2 Días

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31 de julio de 2021 – sabado
Cuenta atrás: 2 días

Paula se despertó dibujando una suave sonrisa en su rostro porque sintió ese aliento sereno golpear su cuello. Esta vez no fue solo un sueño, fue una realidad. Carol Rovira estaba tendida en sus brazos, durmiendo en su cama después de una agradable noche de complicidad.

Recordó todo lo que hablaron, los planes de Carol para involucrarse en la escena teatral de Madrid, los meses que pasaría con su familia, las anécdotas que vivió con Alfons.

Sintió un cosquilleo en el brazo con el peso de la cabeza de la catalana que dormía sobre él. "Mi brazo puede arder, doler, caer, pero no me lo quitaré aunque muera" pensó con otra sonrisa en su rostro. Notó que Carol comenzaba a despertarse lentamente y recordó lo fugaz que sería ese momento. Daría cualquier cosa por detener el tiempo ahora mismo.

- Buenos días, estrella de teatro - le dijo, a cambio, recibiendo una leve sonrisa y un gran bostezo.

- Buenos días ambientalista - respondió Carol estirándose y acomodándose en la pequeña cama, soltando el brazo de Paula - Soñé contigo.

- ¿Ah sí? Cuéntame.

- Soñé que estábamos en medio de la selva amazónica y apareció un escorpión gigante - Carol respondió, asustada.

- Madre mia. - expresó Paula - y luego vine y te salvé de las garras del terrible escorpión. ¿cierto?

- ¡No! - respondió Carol entre risas. - Estabas montada en el escorpión, toda tranquila, como si estuvieras montando en bicicleta.

Paula soltó una carcajada escandalosa. - Esto es una pesadilla, sí.

Carol se unió a Paula, sentada en la cama con la espalda apoyada en la cabecera. - Esto es lo que pasa cuando intentas asustarme llevándome a un laboratorio como esos. Se quedó en mi mente.

- ¡Oye, lo siento! ¡Ya no haré esto, ven aquí! - y le dio varios besos en la cabeza a Carol abrazándola nuevamente para que se quedara pegada a la cama.

Estuvieron en silencio durante algún tiempo. Carol también recordó toda la conversación del día anterior, los planes de Paula de terminar el curso y regresar a Brasil, las conversaciones que tuvieron sobre naturaleza, música, teatro y las artes en general.

- ¿Qué te parece hacer un picnic? ¿Ahora por la mañana? ¿Para el desayuno? - Preguntó Paula emocionada. - Solo no sé adónde podemos ir, ¿qué te parece?

- Vayamos de nuevo al Jardín Botánico. Podemos hacer el picnic allí. - respondió Carol aceptando la invitación. - Pasaré por mi casa para cambiarme de ropa y vámonos.

Las dos se levantaron de la cama y Paula se vistió e pronto pasaron por la casa de Carol, quien también se vistió, tomó su ukulele y pronto ya se dirigían hacia el Jardín Botánico, para un picnic ese sábado por la mañana.


Extendieron un paño sobre el césped, organizaron la comida que comieron mientras hablaban. Estaban al lado de un árbol y disfrutaban del agradable clima.

- Ayer me pareció muy divertido cuando me hablaste de la “Misión Rovira” - dijo Carol tocando el ukulele - ¡Un poco de miedo, lo confieso! - y se rió.

- Oye, solo quería conocerte, no sé, quería entender por qué me gusta tanto tu trabajo, no sé ... Y funcionó, ¿vale?

- Mas o menos. Porque al principio yo quería huir de ti. - Paula se cubrió la cara con ambas manos, poniéndose las mejillas rojas. - ¿Pero cuáles fueron tus conclusiones? estas muy decepcionada?

- ¡Claro que no! Sigo pensando que eres una artista maravillosa, y ahora creo que también eres una persona maravillosa.

Carol notó lo cuidadosa que era Paula con ella, la rubia evitaba las preguntas invasivas y evitaba hacer tantos comentarios como solían hacer los demás fans. - Cuéntame más sobre la vida de una fan de Carol Rovira - preguntó con curiosidad, haciendo sonreír a Paula.

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