La clase de pociones doble de sexto año que comparten Gryffindor y Slytherin no tiene ni media hora de haber comenzado y Sirius ya se está muriendo de aburrimiento, ni si quiera puede hablar con sus amigos ya que el profesor se le ocurrió la magnífica idea de elegir él mismo la parejas de cada mesa y como la vida, y el profesor, lo odian le tocó justo con el amargado de Quejicus.
Oh destino ¿Por qué eres tan cruel con el pobre y guapo de Sirius?
El Gryffindor sigue mezclando su poción, fingiendo que ha estado prestando atención, aunque no ha escuchado ni la mitad del balbuceo de su profesor, simplemente ha añadido ingredientes a lo tonto en el caldero para que no lo regañen, quejándose en su cabeza de lo aburrido que está.
Le dio una disimulada mirada al Slytherin a su lado con molestia, quien ha estado ignorando la existencia de Sirius desde el momento en que los colocaron en la misma mesa; toda su atención centrada en la poción en la que trabaja, Sirius está irritado con su presencia, le resulta incomodo lo apático e inexpresivo que es su rostro, como si casi no tuviera emociones; las únicas veces que lo ve reaccionar como un humano medio normal es después de un buen rato de molestarlo y ni así lo ha visto perder el control. Le pone de los nervios y eso no le gusta.
Además, ha estado intentando molestarlo desde que comenzó la clase y nada ahora lo está ignorando por completo, y eso es algo que Sirius no puede dejar pasar.
Así que con un nuevo objetivo en mente agarró un poco de todos los ingredientes a su disposición en la mesa, los mezcló y apretó en una bola, sin estar del todo satisfecho buscó en sus bolsillos; encontró unas bolitas de pelusa, dos grageas de todos los sabores, un chicle masticado y un caramelo explosivo.
El pensamiento de que debería limpiar sus bolsillos quedó en lo profundo de su mente mientras agregaba lo que acababa de encontrar a la bola. El resultado final es una bola pequeña e irregular de varios colores, a la que le sobresalen las patas de algunos insectos, no más grande que una pelota de golf.
Con su obra maestra lista observo al chico a su lado, quien sigue sin darle ni una mirada, sacó su varita y con un disimulado movimiento tiró al suelo el bolso del Slytherin, en el segundo en que Severus volteó por el ruido Sirius aprovechó la oportunidad y tiró la bola al caldero, salpicando la mesa, al entender lo que había pasado Severus volteó en su dirección con el ceño fruncido.
—¡Black!
Cualquier otra cosa que fuera a decir fue interrumpida por el caldero que explotó como una bomba, llenando el salón de un espeso humo de color rojo oscuro y negro.
—¡Todo el mundo, guarde la calma! —llamó el profesor comenzando a despejar el humo.
—¡Sev! —el grito de Lily resonó casi al mismo tiempo.
—¿¡¿¡ACASO ERES IMBÉCIL!?!? —el fuerte grito opacó cualquier otro sonido en el aula y dejó a todos en un completo silencio al no saber de dónde salió la voz tan obviamente cargada de furia.
El humo fue desapareciendo dejando a la vista los daños causados, la mesa está volcada y una buena parte de la misma quemada, el liquido blancuzco que solía ser la poción ahora es sustancia pegajosa que mancha casi todo en el aula, el caldero; o los pedazos que quedan del mismo, están esparcidos por el suelo, hay una mancha quemada en el techo y varios frascos de vidrio se rompieron derramando su contenido, de alguna milagrosa forma Sirius no parece muy herido donde está sentado en el suelo; a parte de una leves quemaduras parece bien, viendo con los ojos muy abiertos a un muy enojado Severus Snape que se cierne frente a él.
—¡¿¡¿QUÉ CARAJOS QUERÍAS HACER IDIOTA?!?! —Severus esta fúrico, nunca lo han visto tan molesto— ¡¡¡ESO PUDO HABERNOS MATADO A TODOS!!! —nunca lo han escuchado gritar tanto y tan fuerte— ¡¿¡¿SIQUIERA INTENTASTE USAR TU ÚNICA NEURONA ANTES DE HACERLO?!?! —su voz parece convertirse en un gruñido animal de vez en vez— ¡¡¡el que no tengas un puto sentido de autopreservación no significa que los demás tengamos que pagar tu estupidez!!! —y aunque los gritos son impactantes, tomando en cuenta de quien están saliendo, no es por eso que todo el mundo, incluido el profesor, tienen los ojos como platos clavados en el normalmente tranquilo Slytherin y las quijadas casi en el suelo.
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Larga vida al príncipe.
Fiksi PenggemarPorque nunca hay suficientes historias de Severus Snape.