◕◕ Su mirada hace que mi corazón brinque de pánico, porque justamente esta mirando mis pechos y no mis ojos, inmediatamente me cruzó de brazos tapando un poco mi escote obligando al chico que me mire. ◕◕
- ¡Puf! - rodea los ojos -. Se fue la diversi...
Le dije que no me gusta la velocidad, y él ha hecho todo lo contrario.
Cerré los ojos dejándome llevar por él, por la forma y la manera de como domina la moto al manejar, es tan ágil al momento de esquivar uno que otro carro pasándolo de largo y dejándolo atrás rápidamente.
De pronto siento que la moto va bajando su velocidad tanto así que se detiene, abro los ojos y veo como el azabache baja los dos pies para mantener la moto y evitar que está caída. Despego la cabeza de su espalda y la alzó mirando hacia el frente por arriba de su cabeza dándome cuenta así que el semáforo esta en rojo, creí que seríamos lo únicos esperando a que el color cambiase pero me di cuenta que poco a poco otros autos llegaban hacia nosotros.
Reaccioné de manera rápida cuando me percaté que estaba aferrada a su torso como si mi vida dependiera de él, no dude en quitar mis manos de su abdomen avergonzada.
— Me estabas dejando sin aire — lo escucho decir y seguidamente suelta una pequeña risilla con la mirada hacia el frente y las manos puestas en los mangos de la motocicleta.
— Lo siento — murmuré apenada mirando hacia un lado.
— Aún no me has dicho donde vives — está vez tiró del acelerador y alzó los pies pisando el cambio para que la motocicleta avanzará ya que el semáforo dio al color verde.
Nuevamente sin pensarlo me aferre a su torso, lo abrace y entrelaze mis dedos como un gancho. En ese momento no me importó dejarlo sin aire pues en mis pensamientos estaba la loca idea de que si no me tomaba fuertemente de él, iba a terminar cayendo al suelo, y yo obviamente no quería caer.
Pasaron algunos minutos, la verdad no sé cuántos pero si estaba segura que fueron muchos, la moto volvió a detenerse y en este caso vi en donde ya que tenía los ojos abiertos, visualizado la calle y el oscuro cielo adornado de vigilantes estrellas.
Una gasolinera, vacía y sin vida, no había gente ni motos alrededor. El azabache bajo la pata de la moto para que está se sostenga un poco inclinada. Entendía esa acción, él iba a bajarse, pero antes apagó la moto y quito las llaves, acto seguido se quitó el casco y ladeó la cabeza para que su cabello se arreglará con ayuda de sus manos, la cual una de ellas estaba tatuada.
Me solté nuevamente con rapidez de él y entrelaze mis dedos nerviosa.
— Necesita gasolina, bajemos — fue lo único que dijo antes de salirse de la moto, con cuidado de no golpearme con sus pies ya que yo aún me mantenía sentada en la parte de atrás.
Me moví sólo un poco con la intención de bajarme pero inmediatamente me arrepentí de mi acción cuando la moto se movió amenazando con que se iba a caer. El chico rió negando con la cabeza para luego ofrecerme su mano en ayuda, acepté después de lanzarle una mirada molesta por su burla la cual no se notó mucho por el casco, accedí a tomar su mano, tan grande que cuando cerró para ajustar mi mano desapareció en sus dedos.
Me ayudó, me tome de la cintura con su otra mano después de poner el casco colgado en el mando de la moto. Sus dedos fríos rozaron con la piel descubierta de mi cintura por el pequeño conjunto que tenía puesto, pero no le di tanta importancia porque él solo colocó su mano ahí para ayudarme a bajar.
Me percate que volvió a mirar el campo de mis pechos, miró mi escote por unos segundos para luego mirarme a mí y sonreír inocente como si estuviera disimulando de su travesura.
— Deja de mirar mi escote — le regañe soltado su mano y el quitando la suya de mi cintura. Él sólo se encogió de hombros y arregló mejor su casco en el mango de la moto para que no se cayera, yo también me quite el casco y arregle mi cabello.
— Te la encargo — dijo, no sabía a quien hasta que vi salir a un chico de un cubículo tipo baño. Esté asentía obediente y empezó a coger la manguera para llenar el tanque de gasolina.
El azabache empezó a caminar, quedé un poco confundida porque supuestamente solo venimos para llenar el tanque de gasolina.
— Vamos — lo escuché decir, lo cual no hice caso quedándome en mi lugar. Al darse cuenta que no lo seguía giro sobre su propio eje para mirarme.
— Tengo sed, solo iremos a la tienda de aquí — su dedo índice se alzó hacia arriba y me apunto hacia la dirección del la tienda. Entendí, asentí para luego caminar junto a él.
El silencio iba junto a nosotros, hasta que el chico lo rompió.
— Acércate más a mí — no entendí porque dijo aquello, hasta que a unos metros más allá de nosotros observé que había un grupo de chicos bebiendo y posiblemente ebrios. También eran igual al azabache, vestían con pantalones rasgados y chaquetas de color negro, con tatuajes y motos.
— ¡Hey, bonita! — gritó uno de ellos —. ¡Que lindos pechos! — volvió, esas palabras bastaron para cerrar el cierre de la chaqueta y cubrirme por completo. Aún llevaba conmigo la chaqueta que me dio el azabache y siendo sincera estaba realmente agradecía con él por eso.
El comentario de ese chico me incómodo, precisamente porque me hace sentir culpable de ponerme una blusa con escote. Es como si fuera mi culpa que él viera el campo de mis senos por llevar una blusa llamativa.
— Están ebrios, no les des importancia — dijo sin mirarme. Claro que no le iba a dar atención pero era incómodo.
— ¡Bonita, únete con nosotros, la pasarás genial y no te preocupes por los condones!. ¡Nosotros tenemos!.
Risas, risas y más risas que me hicieron encoger en mi sitio e inconcientemente tome asustada la mano del azabache. Me empezaba a sentir realmente afligida, intimidada e incómoda. El azabache también tomo mi mano sin rechistar y sin inmutarse a las palabras de esos hombres siguió su camino. Tomando mi mano, como si fuéramos mejores amigos o pareja.
No podía pensar en él como una pareja, yo ya tengo un novio.
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