- Te odio.Jungkook se arrastró hasta el tronco y recostó su cabeza en él. Miró al pequeño ser en su mano, y lo besó.
Aquellas dos palabras lo hirieron un poco, pero lo llevó debajo de la superficie.
No podía decirlo con palabras, no podía expresar por medio de su voz lo que deseaba y débilmente se mantenía presente en este espacio. Se sentía extraño.
Veía su entorno pero no su totalidad, y casi percibía el frío.
Los árboles se secaban desde las ramas que se encontraban más lejanas al suelo dejando caer grises y opacas hojas, desnudando lentamente sus alargadas extensiones y dejando a la vista tan solo una estructura triste además de algo solitaria.
El cielo también adquirió ese tono gris y aves comenzaron a danzar en círculos en la altura, como si estuvieran al acecho de su muerte. Parecía tan real.
Pestañeó y desaparecieron, dejándolo a él junto al omega y Jimin.
El más grande lo miraba con seriedad e irritación. Jungkook le sonrió y este le gruñó.
Recordaba su infancia y cómo siempre luchó por dejar a sus padres saber lo solo que se sentía porque ellos no estaban para él, como su abuela junto al abuelo lo habían recogido cada mañana para llevarlo a la suya y subirle el ánimo, por hacerle olvidar que necesitaba amor maternal. Él deseaba lo que sus abuelos tenían y no el débil tanto deshonesto lazo que unía a sus progenitores.
No podía hablar, pero podía pensarlo. Tal como Urtah lo había escuchado, esperaba que quien estaba frente a él lo hiciera. Era uno de sus últimos recursos.
Posando una de sus manos encima de Jimin para calentarlo un poco, fijo su precaria visión en el aura que emitía el omega.
Por favor, si me escuchas...
Si tan solo te llega un poco de mi voz, no la rechaces.Un chasquido de dedos sonó y extrañas sensaciones se arrastraron sobre su piel, quiso romper la conexión y saber que era, pero estaba luchando por mantener el contacto visual con el pelirosa.
Duendes rojos con malas intenciones median su piel.
Muchas cosas han pasado, y sé que
no podré jamás borrar por completo tus heridas, aquellas que
no imagino cuanto dolor te han causado ni cuántas noches maldeciste o lloraste por lo que te había sucedido entre la oscuridad y sábanas de la habitación, mirando el cielo o posando tu mano en donde hubo antes un vínculo de amor.
Pero, si tengo algo que decir...
Omega, a Jimin y a ti no se los puede culpar de nada porque no fue debido a ustedes que los hechos sucedieron de esa manera.
No es, fue ni será su culpa o un juego del destino pasar por aquella terrible experiencia.
Tú amaste, confiaste y te entregaste hermosamente a alguien que demostró hacer lo mismo en algún momento,
diste de ti, más de lo que cualquiera haría
Creaste vida y la has mantenido muy bien
Omega, has sido valiente. Lo has hecho muy bien. Te admiro y abrazo mentalmente por cuán fuerte te has sabido mantener.
Pudiste terminar todo,
pudiste negar un después cuando notaste que te rompías en pedazos,
sin embargo, siempre diste lentamente un paso hacia adelante.
Veo en ti un guerrero, un luchador, una estrella brillante y un buen ser de luz.
Eres más de lo que alguna vez pude pedir, desear y anhelar en mi corazón. Puedo amar cada una de tus imperfecciones y lo que no te agrada u odias de ti,
puedo enseñarte a amarte nuevamente en el proceso aunque cueste y te parezca ridículo,
puedo irte demostrando día a día, segundo por segundo que jamás me rendiría a ti y dejaría de velar por tus sueños o verte feliz,
jamás te rechazaría,
Jamás te daría la espalda.
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Reinicio. KOOKMIN.
Teen FictionJimin ha perdido a su pareja, pero no de la manera habitual. Su compañero no tuvo un accidente, fue asesinado o murió debido a alguna desastrosa e infortunada enfermedad, no, claro que no. Lo habían desechado como si no valiera nada por una omega b...