Capitulo 1

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Hmm... lo unico que querria decir es que pienso subir un capitulo cada semana y que... YA SE QUE DIJE QUE SOLO SUBIRÍA TRABAJOS COMPLETOS!!! XD Pero una amiga me dijo que me dejara de joder y empezara a subir la historia de una buena vez. Bueno, este fan-fic es de hora de aventura y la pareja principal es fiolee, lo repito por si a caso uvu. Okay, espero disfruten la lectura y chao! <3

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—¿Hija, por qué no sales a divertirte?— propuso la madre, desviando su triste mirada hacia la chica, mientras preparaba la cena.
—No creo en las cosas de la noche de brujas. Además, recién nos mudamos… ¿Recuerdas? No tengo ni una sola amiga, así que no vale la pena—, contestó Fiona, abatida, sin levantar los ojos de su libro. 
—Pero hija, por ahí haces alguna amiga mientras pides dulces.
“Eso mismo es lo que intento evitar” pensó Fiona un poco enojada. ¿Por qué su mamá insistía tanto en que saliera a pasar el rato por ahí?
Su madre suspiró cansada al notar que ella se veía poco convencida ante su idea, pero aún tenía un truco oculto bajo la manga. 
— ¿Y qué pasa con ese chico de la escuela que te gusta?—preguntó, sonriendo pícara.  
La chica escondió su sonrojado rostro tras el libro y trató de responderle con vos calmada.
—Se llama Vicente, pero le dicen Gumball. Nunca llegue a hablar con él —murmuró, sus mejillas completamente coloradas.
—Pero Fiona, ¿no tienes ni una sola amiga?
—Hace una semana que llegamos y hace pocos días que voy a la escuela… ¿qué esperabas?— se defendió Fiona, con un dejo de indiferencia.  Con movimientos tranquilos se paró y se dirigió a su habitación, seguida de cerca por su perro Jake, un labrador de pelaje anaranjado y barriga blanca.
Fiona si creía en las cosas de día de brujas. Después de todo había leído un montón de leyendas, mitos y cuentos, que hacían referencia a ellos, desde las épocas más antiguas de la historia humana. 
Se recostó sobre el acolchado y suspiró, mirando hacia el techo.  Estaba muy aburrida para concentrarse en su libro; además, ya lo había leído tres veces. Mientras miraba al techo, pensó que tal vez no fuera tan mala idea salir a la calle. 
“Ugh… al final mamá siempre termina teniendo la razón” pensó, riéndose un poco.
Decidido, iba a salir un rato y componer alguna melodía con su guitarra. Agarró su bolso y en él puso una libreta, un lápiz y un sacapuntas. Fue a por ropa limpia y se vistió. Una remera musculosa negra, un jean de tonos claros y unas botas negras. 
Cuando miró su reflejo en el espejo, vio a una chica de 15 años, de ojos azules y profundos y cabellos largos, espesos y rubios. La verdad es que ella era una chica muy bonita, aunque tan solo se considerara un bicho raro. Justamente eso era lo que rondaba por su cabeza, «que ella era un bicho raro». Una pequeña lágrima rodó por su rostro. Jake lo notó, se acercó a ella, y se frotó en su pantalón para animarla. Ella rio débilmente y acarició su cabeza.
—Gracias, amigo—dijo Fiona cariñosamente. 
Agarró su guitarra y salió.
—Mamá voy a caminar, vuelvo en una hora—avisó desde el vestíbulo, mientras tomaba su celular y su chaqueta de cuero.
Su madre soltó risa una casi inaudible.
—Bueno, hija. Lleva el teléfono — dijo la madre, dándole un beso en la mejilla cuando Fiona se acercó para saludarla.
Abrió la puerta y respiró el aire húmedo de la noche.  
Fiona notó que toda la gente del barrio estaba en la calle, disfrutando del festejo. Y todos los niños iban de puerta en puerta buscando dulces. 
*******
Mientras tanto en otro lugar… 
En lo que parecía un callejón sin salida, un muchacho se encontraba sentado en un rincón, chupando de la sangre de una rata. Sus labios ensangrentados dibujaban una mueca. Su voz se perdió entre el susurro del viento.
—No me puedo alimentar de una rata, pero tampoco parece que pueda emboscar a un humano hoy. Hay mucha gente por todos lados. ¿Por qué será? —dijo amargado.
Salió del callejón y caminó por la vereda. El sabía que todos estaban disfrazados, así que no notarían sus colmillos o su piel pálida. Caminó y caminó hasta que llegó a un edificio abandonado. Entró. Cuando salió tenía una guitarra roja con forma de hacha en sus manos.  En el parque, notó que no había nadie. Justo en ese momento, escuchó una vos femenina cantando una canción muy bonita.
—La cena está servida —dijo, y sus labios se curvaron en  una sonrisa malvada.
Avanzó hacia el sonido, la vio y se quedo completamente pasmado. Era una jovencita de cabellos rubios y ojos azules. Era Fiona, que pasaba el rato tocando música.
«Es muy bonita. No la mataré por ahora» pensó, y se dedicó a escuchar su canción. 
Es cruel
tener que crecer viajando 
a todos lados. 
Y, en mi mente,
no quiero más
viajar y viajar.
Pierdo amigos y amores,
Tristes corazones.
Pierdo lugares queridos,
y vecinos muy lindos.
Pierdo todo lo que tengo
por viajar, y viajar.
Por tener que estar 
todo el tiempo viajando,
y dejando atrás 
todo lo que amo.
Ya no quiero más tener que viajar.
Yo quiero un hogar
Un hogar (x 2)
Solo quiero…
un hogar.

Paró de cantar y miró hacia el cielo, dejando caer gotas de mar por su rostro. El vampiro estaba impresionado. La canción se había clavado en su corazón. Le recordó su soledad, sus propios viajes, aquéllos que quedaron atrás. Miró a la chica, ella era muy bonita. Se preguntó por qué ella vivía de esa forma.  
Justo en ese momento, su barriga rugió. Poniendo de lado el sentimentalismo, decidió terminar con el sufrimiento de la chica cenándola. Sacó sus colmillos, y, moviéndose rápidamente, se lanzó sobre ella.

Un amor envuelto en sangre *cancelado*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora