✠ Final ✠

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Hemos llegado al fin de esta historia, han sido treinta días, un mes completo teniendo esa bonita interacción con ustedes. Me he divertido mucho con sus comentarios, he aprendido mucho de sus gustos también, y créanme que me los llevo de tarea para mis futuros proyectos. No me queda más que agradecerles el enorme apoyo que le brindaron a mi historia, gracias por su votos, por sus comentarios y por recomendar este FANFIC. El tiempo es algo que no se puede recuperar nunca, así que espero de todo corazón que el tiempo que le dedicaron a "Carmesí" haya valido la pena. ¡Que disfruten el final!

Capítulo 30

Era un día soleado y se antojaba estar afuera disfrutando del buen clima. Eran vampiros, pero unos cuantos minutos a la luz del sol en la privacidad de su patio trasero no les iba a hacer daño. Unos golpes secos en la madera perturbaban la tranquilidad del bosque. Los clavos se encargaban de unir precisamente esos trozos de madera con el primer árbol que se veía desde la puerta de la mansión Jongcheveevat.

Mew se encontraba muy concentrado tratando de terminar la famosa "Casa del árbol" que su hermosa princesa, de ahora seis años, le había pedido construir. Y como cualquier padre, vampiro o mortal, no pudo negarse a las peticiones de su pequelo girasolito que si bien había heredado su personalidad tranquila y pacífica, en lo físico, era el vivo retrato de su papi Gulf.

-          Además se le considera hiperpolíglota, ya que podía hablar con total fluidez ochos diferentes idiomas: serbio-croata, checo, inglés, francés, alemán, húngaro, italiano y latín – Mew exhaló admirando la casa que había podido construir, f...

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- Además se le considera hiperpolíglota, ya que podía hablar con total fluidez ochos diferentes idiomas: serbio-croata, checo, inglés, francés, alemán, húngaro, italiano y latín – Mew exhaló admirando la casa que había podido construir, faltaban ciertos retoques pero en general había hecho un buen trabajo.

- Eso es increíble cielo – dijo - ¿Me recuerdas de quién estamos hablando? –

- De Nicola Tesla papá – respondió Natasha - ¿No me estás poniendo atención? –

- ¡Claro que sí cariño! – mintió – solo que pensé que hablaba más idiomas – le dijo – cuando lo conocí habló un perfecto rumano, así que pensé que eran nueve y no ocho como dice tu libro –

- ¿También conociste al señor Tesla?-

Natasha Jongcheveevat era una fiel devota de la lectura al igual que Mew, y le encantaba escuchar los relatos que su padre le contaba de cómo había conocido a personajes famosos del pasado y le desmentía muchas cosas que decían los libros de historia. 

- Era amigo de tu abuelo – respondió Mew.

- ¿Cuándo va a volver el abuelo papá? –

- No lo sé girasolito – dijo con un aire de nostalgia.

- El abuelo Luca tampoco ha vuelto a visitarme – soltó la niña como si nada.

- Quizás algún día vuelva a hacerlo –

- Tampoco tío Krist y tío Singto han venido a visitarnos – la niña cerró el libro que tenía en sus manos y bajó la mirada haciendo un puchero. "Igualita a Gulf", pensó Mew.

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