[ PARTE 1 ]

1K 82 10
                                    

Estaciona su auto de manera brusca ocasionando que me balancee hacia adelante sin control alguno, logra que me haga doler las rodillas y si no fuera por el cinturón de seguridad mi rostro hubiera impactado con el parabrisas delantero.

— ¡Jodete! — escupió con amargura en mi rostro, sin ningún pudor de arrepentimiento o broma en su palabra. Tan duro se oyó que mi pecho dolió y me sentí mal al saber que realmente lo decía con sinceridad. Sus mejillas estaban coloradas por la fuerza que contenía al hacer el intento de no pegarme un grito de odio como suele hacer cuando se enoja por cosas simples.

Sus delgadas venas se sobresalían un poco del cuello y por su sien bajaba diminutas gotas de sudor, que a su paso dejaban húmedas sus patillas.

No supe cómo reaccionar a su repentino cambio de humor que solo me permití bajar la cabeza como si hubiera recibido un regaño, dejando que mis ojos y mejillas se bañara de lágrimas frías como la noche que me abraza dentro de su auto.

Quise callar mis sollozos colocando mi mano entre mis labios, pero tal parece resultar imposible porque me ha escuchado y se ha enojado aún peor comigo.

— ¡Deja de llorar! ¡Joder, mujer! — grita con fuerza y seguidamente da un manotazo al volante de su auto, logrando que yo de un saltito sobre mi asiento, y sin querer toca el claxon, generando un ruido desagradable para ambos.

Lo escucho suspirar con frustración mientras mis oídos captan los inaudibles sonidos que él genera al moverse un poco en su asiento, quizás está incómodo.

Yo también lo estoy.

Quiero callar, pero simplemente no puedo ya que sus palabras me duelen mucho, aún que suenen simples y sé que cualquier persona pueda lidiar con ellas. Pero no todos somos fuertes.

El silencio nos vigila creando incomodidad en ambos, dando sentido al ambiente tenso y afligido entre nosotros dos. Es complicado, siempre lo ha sido en especial él.

Cuando logro calmarme un poco, alzo la cabeza y miro hacia el frente mientras el dorso de mi mano borra cada rastro de lágrimas. Sorbo mi nariz pero está se encuentra cerrada complicando que el aire se traslade a mis pulmones.

Opto por respirar por la boca.

— Baja, no pienso llevarte a tu departamento — rompe el silencio con molestia y tus palabras con lanzadas con veneno que me hieren el alma. Inmediatamente giro a verlo para encontrar rastros de mentira en sus ojos, pero con lo único que me encuentro es con su ceño fruncido y mirada lleno de celos y enojo.

Me das miedo.

— Pe-pero... — mis palabras salen cortas y no llego a terminarlas porque él me interrumpe.

— ¡Que te bajes digo! — alza la voz irritado, su tono me hace sobresaltar por segunda vez y tiemblo en mi sitio.

Quiero llorar de nuevo porque me lastima de manera cruel con sus palabras, pero no me atrevo ya que no quiero mostrarme nuevamente frágil y débil frente a él, quien parece gozar de mi sufrimiento.

Asiento en silencio como una sumisa que sus palabras no valen nada. Llevo mis manos al cinturón de seguridad y me la quito para luego sentirme libre.

No dice nada más al respecto, pero sé que me está observando en silencio y aquella acción me molesta un poco porque ni siquiera es capaz de pedirme disculpas diciendo que todo es broma y que quiere que me quedé a su lado.

Es tonto pensar en aquello, patético de mi parte.

Es tonto pensar en aquello, patético de mi parte

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
A Strange ➜[j.jk.] /Editando/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora