[ PARTE 6 ]

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No podía pensar en él como una pareja, yo ya tengo un novio.

Llegamos a la tienda y lo primero que vi fue a un chico rubio detrás de la caja registradora, su vaga y aburrida mirada estaba fijó en su celular y su boca no dejaba de moverse, seguramente andaba masticando algún dulce.

Alzó su cabeza cuando escucho la campanilla de la puerta y sonrió mirando al azabache, inmediatamente el rastro de aburrimiento desapareció de sus finos rasgos. El chico poseía un lindo rostro.

— ¡Hermano! — chilló emocionado e inmediatamente lo vi saltar la barra para acercarse a nosotros, en el momento de saltar tiro uno que otro chocolate pero a él no le importó.

De baja estatura y mejillas regordetas y sonrosadas. Abrazo al azabache sin importarle que yo estuviera ahí, ya que ligeramente me empujó, pero no sé dio cuenta de aquello así que no me importó.

— ¡Park! — dijo esté y soltó mi mano.

— ¡Joder, estás vivo creí que estabas muerto! — seguía emocionado, feliz de verlo y lo demostraba mucho. Hasta podía decir con seguridad que le dio un rápido beso en la mejilla del pelinegro, quien avergonzado se limpio de inmediato haciendo una mueca de asco.

— La muerte no me quiere — bromeó palmeando la espalda del chico pelirubio.

— En tu asquerosa vida no vuelvas a darme otro susto como este, casi lloro y eso que yo no soy de llorar por hombres.

— Ya paso, estoy aquí — dijo cortando el abrazo.

— Si, ya estás aquí... — no termino de hablar cuando me vio y se calló —. ¿Y ella? ¿Quién es? ¿Nueva novia? Oh, tan rápido olvidaste a Bae. Pero que carajos importa Bae, ella también está saliendo con otro chico. Parece que ambos ya se superaron ¿Cierto? — calló, cuando se dio cuenta que hablo mucho. El pelinegro le dio una fuerte mirada.

— Cierra la boca, Park — su tono de voz salió un poco amarga. Lo llegue a notar. El pelirubio se encogió de hombros restándole importancia, parece que poco le importa el humor de su amigo o su ¿Hermano?

— Hola — sonreí tímidamente.

—  Hola — él también sonrió —. Soy JiMin Park, ¿Quieres un chocolate? Es gratis, porque eres novia del señorito de aquí — lo miro de reojo.

Reí.

— Me gustaría, pero él y yo no somos nada — note el gran asombro en su mirada.

— ¿Ah, no?... — quiso seguir hablando pero el azabache le corto.

— Hasta luego, Park — tomo de mi mano y tiro de ella para empezar a caminar hacia los pasillos de bebidas, todo fue con rapidez que ni siquiera me dio la oportunidad de reaccionar —. A veces habla mucho y cuando lo hace no hay nadie quien lo calle, llega a ser escandaloso e irritante ciertas veces.

Hablo sin mirarme y con los pies en marcha. A lo lejos ambos escuchamos su gritó hacia nosotros.

— ¡Que se siente tener una novia y que ella te niegue! — era hacia él, el azabache negó con una sonora risilla que me contagio.

— No le hagas caso, también dice cosas sin sentido.

Llegamos al pasillo de bebidas, habían de todos sabores, colores, formas y olores. Soltó mi mano y tomo una leche de ¿Plátano?.

— Toma cualquiera, yo pago — me miró al decirlo, con una pequeña sonrisa de lado. Asentí.

— Gracias — agradecí cogiendo una botella de Sprite. Me encanta la Sprite, al igual que a mi hermano mayor.

No volvimos a decir nada más y en completo silencio ambos caminamos hacia la caja, donde el chico ruidoso estaba desenvolviendo una barra de chile.

Nos vio y volvió a gritar. Di un ligero y disimulando saltito por el susto.

— ¡¿Quieres un pedazo de mi chicle?! — estiró su barra hacia mi dirección. Oh, aparte de ruidoso infantil, qué tierno. Muy amigable.

— Oh, gracias — dije por lo bajo, él asentió y le trozo por la mitad para darme el pedazo, avergonzada recibí y lo metí a mi boca para saborear su rico sabor a menta. Mis fosas nasales rápidamente se refrescaron como si me hubiera echado mentol en la nariz.

— Deja de acosarla — el azabache se acercó más a la caja y coloco unos billetes en la barra, pero el pelirubio negó —.¿Son gratis? — asentió, no podía hablar porque se concentraba en mascar su chicle, lo que hace unos segundos metió a su boca —.Como quieras, ya que son gratis me llevaré estás — hablo tomando tres pingüinos de chocolate, chicles en cajita y uno que otro dulce, también una caja de cigarrillos.

— ¡Oye! — se quejó el rubio.

— Son para mi novia — respondió el azabache, apuntado con su cabeza hacia mi dirección. Me sonroje cuando sentí la mirada del rubio sobre mí con una sonrisa pícara.

— Ya es tarde — su tono de voz cambio a una juguetona y su mirada pícara aún seguía en mi colocándome nerviosa —. ¿A dónde van? ¿Están yendo aún hotel? — miró la hora de su celular —. ¿Necesitan condones o los tienes? Si quieren pueden usar el baño para...

El azabache tomo nuevamente de mi mano y empezó a caminar hacia la salida, a justas penas llegue a alzar mi mano para despedirme del rubio quien nos miraba con una sonrisa de lado, pícara y divertida.

— Adiós, JiMin — hice un vaivén.

— Adiós, linda — también agitó su mano —. ¡Aún no quiero ser tío! — gritó.

 ¡Aún no quiero ser tío! — gritó

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A Strange ➜[j.jk.] /Editando/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora