✠ Cap 24 ✠

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Capítulo 24

Prácticamente Gulf le había dado a escoger entre él y su padre. No tenía mucho que pensar realmente, era obvio que lo elegiría a él, no solo porque era su compañero y lo quería, sino porque no se iba a alejar de su hijo por nada del mundo. Pero siendo realistas Gulf estaba siendo demasiado inflexible con su padre, y aquella situación no le estaba gustando nada. No le gustaba sentirse entre la espada y la pared. 

- ¿Eso fue una amenaza Gulf? – preguntó seriamente sin soltar su mano.

- No – respondió el menor – solo te estoy diciendo que es lo que haré en dado caso de que pase –

- Hace tiempo apenas algunas horas te llevabas muy bien con él, hasta me dijiste que querías que lo llamase padre... y ahora –

- Entiendo que lo perdones y que te pongas de su lado, después de todo es tu padre – hizo una pausa para mirarlo de nuevo a los ojos – pero yo no puedo, no puedo Mew, él me hizo mucho daño, no te imaginas lo mucho que sufrí al perderte, yo te amaba profundamente, de hecho aún te amo aunque tú no me recuerdes – suspiró antes de continuar – pero supongo que a ti no te duele tanto como a mí porque no recuerdas muchas cosas –

- Gulf yo... -

- Sé que está mal lo que te dije antes de que acabaras con él – interrumpió – pero tampoco quiero que intentes convencerme de que lo perdone –

- Quizás con el tiempo... -

- No Mew –

- Gulf, ¿Quién crees que fue a traer la sangre que debes beber? –

Si había algo que no le gustaba a Gulf era que le echaran en cara las cosas que hacían por él, menos si no las pedía, y no quería deberle ningún favor a Ionel. Tampoco deseaba que Mew peleara con la persona que había sido su figura paterna por muchos años, no iba a crear un conflicto entre ellos cuando su relación apenas volvía a sanar. Así que sin decir una sola palabra intentó ponerse de pie, pero Mew se lo impidió.

- ¿Qué haces? –

- Iré a cazar – respondió como si nada. 

- ¡No vas a ir a ningún lado! – advirtió el mayor levantando la voz– si no quieres cuidarte ese es tu problema, pero no voy a dejar que a mi hijo le pase algo por tu maldita soberbia y orgullo –

Kana lo observó atónito. Mew jamás le había hablado tan mal a pesar de que los primero días en esa casa no había sido precisamente un anfitrión agradable. Sin embargo, el tono que había usado para detenerlo no solo lo asustó, también lo hizo sentir mal y con unas terribles ganas de llorar.

- Déjame solo – pidió Gulf entristecido.

- Gulf... -

- No voy a ir a ningún lado, pero déjame solo – repitió. 

- Lo siento, sé que no debí gritarte pero te estás comportando como un crío caprichoso y... -

- Solo déjame solo, no quiero estar contigo y si no quieres que me mueva de este lugar por favor márchate –

Mew soltó su mano y preocupado se marchó de la habitación. No había querido gritarle a Gulf, pero en realidad su actitud comenzaba a desesperarlo. ¿Cómo se le ocurría decir que iba a ir a cazar solo porque no quería la sangre que Ionel traería? Aquello no solo era absurdo sino demasiado infantil e irracional. No podía creer que prefería ponerse a él y al bebé en riesgo con tal de no recibir nada de Ionel.

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