Saturday morning

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Jeongin despertó con un dolor bastante punzante en su zona baja. No entendía porque. Tampoco entendía porque sus sábanas no olían igual.

Y cuando se reincorporo.

¡No entendía porque estaba desnudo junto a otros dos chicos!.

O carajo, los recuerdos de anoche llegaron con un baldazo de agua fría en una mañana de invierno. Bien recordaba que hicieron eso, durmieron un rato y los tres habían despertado en la mañana, y por alguna razón después de conducir y llegar hasta la casa de uno de ellos. Lo volvieron a hacer, solo que esta vez el pelirnaranja lo había follado.

Jeongin se quería tirar por la ventana.

Tenía ganas de gritar o correr o desaparecer de la faz de la tierra. Había tenido sexo con dos desconocidos ¡Y ambos eran hombres! ¡Y el había recibido! ¡El! Jeongin no se recibía, no prefería comerse una cebolla cruda antes que recibir, el follaba ¡No lo follaban a el! Había estado tanto con chicos como chicas, no con muchos para ser específicos dos chicos y el no había recibido fue hasta la tercera vez que una vez ¡Solo fue una vez! Y juró que no volvería a pasar.

Con cuidado de no despertar a los chicos a sus costados se levantó de la cama. Ni siquiera se iba a tomar el tiempo de verlos, solo debía marcharse. Entro al que aparentemente era el baño y cuando encendió la luz ganas de desparecer aumentaron el triple.

Tenía marcas en todo el cuerpo de manera literal. En su cuello su pecho, su caderas he Incluso en sus muslos. Algunas era muy marcadas hechas con fuerza y otras desaparecerían en menos tiempo, pero las más llamativas eran la que estaba en su hombro y la que estaba en la derecha cerca de su cadera.

Eso y añadiendo el dolor en su trasero ¡Malditas bestias! Fue lo que pensó el menor. Debía tapar las marcas en su cuello las demás no se verían pero las de su cuello sí.

Tomó su ropa y se vistió rápidamente, pero se fijo que había una nota pequeña escrita a mano sobre su teléfono.

“nos vemos el domingo”

Jeongin arrugó el trozo de papel y frunció el ceño. Claro que no los vería de nuevo ni siquiera sabía sus nombres y sus caras se veían algo borrosas en sus recuerdos de anoche que ni siquiera se iba a molestar en hacerlos claros.

Le marco a Sua con la esperanza de que su noona contestará la cual le recibió en su hogar sin protesta alguna. Claro que no paso desapercibido las marcas de Jeongin.

— Noona ayúdame como las quito ¡Noona!.— Lloriqueo Jeongin sentadose en la cama de la mayor.

— Las puedo maquillar.— Dijo ella mostrando una brocha y una base.

— Mañana debo ir a la iglesia me tengo que bañar no se van a quitar así.— Jeongin se lanzó de espaldas a la cama y pataleo.

— Colócate hielo, y mañana estarán menos marcadas llévate esta esponjita y esta base, te la aplicas así cuando te maquillas el rostro y eso.— Habló la mayor saliendo de la habitación para luego de unos minutos volver con una bolsita con hielos.

Jeongin se la puso dónde estaban las marcas y se quejó un poco del ardor.

— Tuviste una noche muy alocada.— Molesto la mayor.

— Sua no.— Se quejó Jeongin viendo que la mayor se burlaba.

Esperaba que eso al menos las ocultara.

Sun𝗱𝗮𝘆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora