Capítulo ocho

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Cuando por fin pude reaccionar del shock me di cuenta de que estaba siendo arrastrado por Shrek lejos de la habitación.

Mi muñeca ardía por la fuerza que el ogro ejercía pero me encontraba muy atemorizado como para decir algo. Shrek nos llevó fuera del edificio, al estacionamiento y se detuvo.

—No es lo q-que tu crees...— murmuré en pánico. Pero Shrek ni siquiera me miró. Sólo estaba ahí, parado, sosteniendo mi mano a medio estacionamiento.

En un parpadeo me encontré acorralado por unos fuertes y verdes brazos y mi cabeza dolió por el impacto contra el concreto.

—Eres mío— susurró Shrek. —De nadie más y mucho menos de un idiota como él.

Sentía la ira burbujeando en mi estómago, pero maldita sea, Shrek posesivo me calentaba más que el sol de verano.

Me tomó de la mejilla en un doloroso agarre y me besó posesivamente, metiendo la lengua hasta casi atragantarme, ¿Pero por qué se comportaba así? Si después de todo yo sólo era uno más en su lista de diversión. Luego llegaría a casa... Con su esposa e hijos...

¿Desde cuando me había convertido es un destruye hogares?

¿Y por qué no me importaba?

Le correspondí el beso, ansioso por más. Shrek me levantó en sus fuertes brazos y me acercó aún más a su cuerpo, sintiendo todos sus músculos a la perfección. Me permití explorar con las manos cada rincón de su cuerpo, ¡Estaba como quería!

Poco me importaba en ese instante ser el "otro" luego pensaría en mis actos, pero por ahora le dedicaría la de Jenni Rivera a Fiona.

Gemí cuando acercó su paketaxo de manera peligrosa hacia mí, necesitaba más pero no podíamos hacerlo en pleno estacionamiento, alguien podría llegar y estaríamos en problemas.

Tomando toda mi fuerza de voluntad me alejé de mi ogro.

—Shrek, quiero continuar esto, pero acá no podemos.— murmuré con las mejillas sonrojadas y el cabello revuelto.

Shrek me miró con los ojos llenos lujuria y asintió con la cabeza.

—Hay un motel del amor a dos cuadras, vamos.

Yo ya me disponía a salir caminando pero mi ogro me detuvo y me susurró un "por acá"

Quedé mnet al mirar el lujoso Aston Martin, ¿Shrek tenía tanto dinero? Sin duda tenía que hacerle un amarre.

En el camino tuve que evitar abalazarme contra Shrek, pero es que verlo conduciendo con el ceño fruncido me alborotaba las hormonas.

Al llegar rápidamente tomó mi mano y nos condujo a la recepción. Mientras él hablaba con la recepcionista dejé que mi mirada vagara por todo el lugar, se veía caro. Chillé en mis adentros, sin buscarlo había encontrado a mi sugar daddy. Mi mirada se detuvo en una persona que se dirigía a nosotros, pero no recordaba donde. Su rostro se me hacía bastante conocido... en algún lado... lo había visto.

Shrek me sacó de mis pensamiento al poner su índice entre mis cejas.

—Si sigues frunciendo el ceño así te arrugaras más rápido.— me dijo con una sonrisa hasta de besar mi frente.

Ver a Shrek sonreír hacia que miles de mariposas volaran por mi estómago. Estaba a punto de responderle cuando un tirón en brazo me interrumpió.

Y ahí estaba, el rostro que hace unos instantes no recordaba pero ahora si, era nada más y nada menos que Fiona... la esposa de Shrek.

un amor imposible ¦ shrekbinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora