Yugeom veía a su nieto desde la mesa del comedor.Este se encontraba tarareando una de sus típicas canciones mientras cocinaba con su abuela y eso lo tenia intrigado.
Volvió la vista a su tablet en donde se encontraba abierta la sección de noticias del día para cerrarla y entrar a la aplicación descargada para las cámaras que secretamente había instalado en el negocio de su difunta esposa.
Nayeon era una Jeon y como tal, en su especie el apellido de la hembra y omega era el que regia la familia. Su negocio había empezado de forma pequeña, humilde y dulce, juntos habían creado Golden Jeon Patisserie logrando que con dedicación y amor puro está creciera y fuera reconocida.
Por lo que no podía dejar de estar pendiente de una de las cosas que hizo con su amada hasta el día de su muerte. Y si, era triste porque gracias a su constante escrutinio en cada momento del día en el local tenía las pruebas que tanto había necesitado hace mucho, mucho tiempo. El problema era que aun no era el momento indicado para arrebatarle el poder al alfa de su hija, su adorada, inocente y despistada Lila, quien no era buena en cocina pero poseía un paladar magnífico para evaluar postres como él.
Guardó ciertos videos y nuevamente observó a su alegre nieto mientras este guardaba los utensilios de su querida esposa en una bolsa.
— ¿Irás con la Sra. Sunhee? — Kook asintió mientras se agachaba a buscar otro utensilio. — ¿No tiene ella sus propios materiales? Creí que habían ido de compras juntos un día. — Dijo recargando su barbilla en la mano y apagando el aparato en la mesa.
— Sí, pero está vez será en la casa de su hijo y los ha olvidado. No tengo problemas con llevarlos allá, además gracias a ella tengo cientos de pedidos mensuales. — Sonrió satisfecho. Yugeom no entendia el delirio de hacer ruido con las ollas cuando buscaban algo que sabían no estaba entre ellas. — Es una excelente persona, siento que se hubiera convertido en la mejor amiga de la abuela en cuestión de minutos, y es muy ocurrida. ¿Sabes que dice que son shifters palomas para no tener que andar explicando que en realidad son de los casi extintos osos polares?
Yugeom lo observó durante minutos. Ambos sabían lo especial que era Nayeon con respecto a las amistades y claramente si su nieto podía ver que tenía cierto toque que atraería a su amada quien también mentía ocurrentemente sobre su procedencia debía ser cierto. Kook tenía ese don.
Vaya coincidencia.
Una sonrisa algo nostálgica se plasmó en su rostro.
— ¿Te parece?
— Oh sí, más que nada en el mundo. Incluso podría haberla ayudado a no matarte de hambre durante sus primeros años de vida enlazada. — Se carcajeó a gusto el joven. — Y tampoco puede oler al igual que tú, así que por eso debo siempre ayudarla.
Aquello intrigó al mayor. Eran muy raras las especies, en especial aquellas en peligro de desaparición como la de él no poseer sentido de olfato.
Miró a Jungkook esperando que dejara de trastear tanto y murmurara sin sentido, quien luego de guardar sus guantes siguió.
— No. No es doctora, ni enfermera, ni criminalista. — Específico ante la anhelante mirada de su abuelo quien se desinfló decepcionado.
Él realmente quería alguien con quien conversar sobre casos en la morgue y muchas cosas más, sin embargo casi nadie en esta ciudad quería ensuciar sus manos y matarse leyendo libros de anatomía, no si aquello incluía cada especie de shifters y sus variantes.
Bastante ya tenían con sus clases de biología respecto a su parte humana.
— Oh, vamos abuelo. Quita esa cara. Ella puede escucharte, según tengo entendido sus amigas en su antigua residencia universitaria hablaban sobre lo que tu amas, así que algo ha de saber.
Bien. Eso era mejor que nada.
— Gracias Kookie, pero creo que ya deberías estar en camino.
El muchacho se percató de su lentitud y falta de medida en cuestión de tiempo.
Por lo que tomó todo y dejándolo afuera procedió a guardar un cambio de ropa.
— ¡Dime si quieres acompañarme un día cuando deba ir a darle clases! ¡Estoy seguro que le encantará alguien hablador como tú! — Gritó mientras corría escalera arriba en búsqueda de un pantalón, camisa y ropa interior para luego literalmente espantar a Yugeom por saltar del segundo piso a abajo quien se agarro el pecho del espanto.
— ¡Por todos los alados! ¡Jungkook, ¿Qué te he dicho de no hacer ese tipo de obras adrenalinosas, niño?!
Él aludido solo le rascó la parte de atrás del cuello al hombre para relajarlo y se despidió antes de cambiar de forma y alzar en vuelo.
— ¡Jeon Jungkook! ¡El vuelo a estas horas del día en este estrecho lugar está prohibido! — Gruñó mentalmente el anciano dragón acercándose a la ventana para ver a su travieso nieto que burlándose hizo una acrobacia en los aires aún sosteniendo la canasta entre sus garras. — Vas a matar a esa pobre mujer, si no es a su nieto.
<<Siempre podrías cubrirme la espalda con su muerte>> Dijo sin pudor alguno aún sabiendo que sólo recibiría más regaños dulces por su abuelo.
Huh. Jungkook realmente quería que su relación con sus padres fuera así.
Feliz mientras jugaba en pleno vuelo lanzando aros de humo para pasar entre ellos, llegó a su destino. Y gracias al cielo, la casa tenía un enorme patio trasero y más que nada, un gran terreno de bosque.
Aterrizó sin hacer mucho escándalo para volver a su forma humana, buscó sus prendas, se las colocó, se miró al espejo, se limpió sus manos y arregló un poco su algo largo cabello.
Tomando una inhalación profunda volvió a sentir aquel aroma de caramelo y limón tan delicioso, y con paso ligero rodeó la casa. Mientras pasaba por los laterales una ventana dejó a la vista una sala hermosamente decorada, nada extravagante pero cálida y sofisticada, en ella se encontraban dos hombres, uno mayor que suponía era Sam - el torpe pero tierno de Sam - como le decía Sunhee y otro más joven quien sostenía a un bebé en brazos.
Ese bebé tenía el olor de su creación. Aquello le aceleró el corazón en desmedida sin haber razón alguna. ¿No había sido un aromatizante? O es que acaso se estaba equivocando?
Un bebé no podía emitir feromonas. Si, se estaba volviendo loco.
Estúpido dragón con anhelos paternales, o más bien delirios paternales.
Un movimiento más atrás lo despabiló y siguió rodeando la gran casa hasta llegar a la puerta.
¿Bien y ahora qué?
¿Tocaba? ¿Llamaba al timbre? ¿Le enviaba un mensaje?
Si pudiera oler, ella ya hubiera abierto la puerta.
— Kookie.
Y como siempre, ella lo sorprendía. Una amable mujer con bella alma le abría la puerta.
— Buenas tardes, Sunnie.
La mencionada lo abrazó y le quitó la canasta.
— Eran buenas. — Dijo Jimin desde más atrás.
¿Uh? ¿Quién había dicho eso?
Sunhee le apretó el hombro y le regaló una mirada que se asemejaba a la de su abuela.
— Ahora que estás aquí, será mejor. Por eso ya no es buena. — Aseguró la mujer.
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Wuenas, wuenas.
¿Se puede?De nos viene el encontronazo de nuestros babys *-* 💜
Amo a Sunnie y Yugeom, son mi mayor adoración.¿Les está gustando? Comenten aunque sea un corazoncito, me haría muy happy c:
Borahae para cada ojito sano que poseen 😉
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Reinicio. KOOKMIN.
Teen FictionJimin ha perdido a su pareja, pero no de la manera habitual. Su compañero no tuvo un accidente, fue asesinado o murió debido a alguna desastrosa e infortunada enfermedad, no, claro que no. Lo habían desechado como si no valiera nada por una omega b...