Capítulo 11

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CAPÍTULO 11:

Llevamos tan solo unos 20 minutos de camino, pero casi podría jurar que han sido horas. Han sido los 20 minutos más incómodos de mi vida. No es posible que nadie haya dicho una sola palabra. Megan solo tiene las frente recargada en la ventana, y en su reflejo alcanzo a ver la cara de disgusto que tiene. No mira hacia nada. Solamente tiene en la mano su bufanda morada, jugando con ella igual que como siempre lo hace. Nicki está dormida, o al menos eso creo. Está recostada en mi hombro, y no se mueve ni nada por el estilo. No alcanzo a ver si sus ojos están abiertos o cerrados, por eso solo asumo que ya se ha dormido. John va muy concentrado en el camino. No se puede ver casi nada. Tan solo nos alumbra la luna. De vez en cuando prende las luces para echar una mirada rápida al camino, y de nuevo las vuelve a apagar. En cada espacio en donde hay un poco de luz podemos apreciar a varios mordedores a su alrededor. En verdad necesitan la luz. Parece que teníamos razón en que son altamente visuales.

Entramos de nuevo a la ciudad, o por lo menos a donde hay más edificios, ya que no estábamos tan fuera en realidad. Al paso al que vamos, llegaremos pronto con Will, Mary, y Emily. Necesito llegar ya. No puedo esperar a ver cómo está mi hermano. Estoy seguro de que las ha estado cuidando bien. Confío en ello.

Llevamos solo unos minutos. Aún falta tiempo para llegar. No solo porque mi casa esté lejos, sino porque vamos muy lento y con mucho cuidado, por obvias razones. No es como antes. Nicki sigue recargada en mi hombro, y es la primera en decir una palabra en lo que llevamos del viaje, así que al parecer si estaba despierta.

-¿Qué sientes de saber que ya en unas horas verás a tu hermano? –susurra Nicki. Parece que me ha leído el pensamiento, como siempre.

-Justo en eso estaba pensando –le susurro también– Solo quiero llegar y asegurarme de que estén bien los tres. Después de eso es sencillo, y todo esto habrá acabado.

-Él está cuidando bien de ellas, James. Lo sabes –me dice, mientras se quita de mi hombro y se sienta bien.

Estoy a punto de contestarle a Nicki cuando algo nos detiene de pronto. En el auto siento un movimiento muy brusco en la parte donde estoy. John frena instantáneamente. Al parecer se ha ponchado la llanta que está atrás, del lado izquierdo, donde yo estoy. Frenamos tan fuerte y de golpe que todos nos vamos hacia adelante en un movimiento muy fuerte. Nadie lo esperaba, y obviamente ninguno de nosotros traía puesto el cinturón de seguridad. Es decir, ¿quién nos iba a multar por eso?

-Lo siento por eso –se disculpa John, mientras suelta el volante al que se aferró con fuerza.

-¿Están todos bien? –pregunto, mientras veo que no he sufrido ningún golpe grave.

-Sí –responde Megan– todo bien.

-Yo igual –dice Nicki.

-¿Qué fue lo que pasó? –pregunta Megan, aun sobándose la frente. Se ha golpeado, pero no es nada grave.

-Creo que se ha ponchado la llanta trasera –dice John.

-Eso parece –le contesto, mientras trato de abrir mi puerta para ver si eso fue lo que pasó, pero antes de abrirla recuerdo que ya no estamos en casa de Danny. Aquí puede haber muchos mordedores, y quizá eso sea más peligroso. Además la llanta hizo demasiado ruido cuando se reventó. Es muy probable que muchos mordedores vengan en camino, si es que había muchos de ellos cerca.

-John, ¿dónde estamos? –le pregunto, pues él es quien ha estado atento al camino.

John me explica más o menos en donde nos encontramos. La verdad es que yo suelo pasar mucho tiempo en mi casa, así que no conozco muy bien la ciudad. No entiendo muy bien lo que explica John, por lo que hago un esfuerzo por ver por la ventana. Hay muy poca luz, pero alcanzo a ver que a un lado de nosotros hay un edificio. No muy grande. De unos tres o cuatro pisos, como máximo.

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