El ambiente estaba tenso. Jungkook cargaba en brazos a un bebé que no era suyo y no llevaba ni media hora de conocer.
La casa estaba en total silencio y sólo se podían escuchar las pocas respiraciones que cada uno tomaba temiendo que algo fatal sucediera si causaban más caos hiperventilando.
Yugyeom realizaba un chequeo minucioso del joven, detallando cada aspecto del mismo, sus cambios físicos, fisiológicos y fluctuaciones anormales de ondas. Como dragón mayor era sencillo verlas, más aún si estas se encontraban tan enredadas y vibrantes como las del joven, haciéndole cuestionarse la repulsión hacia la presencia y acercamiento de su nieto.
Él notaba como las ondas se alteraban si se acercaba Jungkook, y como estas danzaban suavemente con el pequeño en brazos de su nieto.
Lo que era aún más raro, recaía en el hecho de cómo la tonalidad y color de sus feromonas se intentaban mezclar tímidamente con las de su Jungkook pero luego explotaban.
Tomó la mano del joven muchacho y realizando una corte en su muñeca dejó que ciertas gotas de sangre abandonaran el cuerpo del omega. Vaya sorpresa se llevó al notar la turbidez de la misma y cómo las ondas se dirigían a esta.
Un dragón mayor aprendía esto con el tiempo, y para su fortuna lo ayudaba en su trabajo.
Pero, ahora el despertar del chico al igual que sacarlo del reclamo provocado sin intención solo causaría más estragos en él.
Conocía muy bien estos casos tan desgarradores y tristes. Especialmente cuando hace siglos atrás sucedieron algunos en su especie, terminando el muerte de miles de sus conocidos y casi logrando diezmar a toda la población de dragones en general.
Sin el constante apoyo, morían. Con la presión, se alteraban e incrementaba las posibilidades de reclamo por parte de la luna, si se veían amenazados bloqueaban todo su sistema y podrían provocarse ellos mismos la muerte instantánea.
Los dragones eran fuertes, pero conocía de casos fuera que lo marchitaban a gran escala dejando a atrás a miles de niños desamparados.
Sin embargo, había una opción. No todos la conocían y no sabía si funcionaria. Era peligroso. Un fallo y muchas vidas se verían comprometidas, en especial la de su nieto.
— ¿Cómo se encuentra, Doctor?
La voz de la mujer era temblorosa y sus manos reposaban su pecho, cerca del corazón.
— Su condición no es muy buena. Para llevar casi 6 meses en este estado debo decir que ha respondido bien y no se ha dejado caer en la oscuridad completamente. — Dijo mientras recolectaba un poco de sangre en un envase dorado. Ambos padres se sorprendieron de que supiera el tiempo.— No puedo decir lo mismo de su lado shifter y en este caso como omega. — Con un poco de ungüento el corte se cerró velozmente y las ondas se alejaron del lugar donde la sangre antes era expulsada. — Está carcomiendolo, devorandolo por dentro lentamente. No tengo base sobre la personalidad del lado más primitivo de su hijo, pero lo que he visto es el completo deseo de aniquilación y me temo que no solo con el causante de su miseria, sino con todo lo que lo rodea incluso contra sí mismo.
El padre de Jimin respiró mientras miraba hacia arriba y miró a su hijo tan pálido como la nieve, su cabello más plateado ahora que rubio y sus labios algo carentes de tonalidad viva.
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Reinicio. KOOKMIN.
Teen FictionJimin ha perdido a su pareja, pero no de la manera habitual. Su compañero no tuvo un accidente, fue asesinado o murió debido a alguna desastrosa e infortunada enfermedad, no, claro que no. Lo habían desechado como si no valiera nada por una omega b...