[•XV•]

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El contrincante.

La luz diurna que se cuela por mí ventana, deleitándome.

Me muevo para levantarme, pero el calor de un cuerpo a mi lado llama mi atención, y es ahí cuando me doy cuenta de que no estoy ni en mi cama, ni en mi cuarto, ni estoy sola. ¡Mierda!

Intento levantarme cuidadosamente pero unos brazos me lo impiden.

-Quedémonos un rato más-Volteo a ver a Thomas, quien me mira con los ojos entre cerrados.

-No, tenemos que ver a Donovan-espeto de mala gana-, ¿y si está mal? ¿Y si le pasó algo? Joder... ¡vámonos ya!

Finalmente, Thomas se levanta de la cara y se dirige al baño, no sin antes hablar.

-¿No te gusta el sexo mañanero?

-¡Thomas!

Entra a el baño sin rechistar. La sangre sube a mis mejillas con el recuerdo de anoche. Me miro en el espejo y... joder, el vestido está destrozado, los hilos sueltos y las telas rotas. Sin más, me quitó lo que queda del vestido y me visto con una ropa que había en el closet de la habitación. Me arreglo un poco el pelo y aplico algo de maquillaje del que encontré en aquél cuarto.

Volteo y...¡Dios mío, dame fuerza! Thomas sale del baño, con una toalla alrededor de la cadera, con el pelo y el torso mojado.

-Me acabas de follar con la mirada-me saca de mi hipnosis.

-Cállate y vámonos.

-Sigue en pie la propuesta de sexo mañanero...

-¡Joder, Thomas!

Alza las manos en un gesto de rendición. Se viste con un esmoquin que tenia en un maletín que...¿De dónde sacó eso? Ni idea, pero se ve jodidamente sexy. Termina de vestirse y se voltea hacia mí, mirando de arriba abajo.

-¿Irás luciendo así?-inquiere.

-¿Qué...? ¿Así cómo?

-Pues como pordiosera-dice con obviedad-. No puedes lucir así, tu no. Vístete con algo mejor.

-Pero, ¿tu eres bruto o comes jabón? ¿De dónde sacaré la ropa, imbécil?

-A veces se te olvida quién coño somos aquí...-mueve la cabeza de un lado a otro-Te recuerdo que aquí-enfatiza la última palabra-Somos el Sr y la Sr. Martins, ¿Sí? Yo Uriel Martins y tú Melania Silva. Por si no te queda claro: somos los putos jefes en este sitio-me toma de la mano y abre el maletín del cuál sacó su esmoquin. Saca un vestido azul marino, corto y de terciopelo.

-No me pondré eso...

-Oh, si lo harás-asegura con cierta soberbia-. Vamos, linda, ¿Quieres que te ayude a ponértelo?-Sonríe con malicia.

Ruedo los ojos, y sin rechistar, me quito la ropa sin pudor alguno. ¿Ya qué? Me ha viste en todos los ángulos posibles. Me evalúa de arriba a abajo con una mirada llena de un deseo carnal que me hipnotiza.

Me pongo el vestido y me ubico frente a él espejo bajo la mirada del portugués, que sin dudarlo, se acerca a mi espalda y toma mi cintura ubicando mi trasero en su miembro, el cual está duro y aprieta más mi culo contra éste, poniéndome a el borde de la locura.

-Debería follarte como lo hice anoche, ¿Eh?-susurra en mi oído

-Thomas...

-Hoy te la paso, pero...Ava, te aseguro que no volverás a dejarme duro, linda.

Se despega de mi espalda y suelto el aire que estaba reteniendo. Ambos recogemos nuestras pertenencias y salimos de la habitación.

Por alguna razón, todas las miradas recaen en nosotros cuando llegamos a la sala donde estaba la fiesta anoche, hoy están pocas personas, pero puedo sentir el peso de sus miradas y los murmullos de la gente. Empiezo a caminar con la frente en alto, tomada de la mano con Thomas para seguirle la corriente.

Sin EscapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora