✠ Cap 29 ✠

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Capítulo 29

Las cosas empezaban a ir bien para la familia Jongcheveevat. Tal parecía que la llegada de la pequeña Natasha había sido el augurio de que todas las cosas iban a mejorar. Y esperaban que la buena racha siguiera así, todos merecían ser felices.

Tal y como lo había dicho Ionel, poco a poco los vampiros que residían en Rumania y los que vivían en el extranjero se fueron presentando en su casa, sorprendiéndose y alegrándose por el nacimiento de la pequeña Natasha, asombrados por el rechazo de Suppasit a tomar el trono como rey de los vampiros e impresionados con la ascensión de Kanawut como su nuevo monarca.

La mayoría de ellos estaba conforme con la decisión que se había tomado, después de todo, la familia Jongcheveevat seguía teniendo el control sobre la especie y eso les brindaba mucha confianza y seguridad. Ionel había hecho un estupendo trabajo como gobernante supremo de los vampiros y estaban seguros que la decisión que había tomado de dejar a su yerno a cargo estaba bien fundamentada.

No obstante, como en cualquier caso, siempre había opositores, individuos que no se encontraban muy contentos con que el joven vampiro, compañero de Suppasit ocupara su lugar. Eran muchos sus motivos para estar en contra de dicha resolución, según ellos, en primer orden alegaban que se trataba de un OMEGA, en segunda porque decían no era un Jongcheveevat legítimo y en tercera porque aún no estaba casado con Mew, así que habían advertido que hablarían con el resto de vampiros para que proponer que otra persona ocupara el cargo.

Aquello no preocupaba a Ionel tanto como a Gulf, después de todo eran muy pocos los vampiros que no estaban a favor de que Kana fuera su nuevo rey, por lo que una posible revuelta en su contra, estaba absolutamente descartada. Además confiaba en la determinación, intrepidez, tenacidad y firmeza de su yerno para llevar a cargo esa nueva tarea de la mejor manera posible. Por si fuera poco, contaba con el apoyo de su futuro esposo, y por supuesto con la de él, pues cuando pronto iba a partir, eso no significaba que no podía contar con su ayuda.

- Bienvenido a nuestra humilde morada, Chalongrat Novsamrong – Ionel recibió al primer visitante de ese día que había llegado desde lo que antes había sido el reino de Siam, Tailandia.

- Ionel, querido, muchísimos años sin verte – expresó mientras se acercaba a abrazar al anfitrión de la mansión Jongcheveevat - ¿Y tu hermoso hijo Suppasit? Muero de ganas de verlo, me alegra mucho saber que él será nuestro nuevo rey – sonrió trat...

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- Ionel, querido, muchísimos años sin verte – expresó mientras se acercaba a abrazar al anfitrión de la mansión Jongcheveevat - ¿Y tu hermoso hijo Suppasit? Muero de ganas de verlo, me alegra mucho saber que él será nuestro nuevo rey – sonrió tratando de parecer sensual.

- Buenas tardes – saludó Mew quien venía bajando las escaleras vestido de manera formal, como era su costumbre.

- ¡Suppasit! – el recién llegado corrió a sus brazos y lo abrazó durante mucho tiempo queriendo durar ahí mucho tiempo – han pasado muchos años desde la última vez que nos vimos –

- Supongo que sí – dijo Mew tratando de alejar a ese muchacho de él. Sabía que de algún modo, Chalongrat se sentía atraído por él, pero Suppasit jamás había dado indicios de corresponder esa atracción.

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