de todos esos avisos que nos damos, ¿Porqué no paramos?

¿Acaso tenemos la esperanza de que todo va a cambiar?
Pero es que no cambia, nunca lo hace. Podéis iros a la mierda con vuestros comentarios de que "todo mejora", "la vida son rachas", "después de la tormenta sale el sol". Porque todo eso es mentira.

No todo mejora, si la vida fueran rachas nadie caería en depresión, no siempre sale el sol porque a veces caen rayos.

Todo perdió sentido para mi. Todo a mi alrededor se tornó gris y oscuro.
Y lo peor, es que yo no sabía porque.

Siempre me lo pregunté y nunca encontré el motivo.
A día de hoy sigo pensando en ello. Constantemente, a cada momento, a cada minuto.

No era un desgraciado. Tenía una buena vida. Cuatro hermanos con los que algunos tenía mejor relación que con otros, pero como en todas las familias. Mis padres no están divorciados y se llevan bien. Quiero decir que el ambiente en casa no es tenso ni malo, no.
No tuve una experiencia traumática que me hizo cambiar mi forma de ver las cosas.

Recuerdo cada una de las fases. No sabía que hacer porque todos mis pensamientos estaban bajo la influencia de una persistente desmotivación.
De repente comencé a dejar de interesarme por las cosas que me encantaban hacer. Me irritaba con absolutamente todo.

La vida que te prometí vivir. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora