—Mirá, noté que tus notas bajaron muchísimo, entregaste los dos últimos exámenes en blanco y estás faltando mucho, por lo menos a mi clase...
—Sí, es verdad, no he estado viniendo -replicó César, con total desinterés.
—¿Te pasa algo? ¿Todo está bien en casa?
—No me pasa nada, todo está bien.
—¿Seguro? Te pregunto porque te noto como ausente en las clases. No quiero invadir tu privacidad, pero me preocupa y aunque no lo creas, me doy cuenta cuando a mis alumnos les pasa algo. Más allá de la materia en sí, que puede ser complicada para algunos...
—Sí, todo está bien, profe. Sólo me distraje un poco.
—El año pasado tenías buenas notas en pedagogía, y aunque en Taller no hablabas mucho, ahora te noto mucho más callado. Si hay algo en que te pueda ayudar...Se quedaron mirando fijamente por un segundo. La docente calló. Él estuvo a punto de abrir la boca, pero se contuvo. Dentro de lo escaso que era su trato con los profesores, Ana era uno de los cuales más agradables parecía. Pero algo en su mente le dijo que no era buena idea meter a más gente en ese asunto.
—No me pasa nada, profe, quedate tranquila. Me dejé estar un poco, nada más.
A pesar de que notó que él mentía, entendió Ana que era inútil seguir insistiendo, por lo que lo dejó irse a su casa. No sin quedarse preocupada sin embargo.
Así mientras pasaban los meses, el conflicto entre César y Evelin iba recrudeciendo a la par de que las notas de él y sus relaciones sociales en general iban degenerando. El curso entero y parte de la escuela se vio implicada en el asunto, cuando, durante una proyección escolar con varios cursos juntos en el Hall de la escuela, ambos jóvenes empezaron a hacerse gestos obsenos a la distancia. Los gestos fueron advertidos por la directora, quien pidió para el día siguiente, una explicación a la preceptora del curso sobre lo que pasaba con esos dos.
A la salida de ese mismo día, Evelin confrontó por fin a César en la esquina frente al colegio. Pocas palabras fueron: dos insultos y una amenaza, pero seguidas de una trompada(de ella a él). Ella salió corriendo pensando que tal vez él la seguiría para agredirla pero César sólo se quedó petrificado, sin decir una palabra. Durante unos segundos permaneció así y luego continúo camino a casa como si nada pasara.
Al llegar intentó procesar lo que le acababa de ocurrir. Por primera vez en su vida una mujer le había pegado. No sabía qué sentir. No le había dolido físicamente el golpe de la manito de ella, pero si le llamaba la atención su propia falta de reacción. No intentó cubrirse en ningún momento. A pesar de sus escasos músculos pudo haberla sujetado con algo de esfuerzo, ya que Evelin era incluso más débil físicamente que él, pero no lo hizo.
Las cosas no hacían más que empeorar. Esa misma tarde, su madre fue citada por la directora. Al volver a casa fue un escándalo, ya que según parece, los padres de la chica estaban analizando la posibilidad de denunciar a César por acoso.
—¿Denunciarme a mí? ¡Si la hija de mil puta que me estafó fue ella!
—¡DEBISTE HABERME CONTADO, HIJO! ¿Acaso no tenes madre? ¿Estás loco, querés que te pase algo? ¡¡No jodas más con esa pendeja, por amor de Dios!!Algo así fue la discusión con su madre, ambos entre lágrimas. El asunto ya tomaba ribetes trágicos. No era del todo cierto lo de la denuncia, la madre de Evelin simplemente se lo había dicho a la directora para asustarlo un poco y que cesen las hostilidades.
Sin embargo, esa noche, como de costumbre, César acudió al cyber. No tenía intención de discutir con nadie, sólo quería distraerse. Pero vió que su casilla de correo electrónico contenía un mensaje. Era de nada menos que el novio de Evelin.
—Hola, sé que andas jodiendo a mi novia. Quiero saber cuál es tu problema, en buena onda, ella está conmigo y no quiere nada con nadie más, podemos aclararlo por chat si te parece.
Si bien lo sorprendió el respeto con el que le habló, le molestó que el tipo pensara que el problema iba sobre "intenciones románticas" cuando todo lo que el quería era sólo venganza. Su respuesta fue por mensaje instantáneo de Hotmail:
—Hola, ¿Darío es tu nombre no? Te hablo ahora que te veo conectado. Yo no quiero nada con ella. Simplemente me estafó, me hizo creer que estaba soltera que quería salir conmigo, y me hizo cargarle crédito. La plata a esta altura me da igual, sólo quiero que me pida disculpas y reconozca que me mintió, eso es todo.
—Jaja ¿y vos pensás que Eve te va a pedir disculpas? Claramente no la conoces. La hago corta: déjala de joder o te cago a trompadas.
César no sabía si responder o no. Conocía la mala fama de la familia del tal Darío, pero no quería quedar como cobarde. Algo debía de responderle. En ese momento, recibió un mensaje instantáneo de Evelin, quien seguramente estaba junto a su novio, porque de alguna manera sabía que estaban hablando.
—Deja de mentirle a mi novio, "violín" hdp, la culpa no es mía, si fuiste vos el pajero que me creyó. Además te aviso: Las cargas que me hiciste fueron para Eli.
"Vaya, qué sorpresa, Eli también metida en todo esto... Al final era otra hija de puta más" Pensó César con sarcasmo, ya confirmando su decepción sobre la rubia. Era evidente que Eli fue parte del engaño, pues era una de las mejores amigas de Evelin, pero era muy caradura que se haya hecho pasar por "amiga" o al menos haya sido amigable con César falsamente. Si las cargas habían sido para ella en realidad, ya poco importaba.
Mientras continuaban los insultos de Evelin en un chat, y las amenazas de su novio en el otro, César sintióse un poco abrumado por tanta agresión. Ignoró los mensajes de ella y sólo se limitó a responderle a él.
—Hacé lo que quieras, negro. Es problema tuyo la clase de persona con la que estás de novio. Nos vemos.
El contador del cyber se había ido al carajo. Prometió volver a pagar mañana.
A pesar de las amenazas serias de violencia que había recibido, lo embargaba una enorme sensación de libertad, mientras volvía por las vacías y frías calles. Una sensación de levantar vuelo, que casi lo hacía feliz.
Finalmente se había roto en él por completo todo el amor que alguna vez sintió, ya no quedaba dentro suyo espacio ni siquiera para sentir lástima. La decepción le hizo abrir los ojos de par en par, por mucho que doliera, ésta vez estaba seguro. Evelin no valía la pena ni siquiera para ser odiada.Se sintió libre. Supo que valía algo, que valía algo más que esas discusiones de mierda con gente de dudosa moral. Supo que ella no era digna ni siquiera de su odio. Que no estaba a la altura de ser su enemiga. Y se sintió libre. Pensó que había tocado fondo por fin, para empezar a salir.
Era mediados de Junio de 2011.
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La quiero, Miss.
RomanceUn estudiante herido y necesitado de amor , una profe que encuentra en él, algo más que unos ojos virginales, hermosos y llenos de dolor.