❝Amor, cuatro letras que marcan tu destino
cuatro letras que te invitan a soñar
cuatro letras que te dicen que estas vivo
aunque para muchos estes muerto❞
Wendy Carter, una niña con un pasado desafortunado, que se enamoró de su mejor amigo a los 9 a...
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9 de noviembre 1983
LA MAÑANA HABÍA llegado y Wendy junto a Dustin se habían preparado y dirigido a la casa de Mike para repasar el plan de su búsqueda.
—Les decimos que tenemos audiovisual y ganamos un par de horas para la operación Mirkwood—explicó Mike.
—¿De verdad crees que la rara sabe dónde está Will?—preguntó Lucas dudoso.
—Solo confía en mí ¿si?—dijo Mike—¿Trajiste el equipo?—preguntó Lucas.
—Sí—confirmó y comenzó a vaciar su mochila y a nombrar cada cosa—Binoculares, Cuchillos del ejército de Vietnam, un martillo, un pañuelo para camuflarse y la honda—nombró lo último con una sonrisa.
—¿Quieres vencer al demogorgon con una honda?—preguntó Dustin incrédulo.
—Primero: esta no es cualquier honda. Segundo: el demogorgon no es real, es un invento. Pero si hay algo allá afuera le daré en los ojos, y lo dejaré ciego—contestó con una gran sonrisa.
—Wen, Dustin ¿Qué trajeron?—preguntó Mike, cambiando de tema.
Dustin sacó su mochila y al igual que Lucas comenzó a vaciarla, solo que de esta cayeron muchos dulces y comida. Wendy acomodaba todo en la mesa.
—A ver, muy bien, tenemos, barras de nueces, goma de mascar—comenzó a enumerar Dustin mientras que Lucas y Mike los miraban incrédulos.
—Necesitamos energía, esto nos dará resistencia—justificó Wendy.
—Además, ¿para qué necesitamos armas? La tenemos a ella—señaló Dustin a El.
—¡Cerró una puerta!—se quejó Lucas.
—¡Con su mente!—contestó Dustin—¿Estás bromeando? ¡Eso es genial! Imagínate las cosas increíbles que puede hacer.
—Dust, ella no es un arma, es una persona—dijo Wendy.
—Solo mira, apuesto a que podría hacer volar esto—dijo Dustin levantando una nave de Star Wars que estaba tirada—Oye, oye—la llamó—Okey, concéntrate ¿sí?—tiró la nave, pero ella no la detuvo—Okey, una vez más, usa tus poderes ¿está bien?—volvió a tirar la nave pero nada pasó.
—Idiota—murmuró Lucas.
—¡No es un perro!—regañó Mike acercándose y tomando el juguete del suelo.
—¡Niños, tienen escuela!—llamó Karen a los niños desde el piso de arriba.
Wendy subió con sus amigos, con la excepción de Mike ya que este se quedó en el sótano un tiempo más.
