MI DON Y MI ARTE

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MI DON Y MI ARTE

¿Mi don por escribir? Se lo debo a aquella soledad oscura de un jardín infernalmente frío, se lo debo a aquel lugar lleno de musgos y mala hierba, se lo debo a la cara gris de la luna que iluminó mi noche mientras trataba de hallar una respuesta. Mi don es honor a las musas divinas de mi tristeza y agonía.

Se lo debo a todos mis vacíos, aquellos que he traído desde la niñez, hasta ahora y trato de llenar con palabras que llevan por si mismas puras mentiras.
Herede un arte que me ha causado más dudas que otorgarme respuestas, poseo capacidades que no controlo, y no domino, pero tampoco me dominan. He aprendido cosas y olvidado unas otras, pero esto no se va, no se aleja de mi. Es mi gran forma de expresarme y de verme ante el espejo y saber quién soy y para que estoy.

Estoy para esto, para escribir y escribir incoherencias de alegría y romance de amores tan perfectos que Dios mismo querrá derribar a causa de envidia a la felicidad misma del hombre. Estoy para escribir sobre ti, sobre mi, sobre un objeto, sobre un ángel, sobre un destino, estoy para escribir hasta de la vida y la muerte misma. No me importa, en lo absoluto sobre que me motive a hacerlo, tan solo lo haré.

Estoy para escribir sobre aquello que me llena de temor o aquello que me otorga valentía. Puedo escribir, sobre el odio que me sientes, puedo escribir sobre el amor que yo te siento. Puedo escribir sobre tus ganas de cada día hablar mal de mi. Puedo escribir sobre mis deseos de besarte cada ves que te veo caminando por la calle.

Puedo escribir sobre mi pasado, sobre mi presente y sobre mi futuro incierto. Podría escribir hasta morir, y podría redactar mi muerte antes de morirme, ¿Lo ves? Puedo escribir sobre mi suicidio.
Puedo escribir, sobre todo, pero no sobre la verdad que escondo, no puedo escribir sobre cuánto he sufrido, sobre cuánto he sufrido y porque le debo a lo que sufrí. ¿Tú puedes hacerlo? Si, tu respuesta es que si puedes.

Entonces, estaría gustoso de saber tus sufrimientos infantiles. Y quizás, tan solo quizás de esa manera yo me animé a decirte “Sabes que estoy aquí, para cuando me necesites” pero, no pasará. Tu no vas a escribir sobre ello y, yo… no diré aquí estoy, no será necesario. Pues, en efecto, tú no necesitas de mi. Necesitas de alguien más.

Le puedo escribir a la melancolía que me ha guiado desde siempre, le puedo escribir a mis fracasos y a la tuyos, le puedo escribir a mi ángel de la guarda y, a mis enemigos también les puedo escribir. ¿Por qué puedo escribirle a todo? ¿Existe alguna respuesta para todo? ¿Qué es el todo y qué es el nada? ¿Tu lo sabes?
Quizás para cuando te des cuenta, ya sea demasiado tarde.

Es momento de entrar, de caer, de sepultura, es momento de llorar. De llorar por lo que está corta vida, ha traído para conmigo. Cosas buenas que se han acabado, lo que fuimos, por ejemplo. Y las cosas malas que aún están, yo, por ejemplo.

¿Mis temores? Mis temores soy yo mismo, y no por conocer mis capacidades porque en efecto, no las conozco ni tu misma de te conoces al cien por ciento. Mi temor hacia a mí radica en que, una lucha conmigo mismo, es una lucha constante de nunca acabar. Un devenir tedioso, un vaivén impaciente lleno de calma y templanza.

Yo no lo temo a lo de mi, pero tampoco me enorgullece lo bueno que llevo en mi, tan solo, sé que es algo de mi ética ser bueno, pero también lo es ser malo. Mi temor rige mi existencia, mi temor me dice que no debo salir por mi propia sobrevivencia, mi temor me dirá la hora exacta y lugar adecuado para partir. Y para cuando ello llegué, quiero que sepas que ya le he escrito a mi soledad. 

¡Y con ello, cierro está parte del comunicado!

Duvan Maldonado. 2021
B/quilla – Colombia. 

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⏰ Última actualización: May 02, 2021 ⏰

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