╼𝐓𝐰𝐨.

76 13 0
                                    

Vete y déjame morirme.

Seong Hwa ya había escuchado esa frase antes, ¿pero en donde exactamente? Uno de los menores le indica que es un recuerdo, uno de antes de que ellos llegaran.

Le es imposible no pensar en ello, aun menos de cuando uno de los mayores le golpea sin piedad su nariz, ahí fue cuando esa voz resonó dentro de su cabeza.

Una distinta a todas las que había escuchado antes, distinta a la de los demás que habitaban en él.

¿Pero en dónde?

¡No debiste haberlo ayudado! ¡Tenías que matarlo y ya!—escucha los gritos ahogados golpear su aturdida persona, le duele la cabeza de solo recordar sucesos similares al de ahora, pero que ocurrieron en el pasado—. ¿Qué mierda te cuesta seguir una puta orden?

« Ese es el problema» se dice a sí mismo. Una parte de él, que creyó haber desaparecido hace años, salió a la luz después de tanto. Una parte que estaba cansada de hacer estrictamente lo que se le ordena, ¿pero por qué ahora?

¿Serían los fármacos haciendo efecto al fin?

Otro golpe lo descoloca y cae al suelo, en un sonido seco y contundente. Quiere que él se vaya, pues ya estaba harto de tener que soportar sus abusos...y él sabe cómo hacer que desaparezcan, al menos por un par de horas.

El de alguna manera, mandaba. Era su cuerpo y ellos unos simples huéspedes.

¡Basta de golpes! Kyung ya está hecho, no solucionaras nada así y lo sabes—el segundo mayor se interpuso entre ambos, agarrándolo por los hombros.

Aquella voz vuelve a resonar, esta vez mareándolo. Le dijeron que era mejor si no recordaba lo que paso hacia unos años atrás, pero a veces, los recuerdos lo golpeaban cuando menos pensaba.

¿Me trajeron de cenar lo que les pedí? —esa es su señal para salir de aquel lugar cargado de tensión, aprovecha que todos se distrajeron con el segundo menor y se levanta con cuidado.

Con la cabeza latiéndole con furia, decide correr hacia su habitación donde estaba su pequeño bolso de emergencias.

Tengo miedo, hyung—murmura el menor al verlo colapsar al suelo, temblando como gelatina. ¿Por qué su hyung tenía tanto miedo de recordar? Lo ve sacar a duras penas el pequeño frasco de pastillas y eso lo altera más. Esas no son las que debería tomar, no ahora—. ¡Esas no son! ¿Qué cree que está haciendo, hyung?

Sus miradas se conectan, una cargada de miedo y ansiedad, otra brillando en impotencia y oscuridad. Y lo sabe, sabe que esa mirada no es la de su hyung favorito, no es la mirada dulce y curiosa de SeongHwa.

Era alguien más, haciéndose pasar por su hyung. Alguien que nunca, en su años acompañando al de cabellos grises, había visto o interactuado. O tal vez, si era él. El verdadero Seong Hwa, pero no quería creerlo.

¡No lo haga! ¡Nos va a hacer daño!—vuelve a gritar sin estar consciente de que estos alertan a los demás.

Pronto, se escuchan pasos y más pasos venir hacia su dirección, y el de cabellos rubios impone su llegada pateando la puerta, viendo a ambos con ojos brillando en furia.

—Ustedes no son nadie para decirme que es lo que debo hacer, ya no más—exclama para luego atragantarse con esas píldoras, pero los mayores son más veloces y lo atrapan antes de si quiera, tragar alguna.

Con las manos temblorosas, intenta apartarlos de su hyung favorito y lo ve tirado en el suelo, con el rostro lleno de moretones y las píldoras muy cerca de su boca.

Tú no eres nadie sin nosotros, bastardo—espeta el de cabellos rubios antes de irse junto con los demás de la habitación.

Se sienta a un lado de él, apoyando su cabeza sobre su regazo y vuelve a conectar su mirada con la de él, y lo ve, ve al verdadero Seong Hwa brillar en esa mirada triste y pesada, después de tanto al fin lo reconoce.

Sabe que es lo intenta hacer para volver al mando, ¿pero por qué su corazón le dice que es una mala idea de que el verdadero regrese? Una idea corre en su pequeña cabecita y asiente aun mirándolo, antes de que el otro caiga inconsciente.

No se preocupe hyung, se quién podrá ayudarlo a recordar—murmura en tono triunfal antes de dejar a su hyung descansar en el suelo.

El menor se levanta después de haber colocado una manta y almohada a su hyung, y decide ir de regreso hacia el comedor donde todos están debatiendo que hacer de ahora en adelante teniendo presente lo que él había intentado hacer antes.

Yo les dije que no era buena idea someterlo de esa forma, miren lo que provocaron—responde el hermano del menor, rascándose con furia los brazos evitando tomar el mando y hacer más locuras—pero ustedes dicen ser los adultos y no le hacen caso a un menor...

Empezaba a ser hora de que el despertara, no podemos tomar el mando cuando se nos dé la gana, ¿acaso no lo ven? Su mente está destruida, no va a aguantar más si nos abusamos de esa manera—hablo el segundo mayor, calmado como siempre. Siempre le gustaba escucharlo hablar, era como tener a Seong Hwa con él.

Deja de decir estupideces, él está bien, sino lo estuviera nosotros no estaríamos aquí discutiendo sobre esta porquería.

Contigo no se puede hablar bien, solo ves lo que quieres y haces lo que mejor te conviene por eso el hizo eso ¿no te das cuenta? El verdadero Seong Hwa está despertando y tú lo recibes a los golpes—el de cabellos negros sabe que no está bien contradecir a sus mayores, menos ocultarle cosas pero el empezaba a cansarse de ellos.

Pero no quería abandonar a SeongHwa, después de todo él fue el primero en aparecer y ayudarlo cuando todo comenzó, le había agarrado cariño.

Porque para Bong Hwa, ya era hora de irse. ¿Irse a dónde? No lo sabía, tal vez irse a otro lugares con mejores personas de las que le había tocado estar, otro mundo.

Otra mente.

𝐇𝐄 | seongjoongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora