◕◕ Su mirada hace que mi corazón brinque de pánico, porque justamente esta mirando mis pechos y no mis ojos, inmediatamente me cruzó de brazos tapando un poco mi escote obligando al chico que me mire. ◕◕
- ¡Puf! - rodea los ojos -. Se fue la diversi...
- Adiós, linda - también agitó su mano -. ¡Aún no quiero ser tío!. - gritó.
No logré comprender bien lo que quiso decir pero basto la risilla del pelinegro para sonrojar mis mejillas nuevamente. Podía sentir la temperatura elevada.
- ¿Ya te dije que es un idiota? - pregunto juguetón, divertida negué sonriendo. Él volvió a reír levemente y se disculpó -. Lo siento, como dije anteriormente, a veces dice cosas sin sentido.
- No te preocupes, tu hermano es divertido.
- No es mi hermano, pero lo considero uno - por la diferencia de altura el bajo un poco su mirada para observar mis ojos -. Sus padres me acogieron cuando los míos murieron.
- Oh, Lo siento mucho - susurré.
- No importa - dejó de mirarme -. Ya ni recuerdo sus rostros - soltó una risita sin gracia y se encogió los hombros.
Asentí sin decir nada, afuera de la tienda habían mesas, el azabache ofreció sentarnos ahí para beber tranquilos de nuestras bebidas, acepté sin rechistar.
Él estaba al frente de mí, colocó en la mesa los dulces que había cogido de la barra y abrió un pingüino.
- Aún no me has dicho donde vives - dijo después de dar un mordisco a su chocolate, lo vi masticar con la boca abierta y hacer leves e inaudibles sonidos, lo miré y sonreí, recordé que mi hermano suele comer así.
- Conoces el edificio Paradise, - baje la mirada hacia mi bebida y con las yemas de mis dedos jugué en el alrededor de la lata haciendo círculos.
- Claro, hace poco fue inaugurada - volvió a dar otro mordisco -. ¿Ahí vives? - asentí -. Debes de tener mucho dinero para pagar un departamento allí.
- Mi padre es el dueño - alce la mirada y me asusté al ver como andaba ahogándose con el chocolate.
Inmediatamente me alarme y me coloque de pie para ir a darle palmaditas en su espalda, el azabache escupió lo que tenía en la boca y con una agilidad impresionante destapó su leche y la bebió.
- ¡Oh, cielos! - suspiro -. Me estaba quedando si aire.
- ¡Me diste un gran susto! - con el corazón acelerado pero un poco más aliviada me regresé a mi sitio, yo también quite el seguro de mi lata y bebí la Sprite.
- ¿En serio tu papá es el dueño de ese edificio? - volví asentir -. Increíble.
- ¿Por qué te sorprende tanto? - alce una de mi ceja y luego la volví a su posición.
- Tu padre parece vivir en los diarios, creí que sólo tenía un hijo. Sabes que tu padre es el centro de atención por mandar a construir un enorme edificio en donde iba ser un hospital para niños.
- Lo sé, mucha gente lo odia por eso - baje la mirada avergonzada -. Es un poco egoísta, pero es bueno, no lo hizo con una mala intención.
- No soy nadie para criticar a tu padre - alce la mirada y lo observé, él sonrió y bebió nuevamente de su leche -. Toda persona tiene una razón para hacer sus cosas.
- Gracias.
- ¿Por qué?
- Por no ser unos de ellos, desde que llegué a este país lo único que escucho es la crítica hacia mi padre.
- No te sientas mal por eso, mejor sonríe que así te vez más bonita.
Avergonzado sonreí, él también lo hizo y siguió bebiendo de su leche al igual que yo de mi gaseosa.
- Por cierto - volvió hablar limpiándose con el dorso de su mano sus labios -. ¿En serio ese chico que te dejo en medio de la nada es tu novio?
Asentí y gire para mirar hacia un lado, no entendía por qué razón me avergonzaba hablar de eso. Quizás porque tenía un patán como novio.
- Vaya, si yo fuera él estuviera arrepentido de haberte dejado sola en un lugar así. ¿Sabes por qué - negué sin mirarlo.
- ¿Por qué? - pregunté.
- Porque eres hermosa y me daría miedo que alguien más te viera y piense que estas sola y, quiera robarte. Estaría celoso.
Volteé a mirarlo, el azabache mantenía una sonrisa que extrañamente me puso nerviosa. Me sonroje un poco y desvíe mis ojos de los suyos. Sonreí con disimulo para que él no lo notará.
- Él no piensa lo mismo que tú - y era verdad, a veces creía que TaeHyung sólo estaba conmigo por el dinero de mi padre.
- Debería, yo que él ahora mismo estaría rezando al cielo.
- ¿Rezar? - reí levemente por su comentario, él asentió y yo sin entender lo miré confundida.
- Sí, para que nadie se enamore a primera vista de ti.
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