Capitulo 5

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—¿Estabas celosa?—preguntó Marshall, mirando sus orbes azulados y centelleantes.  
—¡No!
—Sí, lo estabas—dijo, perversamente.
—¡Que no!—contestó, nerviosa.
—Que sí.
—No.
Marshall la abrazó con fuerza y la miró fijamente. Sonrió con una sonrisa felina y dirigió su mirada hacia la delicada línea de su cuello, que llevaba su marca. Fiona sintió que su cuello latía, desprendiendo un calor que se propagaba, pulsante, por todo su ser. 
—Sí. Lo estabas—dijo una vez más, y enmudeció su respuesta con un beso. Fiona sintió que su cuerpo respondía con voluntad propia. Él tomó su respuesta como una invitación, y sus labios comenzaron a trazar sinuosas curvas en su rostro, dirigiéndose hacia su cuello. Su marca.
Marshall tanteó con su lengua delicadamente los puntos donde la había punzado, provocando que un escalofrío estremeciera su espalda. Sus piernas cedieron, y él la sostuvo. Fiona se asustó ante la intensidad de lo que estaba sintiendo. Era nuevo, era maravilloso, pero muy raro.
—N-no—articuló, nerviosa. 
Marshall no le prestó atención. En su lugar la empujó suavemente hasta que su espalda se encontraba contra una pared, y su frente completamente en contacto con el de él. Él se apoyó más en ella, dejándole sentir parte de su peso. La respiración de Fiona se hizo entrecortada, las sensaciones eran demasiado intensas. 
Fiona sintió que Marshall se ponía tenso. Desvió la mirada para ver a un hombre de pie a su lado.  Sintió alivio, pero, al mismo tiempo, rabia por la interrupción. Y el hombre tenía unos ojos negros penetrantes que la pusieron muy nerviosa. 
—¿Qué quieres Aarón?¿No ves que estoy ocupado?—preguntó Marshall, molesto. 
El hombre le dedicó una sonrisa torcida. Era alto, incluso un poco más que Marshall, pero delgado, con cabellos castaños y piel extremadamente pálida. 
—Amigo, hay cuartos en el tercer piso... creí que lo sabías—respondió levantando una ceja. Fiona se sonrojó y fijó su mirada en el suelo. Marshall bufó. Aarón sonrió aún más, divertido—Te toca en el escenario—agregó, y se fue.
Marshall levantó la cabeza de Fiona y miró sus ojos azules con ternura.
—Vas a tocar conmigo una canción... ¿Si?
—¿Tengo opción? 
—No.
Fiona rió. —Vamos, entonces. 
****************
En otro sitio...
Un muchacho recostado en su cama pensaba en la chica de sus sueños. Él quería confesarle su amor, pero no tenía el valor suficiente después de todo lo que había pasado.  Sus ojos recorrieron el cielo raso, y se detuvieron en un rincón donde una araña diligente tejía su tela. Ella no tenía dudas, ella no esperaba. Ella sabía lo que tenía que hacer para conseguir lo que quería. El muchacho sintió envidia. Si tan sólo él pudiera ser como esa araña.
—Fiona, si supieras lo que siento por ti...
—¡Vicente, a comer!—gritó una voz de mujer desde el comedor.
—¡Ya voy, madre!—respondió, irritado.
Se levantó de su cama y fue directo a la cocina. La madre le tendió una fuente con fideos nadando en una salsa de tomates que se veía deliciosa. La salsa de su madre era la mejor del mundo, pero hoy él no estaba de ánimo para comer. 
Llevó la fuente a la mesa del comedor, y su madre lo siguió con un plato hondo lleno de queso recién rallado. Se sentaron a comer. Ella intentó conversar, pero percibió que su hijo tenía un estado de ánimo sombrío y lo dejó tranquilo. A pesar de todo, él acabó comiendo dos platos con mucho queso, y sintió que el mundo no era un lugar tan triste después de todo. La comida de su madre tenía algo de mágica.
Luego de haber comido, agradeció a su madre, tomó su chaqueta y salió a tomar aire. 
Se sentó en su tronco favorito en el bosque, en un claro frente al lago. Era una noche con luna y esta se reflejaba, desdibujada, en las aguas tranquilas. Escuchó pequeñas ramas quebrarse, y miró hacia el origen del ruido, alerta. El bosque parecía contener el aliento. El ruido se dejó oír nuevamente, y notó un arbusto que se movía, pero no debido al viento. Se levantó con un movimiento brusco y fijó su mirada en el arbusto, con nerviosismo. Un conejo grisáceo salió desde un montículo de hojas, haciendo que suspirara y volviera a sentarse en el tronco. 
—¡Qué conejo de mierda!—murmuró, con enojo, fijando la vista de nuevo en el lago. La brisa perturbaba el agua, dando a las estrellas reflejadas vida propia.  
—¿Qué tenemos aquí?
—¿Q-qué?—él levantó su vista, sorprendido—. Bonnie, ¡no es gracioso que me asustes de esa manera!
La chica sonrió ladeando la cabeza y se sentó a su lado habiéndose dejado caer en el pasto, provocando que sus cabellos castaños se mecieran suavemente como una hamaca movida por el viento. 
Gumball no pudo evitar concentrar su atención en los cabellos de apariencia sedosa de su mejor amiga, estos eran completamente lisos y le llegaban hasta las rodillas volviéndose poco a poco rosa chicle al final. 
—¡Ey, Bubba! ¿Qué tanto miras?—se rió ella mirándole a los ojos. Los ojos de ella eran azul-verdoso, grandes y bellos, no era la primera vez que era cautivado por ellos.― Mmh... Así que... ¿Bubba, qué haces a estas horas de la noche solo en el bosque?—preguntó Bonnibel, al notar que la conversación no iba para ningún lado. Sus ojos se desviaron hacia la camisa del chico, que marcaba sus pectorales, y se sonrojó ligeramente. 
Gumball rió nervioso y sus cachetes se tiñeron levemente de color rojo. 
—Es que estaba aburrido—mintió, haciendo que ella levantara una ceja. Él resopló.—Estaba pensando en Fiona.
La cara de Bonnie se puso aún más colorada, pero por diferentes motivos que antes. 
—Grumosa me dijo que ya tiene novio—inventó, resentida. 
Gumball la miró sorprendido, pero era tan malo para detectar mentiras como para decirlas.
—Capaz sea mentira. Ya sabemos cómo es Grumosa—respondió él,  cruzando los brazos. 
—No lo sé, parecía saber de lo que hablaba—Bonnie presionó.
—Se lo preguntaré a Fiona mañana—dijo, mirándola con ojos decididos. 
—¿Si tiene novio?
—No. Si quiere ser mi novia.
—Pero, ¿siquiera me estás escuchando?
—¿Mm?¿Qué dijiste?—preguntó, desorientado y rascándose la cabeza.
Ella resopló, indignada.
—No entiendo... antes ella te quería y tú la rechazabas. Y ahora que es claro que ya no está interesada, ¿vas a ir tras ella? ¿A qué estás jugando? Ya le hiciste mucho daño, ¿por qué no la  dejas en paz?

Un amor envuelto en sangre *cancelado*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora