Capítulo 3

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CAPÍTULO 3:

Subimos rápidamente para decirles a John y Megan lo que acabamos de descubrir. Les decimos que solo debemos tener cuidado con cualquier mordida. Al parecer es la forma en la que se contagia, o por lo menos la única que conocemos hasta ahorita. En realidad eso sería un gran alivio. Tan solo hay que evitarlos. Evitar ser mordidos. Creo que podría ser peor. Podría contagiarse por cercanía, o por simple contacto. Si fuera así, ninguno de nosotros estaría aquí ahorita. Y ni se diga de imaginar la cantidad de gente que habría muerto en toda la ciudad.

Después de explicarles, nos dicen que nos sentemos en el piso con ellos para comer. Es increíble que Danny tuviera una casa de tres pisos en donde solamente la planta baja y su habitación estaban decoradas. Todo o demás parecía parte de una casa en venta recién construida. Estaba todo limpio, pero no había absolutamente nada. Es un buen lugar para relajarse. Además no tenemos que ver a nadie sin vida en el piso, o fotos de personas que corrieron con una suerte peor que la nuestra. Sé que suena frío, pero insisto en que es la realidad. No me agrada más que a nadie, pero así es.

Nicki y yo nos sentamos en el piso como dijeron John y Megan. Tenemos muchas opciones para comer, así que debemos decidir con qué empezar.

-Deberíamos empezar con lo que caduca pronto –sugiero– para poder racionar la comida. Por ejemplo, la leche, el jamón, el queso, etc. Y guardaremos lo demás para después.

-Y por ningún motivo abran las latas –dice Nicki, quien entendió perfectamente a qué me refería– esas duran mucho tiempo. Nos servirán mejor después. Y no podemos comer tanto.

-Ni tantas veces, supongo –dice John– Creo que será mejor reducir las comidas. No sé si sea lo adecuado, pero creo que debemos reducirlas a solo dos por día.

-Tampoco sé si sea adecuado –respondo–, pero es necesario. Eso te lo puedo asegurar. Por lo menos hasta que esto haya pasado.

Nos ponemos a comer un poco, y obvio todos nos quedamos con hambre, pero al parecer eso será lo que pase de ahora en adelante. O por lo menos por un tiempo. Al comer pareciera que las cosas no están tan mal. Nos ponemos a platicar y tratamos de pensar qué hacer.

-Megan –dice Nicki, cambiando un poco el tema– ¿Cómo sobreviviste? ¿Dónde estabas?

Megan parece sentir un pequeño escalofrío. Al parecer los recuerdos no son tan placenteros, aunque ¿cuáles lo son? No creo que alguien haya vivido algo bueno. Se tranquiliza un poco y comienza a contarnos lo sucedido.

-Yo estaba afuera cuando todo pasó –comienza a relatar, con una voz en la que se nota su tristeza. Odio hacerla pasar por esto, pero necesitamos saberlo. En verdad cualquier cosa que nos diga algo puede ser más útil de lo que creemos– No entré la casa a ver las noticias. No soy tan morbosa. Obvio jamás imaginé que estarían hablando de algo así. Solo le dije a Ricky que me trajera un vaso de agua. Esperé un rato viendo el jardín solo, hasta que todos comenzaron a correr hacia afuera. Al principio creí que podría tratarse de un asalto, así que me escondí debajo del asador. En un pequeño compartimento con una puerta de metal. Después de escuchar tanto alboroto, me asomé rápido y vi como muchos se estaban atacando. Todo se veía muy mal, así que me quedé aquí. Pude escuchar gritos, y aparte unos sonidos como de furia, pero ninguna palabra concreta. Fue cuando comprendí que pasaba algo realmente malo.

-¡¿Pasaste toda la noche ahí?! –pregunta John, con cierto aire de sorpresa, pero también mostrando algo de admiración.

-Sí –responde, y después prosigue– no escuché nada hasta que James bajó. Fue entonces cuando me asomé, sin hacer ruido, y vi que era él. No supe qué más hacer. Era la primera persona que veía desde entonces. Toda la noche mientras me asomaba, solo pude ver a todos en el piso. Todos estaban sangrando, o gritando, hasta que llegó ese silencio que duró lo que pareció una eternidad. Cuando vi a James me abalancé sobre él. ¿Qué más podía hacer?

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