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Manos rudas arrastran Evelyn hasta la horca. Allí la espera el verdugo, que no es otro más que sir Dacey, el único hombre que la trató con un mínimo de cortesía en tantas ocasiones. Verlo tan hermoso como todas las veces anteriores, o incluso más, hace que Evelyn tropiece con la enagua de su vestido por un momento.

"¿Dacey Ó Foley es el bastardo de la familia de ejecutores? ¿Cómo es eso posible?" Ronda en la cabeza de la joven una y otra vez confusa. Algo no va bien. No tiene sentido.

A no ser que...

— Moveos.— Manos la forcejean para que siga caminando obedientemente hasta su eminente muerte. Evelyn no puede hacer mucho más por eso obedece. La duele el tobillo de haber tropezado antes, sin embargo, eso a nadie le importa. Ni siquiera Dacey, que la mira con repugnancia.

Evelyn aparta la mirada. La rompe el alma que él la mire así. Por eso, para distraerse, observa la multitud a su alrededor. Ojos hambrientos por una carnicería, y Evelyn será el plato principal.

Sir Dacey prepara la soga y la trampilla, y Evelyn tiembla sin poder contenerse a tiempo.

— ¡Que sufra! — Alguien grita. Un necio como tantos probablemente, pero Evelyn no identifica quien. Hay demasiados rostros y muy poco tiempo de identificarlos a todos.

— Ya está todo preparado. — Dacey se encamina al frente y llama a alguien. Un cura ni más ni menos. Evelyn lo observa detenidamente. Es el viejo obispo Patch.

Un hombre mezquino que adora el dinero más que al dios que profesa amar con tanto ahínco. Los pecados de Evelyn no son nada en comparación con el del hombre frente a ella.

Entonces, los brutos acercan Evelyn a la trampilla sin una pizca de delicadeza. Los criminales no son dignos de ella.

— Hija mía, ¿Cuáles serán tus últimas palabras? — Indaga el cura con voz melodiosa, casi benévola.

Evelyn observa una vez más la multitud, e intenta por todos los medios no pensar en la soga que tiene ahora delante de ella. Como si la muerte la acariciara la mejilla igual que un caballero corteja a una dama que planea esposar. Y Evelyn sabe que el rechazo no es una opción.

Por eso vuelve a inspeccionar la multitud en busca de algo. Se oyen más abucheos, y alguien la tira excremento de caballo. El olor es nauseabundo, y el vestido que ella atesoró por tanto tiempo ahora vale menos que un penique.

— Hija mía, sigo esperando una respuesta.— El obispo vuelve a llamarla la atención, pero Evelyn mantiene su mirada en la multitud.

La favorita ha tenido una muerte mucho más honrosa de la que está teniendo Evelyn ahora. Hasta el destino tiene sus favoritos. Y Evelyn, de alguna forma, no ha caído en su estado de gracia.

Sir Konrad Harding, el hombre que tenía planes de desposar a Evelyn se encuentra entre los ojos curiosos sobre el porvenir de la joven. Y aun estando obligado a ir en silla de ruedas por el resto de su vida, el conde tiene un aura que impone respeto. Sin embargo ahora, mientras observa a Evelyn de lejos, esboza una expresión de profundo disgusto. Como si verla en aquel estado fuese lamentable, aunque no de la forma que muchos se imaginan. Alguien "lamentable" para Sir Konrad es sinónimo de débil. Y un conde que recién vuelve a sociedad después de una larga temporada en campos de batalla, ver a un ser lamentable, le produce rechazo.

Además, Evelyn sabe que él acaba de perder un peón importante en sus planes. Por eso, desde el principio ella lo trató con escarnio. Ni la dama más codiciosa en los círculos decadentes, desea ser la esposa de un tullido. Uno que además lleva cicatrices en el rostro como medallas, y que en algún momento del camino desaprendió a ser cortés. Evelyn se imagina el motivo de interés del conde en ella, ya que mismo que no sea considerada una belleza, y lo exótica de su piel ahuyenta a los caballeros más valientes, Evelyn sigue siendo la hija de un Duque. Y eso es formidable para un conde como Sir Konrad. Principalmente a uno que probablemente no tenga herederos. Él la escogió porque sabía que los padres de Evelyn la regalarían con facilidad para quitarse el lastre de encima.

"Bastardo." Evelyn lo encara con la cabeza en alto, y él lo hace igual aun estando tan lejos. Aquellos ojos verdes nunca han sido del agrado de Evelyn de todas formas. "Al menos no compartiré la misma cama que vos. Es un alivio."

Entonces la mirada de Evelyn recae en su familia. Lady Elizabeth Tulipe posee una expresión neutra en el rostro, idéntica al del duque William. Es desagradable, pero, ellos ni una lágrima se dignan a derramar para la hija que están a punto de perder.

Evelyn desde hace años aprendió que no es apropiado llamarles papá y mamá, sin embargo la favorita sí podía hacerlo.

Y por último está Lave, el hermano mayor de Evelyn, aún con la armadura puesta, deshonrando a la joven hasta el último instante. No hay peor humillación que la de un familiar no enseñar el rostro cuando alguien de su misma sangre está a punto de ser ejecutado. Señal de puro desprecio.

— Que dios perdone vuestras corruptas almas, — Evelyn mira por última vez a cada uno de los allí presentes. — Porque yo no seré tan benévola. ¡Os maldigo! — Grita, y solo entonces descubre otro rostro conocido en la multitud. Su tío Benjamín, sonriendo. Entonces algo hace clic en la cabeza de Evelyn y ella se da cuenta de la estupidez que ha cometido.— ¡Tú!— Apunta airada a su tío, pero nadie la hace caso. Los brutos la tienen bien cogida de los brazos y ponen la soga en su cuello. — ¡Ha sido una trampa! ¡Soy inocente! ¡Ahora lo entiendo!— Ella chilla más alto con desespero. El olor a excremento olvidado por completo.

Pero es tarde, demasiado tarde. Sir Dacey Ó Foley alcanza la palanca de la trampilla, los brutos atan las manos de Evelyn por detrás y ella sabe que no hay vuelta atrás. Como último gesto de desespero Evelyn se dirige a Dacey. Pero él mira a otra parte.

Entonces ella siente como las tablas se mueven bajo sus pies. Es el fin, Evelyn lo sabe. Y lo único que puede hacer es cerrar los ojos y rezar para que acabe rápido.

— Adelante.— El obispo dicta, y los tablones finalmente ceden bajo el peso de la joven.

Un dolor atroz la recoge la espina dorsal antes de ella dejar deexistir.

Un amor de villana [Hiatus]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora