AURORA

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Se va la aurora, y junto a ella, se va una vez más, aquella estrella que sueño ver cada noche, aquella figura abstracta y cambiante, aquella estrella hermosa que toma luz ajena para iluminar mis ideas.

Sí, junto al aurora de la noche, se me va la luz de la luna, y llega la luz resplandeciente y quemante de la estrella madre que, ningún ojo humano podrá ver jamás de manera natural y directa, pero que imaginamos.

Con la ida de la luna, llega el sol, y con él se va mi ser de vida romántica y poética; abriendo paso a la  llegada de mi vida real, llena de preocupaciones, lamentos y esperanzas, y uno que otro sueño.

Con la ida de la luna, te me vas tú y con la puesta del sol llegas a aparecerte en mi camino, pero muy lejos.

Arribar a ti sería lo más bonito de la vida, alcanzar los niveles de una diosa hermosa como la luna y fuerte como el sol.

Pero me abstengo a  todo ello, y solo encuentro alivio en las noches que suelo subir a mi tejado y observar tu esplendor brillante en la sima de las nubes, mientras espero el sol.

Y es allí, cuando mi triste alma en pena, se fija en que una vez más, me has cachado observando tu cuerpo desnudo. Y en un par intercambios de irá y rabia, me arrojas luz cegadora y ardiente, las primeras gustosas, pues, así me parecen, y son tomadas como placenteras en pasión que me llevan a pensar en que te gusta que te observé, pero, ¿Si no es así, por qué te desnudas cada noche?

Duvan Maldonado. 2021
B/quilla – Colombia

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