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Hoseok tenía en sus brazos al pequeño pero saludable y activo bebé en sus brazos. Este se encontraba jugando con saliva nuevamente a pesar de sus regaños constantes, aunque jamás sonaran como reprimendas en realidad.

Taehyung seguía con su mirada diversas formas y colores mientras se desplazaban por la sala, y se estaba tornando un reto para Hoseok hacer que no mirara hacia atrás, ya que le afectaría más tarde en su desarrollo visual, pero el pequeño repetía la acción a cada segundo mientras le agarraba con su manito agarraba el dedo y sonreía coqueto a Hoseok.

El omega vio como se acercaba Sunnie con un chico que de inmediato lo puso tenso. Era un alfa. Girando su vista hacia el bebé en sus brazos, caminó unos cuantos pasos hacia atrás.

El día estaba bien pero si el ánimo de Tae caía, Jimin también se perdería y tendrían que alejarse de nuevo.

Sunnie se percató del problema en sí, pero sonriendo tomó a su nieto quien comenzaba a moverse inquietamente alterando a Hoseok.

Jimin estaba algo perdido debido a lo que su padre le estaba comentando, y al parecer no era una noticia agradable por el semblante que portaba su amigo.

Las feromonas de Tae se volvieron más fuertes ocasionando que Jimin se pusiera al tanto en la situación.

— Sunnie no creo que sea buena idea, Jimin... — Intentó el omega advertir

— Mira Jungkook. — Señaló la mujer mientras colocaba el rostro de su nieto a un nivel propio para que sea visible. — Te presento a Park Taehyung, el Solecito de la casa y nuestras vidas. — Sunhee le agarró la manito a Tae y la movió de manera que pareciera un saludo.

Jungkook estaba tan encantado mientras miraba los ojos del pequeño que no se dio cuenta en qué momento el bebé le había tomado de la mano y se la acercaba al rostro.

Tae comenzó a hacer pucheros y Hoseok al notarlo comenzó a alterarse  internamente fijando su vista en Jimin que comenzaba a cambiar el tono de sus ojos.

— Ay, no...

Sam alcanzó a agarrar a Jimin en el momento justo que este se perdía totalmente y Taehyung comenzaba a llorar a todo pulmón.

Sunhee intentó tranquilizar a su alegre y tranquilo Tae, pero al no tener respuesta Hobi se acercó. El menor disminuyó unos segundos su llanto, pero cuando la mano del alfa comenzó a debilitar su agarre, sus gritos aumentaron considerablemente.

Jimin estaba enloqueciendo al escuchar a su bebé llorar teniendo a un desconocido cerca. Fue tanto el estrés que acumuló que su tono de ojos se volvió totalmente negro y cayó rendido.

Tae comenzó a ahogarse con su propio llanto y el pánico gobernó el lugar.

Sunhee se preocupó porque esperaba cierta reacción por parte de ambos, pero no esto. Mirando a su hijo en el suelo comenzó a intentar que recobrara la conciencia, pero el calor corporal de Jimin disminuía a cada segundo.

Los llantos de Taehyung seguían escuchandose de fondo, y el alfa comenzaba a notar como su dragón interior quería salir a flote pero lo mantuvo en su sitio.

Una manito captó su atención y se dio cuenta que el pequeño lo agarraba con fuerza y lloraba mientras lo miraba fijamente.

Su instinto le pedía cargarlo, pero no era correcto.

Mordiéndose el labio inferior y pensando que hacer buscó su celular y llamó a su abuelo.

Al instante, Hoseok se percató de cómo el tono de cabello de Jimin cambiaba de color. Mechones plateados comenzaban a aparecer más y más, así que pasándole a Jungkook el pequeño, corrió hacia la cocina donde tenía anotado el número del consultorio de la Dra.

El teléfono de Jungkook abrió la llamada.

— Jungkook más te vale que esta llamada no sea para hacerme pagar una gran suma de dinero porque usaré el de tus ahorros por imprudente.

— Abuelo te necesito aquí. Ahora. — dijo con cierto tono que no supo reconocer. — Trae tu equipo. ¡Es urgente!

Yugyeom notando que algo no iba bien, comenzó a levantarse para buscar sus instrumentos y salir de casa. Volar le costaría mucho en su estado, pero sentía que valdría la pena.

— Estaré allá en un segundo. No cierres la llamada. — Ordenó el mayor.

Jungkook asintió como si su abuelo pudiera verlo. Puso la llamada en altavoz y dejó el celular en un sillón. Volteó a ver a quien tenía en brazos, al parecer se había calmado y lo miraba fijamente con un puchero en sus labios.

El alfa de Jungkook estaba eufórico y notando cierto olor, no pudo evitar pensar en su alma destinada.

Pero, era imposible que fuera este bebé. Completamente loco. Más aún porque se notaba a lo lejos que sería alfa. Sin embargo, había escuchado historias acerca de lazos entre alfas.

Todo esto lo estaba superando.

Escuchó cómo los padres de Jimin comenzaban a alterarse más y lo trasladaban hacia el sillón más grande del lugar.

Sunhee corría en busca de mantas y el omega de cabello rojo gritaba que el número estaba inhabilitado.

Era un caos.

Su mente no estaba captando bien que era lo que sucedía hasta que notó el verdadero estado del hijo de Sunnie.

Jimin comenzaba a mostrar en su piel un patrón plateado cerca de sus muñecas.

El aire se quedó atrapado en su interior y sintió sus pies calientes. Santa Luna. Este chico estaba muriendo. Aquí. Delante de sus narices.

El bebé en sus brazos se removió y estiró sus brazos hacia el rubio chico, Jungkook supuso que quería estar con  él así que se acercó rápidamente.

Tae tocó el rostro de Jimin y balbuceó inintendibles cosas extrañas. Jungkook suponía que eran cosas de bebés, pero en ese instante pudo ver el resplandor del lazo entre padre e hijo y quiso llorar por lo que él aún no tenía.

El arrastre del lazo fue tan fuerte que aún estando arrodillado en el suelo, fue atraído hacia el cuerpo del chico de un solo movimiento quedando a nivel del cuello de Jimin mientras el olor a caramelo y limón ahondaba en sus entrañas y su dragón rugia enfurecido.

— Y decían que los padres y abuelos modernos no tienen que preguntar dirección, calle, hogar, hora y compañia cuando su hijo o nieto sale. — Escuchó a lo lejos Jungkook. — Se pueden replantear eso. Abre espacio, muchacho y controla a tu bestia.

Reinicio. KOOKMIN. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora